MARTINA CIPRÉS

  • Aficionada por la psicología y la neurociencia.
  • Actual estudiante de locución 
  • ⁠Mis hobbies incluyen leer, hacer ropa, escribir poemas y ver películas.

La soledad, nuestra mejor compañia

El mundo se divide entre los que no la toleran y escapan de ella, dependiendo consciente o inconsciente de un otro. Y otra parte de la población, la acepta y quiere tanto que a la hora de relacionarse se sienten incómodos.

Hablamos de la soledad. 

Según la RAE es la carencia voluntaria o involuntaria de una compañía, es el aislamiento, retiro, abandono, incomunicación, separación, desamparo o encierro de una persona.

Condenada a permanecer como algo negativo, para generar el rechazo social y que la búsqueda de no estar en soledad sea lo aceptable. Pero… ¿por qué sucede esto? Pongámonos en contexto. En la prehistoria, aislarse de la comunidad era estar desamparado en la naturaleza, por ende, aumentaban las probabilidades de muerte. En la sociedad civilizada del siglo pasado, la soledad era sinónimo de soltería y concebir hijos era el objetivo principal. Por lo que, se despreciaban los espacios de compañía propia para poder incentivar las relaciones amorosas (tenían que tener descendencia, no tenían que ser felices ni parejas sanas pero eso es para otro escrito).

Actualmente, la vida moderna nos lleva a un estilo de vida bastante solitario. Hoy en día, nos relacionamos más a través de una pantalla que cara a cara. Y el celular o la tecnología se transformó en una compañía más confortable que nosotros mismos. Entonces ¿cómo reivindicamos la soledad?

Volvemos al punto de inicio. Las personas que no soportan su propia compañía y están en constante búsqueda de vínculos, relaciones o personas. Sin realmente estar consciente de sí es una buena conexión, estando disponible todo el tiempo para el resto para no tener que estar con uno ni dar la mínima chance de generar el espacio consigo mismo. También, en la era moderna, tapamos o callamos nuestra soledad con las redes sociales. Dependiendo constantemente de consumir contenido online para no sentir la abrumadora soledad.

Por otro lado, tenemos a las personas que están seguras, cómodas y estables con ellas mismas. Estar en su espacio de soledad, es un placer para ellas buscando y disfrutando el tiempo en soledad. Se comprenden tan bien que el estar con un otro se convierte en algo tedioso, incómodo y hasta innecesario, porque lo que ellos desean ya lo tienen, su propia compañía. Lo que les dificulta mucho relacionarse y permanecer largos periodos compartiendo con otras personas.

Como seres humanos ante dos opciones, catalogamos una como buena o otra como mala. Pero no hay que estar en los extremos, lo mejor es el equilibrio. Como seres sociables, relacionarnos es necesario pero el tiempo para construir una relación con uno mismo también debe estar. Ese tiempo o espacio nos lo da la soledad.

Si la soledad nos invita a escucharnos, conocernos y entendernos, más allá del contexto histórico, ¿por qué tenemos un concepto tan negativo de ella? Porque a veces escucharnos es prestarle atención a esa voz de autoboicot, conocernos es descubrir que nos convertimos en lo que juramos destruir y entendernos es juzgarnos nuestras acciones. Estar con uno mismo no es estar sentado viendo vídeos mientras comes solo en tu casa, no es estar trabajando con música de fondo, no es estar en un lugar sin nadie conocido disociando a través del celular.

Probemos un ejercicio. Proba estar 10 minutos reales, sin conexión con el celular, sin nadie alrededor, sin meditaciones guiadas, ni música, apaga la televisión. Solo vos y tu mente, vos y tus pensamientos, vos y tus  ideas. ¿Tenés ideas? ¿Te estás aburriendo? ¿Estás ansioso o ansiosa de que el tiempo termine? ¿Te abruma tu soledad? ¿Estás disfrutando tanto que te gustaría que fuera más tiempo?

Reflexiona que estás sintiendo en tu espacio de soledad. Y  resignifica la palabra ¿qué es para vos la soledad?

Antes para mí, era la notoriedad de que no encajaba. Mi soledad era la demostración al mundo de que no le gustaba al resto, no tenía simpatía y era preferible no estar conmigo. Ese es el reflejo negativo que te puede dar la soledad. En cambio, ahora necesito mi soledad, para acomodar ideas, decisiones, proyectos y demás. Me amigue tanto conmigo que me parece raro rechazar la soledad.

¿Se podría interpretar como amor propio? Van de la mano, sin amor propio la soledad se siente como un vacío o una presión inquietante. Haciéndonos jueces de nuestras acciones en solitario, validando lo ajeno o popular. Mientras que con amor propio, se vuelve nuestro lugar de calma y tranquilidad

A veces dudo si tenemos la visión distorsionada acerca de la soledad, no porque no podamos estar solos, sino porque sentimos soledad hasta con personas alrededor. Al perpetuar un sentimiento todo el tiempo se transforma en actitud, y esa soledad se va transformando en un “me siento solo”. ¿Qué pasa si preferimos estar solos porque no nos sentimos nunca acompañados? ¿La soledad y el sentirse solo será lo mismo? Cuando eras infante parecía inexistente, o tal vez no sabíamos cómo identificar la emoción, pero al crecer parece no irse ¿en algún momento se va? ¿Queremos que se vaya la soledad o queremos dejar de sentirnos solos?

Aunque puede perpetuar su mala fama o su adoración en otras personas, a veces te confunda, no la quieras o la busques con todas tus ansias, la soledad será espacio para escucharse a uno mismo. ¿Qué relación vas a tener con tu soledad?

Los 20 ¿La edad de oro?

¿A dónde vamos?

¿Sabemos a dónde queremos ir?

Estoy un poco harta

de postularme en trabajos

que exigen mí vida

y que mí beneficio

es nulo

 

Es conflictivo observar

el disfrute por la ventana

en la casa de los otros

mientras que yo carezco de paredes

o eso es lo que parece

 

¿Cómo reivindicas tu camino

sin destino?

Llego tarde a un lugar

que no tiene horario

Decepcionó a gente

que no tiene expectativa

 

 

¿Cuál es mí expectativa?

¿mí audiencia?

Seré suficiente

cuando gane el trofeo

que ni me interesa tener

cuando cumpla reglas

que no están escritas

pero todos parecen saber

 

Sin motivación

Ni ganas

Ni motor

Seguimos en el círculo

 

Hacer malabares

Estar bien

Estar

o simplemente figurar

¿estás satisfecho con tu vida

o te acostumbraste?

 

 

Problema

Solución

Problema

Actitud al problema

Una serie de pensamientos

que son más problema

que el problema

 

 

Actuar con suficiencia

 estar a la altura de las circunstancias

¿Me enseñaron esa altura?

¿la mido yo?

El peso de lo mío

la dependencia de lo tuyo

 

Termina el circuito

Frenaste

Paraste

2 minutos

lo hiciste

lo lograste

cumpliste

y aún así

No sos suficiente

Yo soy tu amigo fiel hasta que nos desconocimos

“Las parejas van y vienen pero esto es para toda la vida” frase icónica de Phoebe Buffay en Friends que le dedica a su amigo Joey, cuando él cancela una cena de amigos por una cita. Esta escena de ficción confirma el concepto moderno de que las amistades son vínculos que forjamos en un momento de nuestras vidas que parecen carecer de fecha de vencimiento mientras que las relaciones amorosas tienen un principio y un final. Pero a todos nos ha pasado de distanciarnos de amigos o hasta pelearnos y convertirnos en desconocidos. Aunque es complicado que pase porque, desde lo personal, siempre buscas la manera de arreglarte, reencontrarse y hacer las paces con esa persona que te da su amistad.

A pesar de que “un amigo es una luz” y te acompaña en las buenas y en las malas, existen  amigxs por conveniencia, amigxs falsos y hasta algunos que te quieren pero te quieren debajo de ellos, la realidad de que te vaya bien pero no mejor que a mí. Por esos “amigos” vale la pena romper la regla de la eternidad y sacarlos de tu vida. Ahora ¿cómo rompes con un amigo?

Uno piensa en una ruptura y el cerebro se dirige directo a una relación amorosa. Lo simple es que con las parejas ya existe, socialmente, una rutina de ruptura. Se empieza con un “tenemos que hablar”, pactas una fecha y lugar para dar fin a esa relación, contas tus motivos o no, y terminas con la típica frase que te vaya bien o quedamos como amigos no? (igual muy tranquila la escena de ruptura romántica, se ve que no tuve mucho drama amoroso) Pero… ¿y las amistades? Nadie se toma un café con un amigx y le dice –Mira lo estuve pensando, no sos vos, soy yo. No podemos ser más amigxs. Nadie hace eso. Aunque si lo hiciéramos, el mundo estaría un poco menos confundido. Tal vez este escrito sea un llamado a la sociedad para implementar las “rupturas amistosas” y así ninguna relación queda en suposiciones o heridas abiertas.

¿Las amistades son más importantes que las relaciones amorosas? ¿O las parejas son más importantes? Ni una ni otra, pero si está estipulado que la ruptura con una pareja es dolorosa y se transita un “duelo”, mientras que las rupturas amistosas al transitar un período prolongado de tiempo son inferiorizadas. El entendimiento de tristeza cuando alguien rompió una relación amorosa y la incomprensión al minimizar la pelea con un amigx, como si valiera menos o si siempre nos fuésemos a arreglar ¿que insensibilidad manejamos con la amistad?

Estamos programados para las rupturas amorosas pero para las amistosas no. El contenido de películas, series, libros nos relatan comienzos y finales de parejas románticas pero siempre con el fiel amigo o la incondicional amiga al lado. A mi parecer, los distanciamientos con amigxs son más dolorosos, ¿cómo seguís adelante sabiendo que la amiga con la que compartías una mirada y te comprendía el mundo, ahora la desconoces? La persona con la que hablaste horas sobre tus inquietudes, los planes a futuro de viajes, comidas, pijamadas y salidas que se convirtieron en silencio y distancia.

¿Acaso dejamos la amistad en el tren de lo estático, porque pasa con frecuencia y nos subimos cuando queremos?

El tiempo

¿Cuándo hacer las cosas? ¿Cuál es el tiempo correcto? Crecemos con los mandatos de que hay que darle tiempo al tiempo, pero cuando es “el” tiempo. Alguien religioso te diría que el tiempo es divino, alguien optimista te diría que el tiempo es hoy, alguien precavido que todavía falta y la filosofía que el tiempo no existe.

El tiempo es una construcción para poder organizarnos socialmente. El tiempo es un fenómeno de nuestra conciencia que nosotros proyectamos al exterior. Ese tiempo en la conciencia es el tiempo relativo, mal llamado “tiempo biológico”. Ese que nos dice si el momento está pasando rápido, lento, si nos queremos quedar y también si nos queremos ir. El tiempo relativo, cómo todo en la humanidad, es único para cada ser humano. Al ser único, para algunos el tiempo correcto, es para otros muy apresurado o todo lo contrario. Aunque las instituciones parece que se esfuerzan por encasillarnos en el mismo tiempo. Como el colegio con el tiempo de maduración,mientras que crean egos altos porque son “muy capaces” para los años que tienen, crean prohibiciones extremas ya que “ellos no hacían eso a su edad” y destrozan sueños porque comparado con sus compañeros es muy aniñado. Forzando a personas a madurar rápidamente, sin disfrutar de su niñez; y criticando a las que maduraron antes mientras marginan al resto. 

No pierdas el tiempo, no lo malgastes que no vuelve. Aprovéchalo, pero en cosas productivas, cosas que el día de mañana te hagan sentir orgullo.

Pensa que lo único que tenés es el tiempo presente.

 ¿No es demasiado peso para algo que la humanidad inventó?

Porque aunque parezca inspirador la idea de que el tiempo es ahora, también crea dudas ¿qué es disfrutar el tiempo? ¿Cómo lo pierdes? ¿Se puede ganar?

No “gastar” tiempo es trabajar o es pasar tiempo de calidad con tu familia. Ganarle al tiempo es ralentizar el envejecimiento o disfrutar cada etapa que nos plantea la vida.

La culmine del tiempo, en lo personal, es la duda, ¿cuando es el tiempo correcto para hacer algo? Será cuando pensamos que nos conviene, cuando sentimos que es “correcto”. Cuando nos llega esa señal tan anhelada. O solo es el momento correcto cuando uno decide que lo es.

Es común plantar la duda del tal vez. Tal vez si lo hubiéramos hecho antes tendríamos el resultado ahora, tal vez si hubiéramos esperado un poco más podríamos habernos preparado mejor.  El terror de hacer  o evitar algo porque no es el momento. Ahí no queda relatividad, el tiempo después en ocasiones nos destruye, en ocasiones nos construye, en ocasiones nos alivia, en ocasiones nos nubla de más dudas o nos despeja de ellas.

¿Le mando un mensaje ahora o espero un rato así no parezco tan desesperada? Mando el mail el lunes porque hoy es viernes y no va a servir. Mejor la llamo el Finde porque es un día de semana complicado y los sábados estoy más relajada para charlar.

Cómo si siempre hubiese la misma regla para el tiempo. El tiempo no tiene reglas, el tiempo es y listo. No lo ganas, no lo perdes, no hay que encontrarlo, ni ganarle, no existe la famosa carrera contra el tiempo, eso también es un invento del ser humano. Pero a nosotros nos gusta inventar metáforas de ganancias y pérdidas, así es más fácil entender el mundo y sobrellevarlo en sociedad.

Harta

Harta del amor que nos pintaron

Harta del romance que no existe

y todos parecen encontrar

parece el sorteo de instagram

que nunca podes ganar

Harta de esperar acciones

que no pido pero tampoco obtengo

¿hay manual de instrucciones

para tener un poco de amor?

Harta de mentirme con películas

con libros y caricaturas

Harta de los gestos vacíos

y los estándares de escritura

¿Cuando lo real se volvió insulso?

¿Acaso lo hermoso de lo clásico

se transformó en un

insípido básico?

¿Como podes descartar

tan rápido a una persona?

Mientras permaneces con ella

El discurso del amor propio

se torna tóxico

cuando dañas al otro


Quiero volver a mis ilusiones

a mis palacios de colores

donde el romance permanece

lo dulce sigue intacto

pero todo se desvanece

en un segundo

por el toque de tu tacto.

La declamación de lo sano

lo delicado

del enamorado

Persisto en estar harta

pero realmente

estoy cansada

de vivir en la incertidumbre

de una sensación

que es más un espejismo

que una realidad

es más una esperanza

de ensoñación

que la actualidad.


Harta del presente que me das

del pasado que me diste

y el futuro que no me darás.