CONSTANZA CALOCA CABRERA

  • Estudiante de Relaciones Internacionales en transición de universidades.
  • Me gusta hablar sobre las emociones, sentimientos y cómo se siente la gente.
  • Me interesa la astronomía y temas holísticos.
  • Me gusta estar activa en redes sociales, salir con mis amigos y escribir sobre mis experiencias pasadas plasmándolas en novelas.
  • Toda mi vida he estado en escuelas jesuitas, por lo que la espiritualidad es un aspecto importante en mi vida.
  • Lo extrovertida lo traigo de abolengo. 
  • Viajo siempre que tengo oportunidad.
  • Tengo una mentalidad revolucionaria que busca resolver conflictos internacionales, alma vieja y estilo alternativo.
  • Siempre he usado la escritura como mi mejor forma de expresión.

Siempre debes cumplir

En esta ocasión me gustaría mencionar lo difícil que es llevar una vida saludable (en todos los ámbitos) en la actualidad. Hablaré, más que nada, de los estereotipos que la sociedad ha construido e impone, creando que las personas dejen de vivir en plenitud o con alegría de ser ellos mismos.

Quiero felicitar a aquellas personas que han logrado superar este gran obstáculo llamado sociedad y han decidido ser felices con aquello que les gusta hacer, decir o vestir. Sé que siempre se habla de los estereotipos que tienen las mujeres y de cómo eso ha creado y desarrollado una mentalidad machista y misógina, pero también hay que tomar en cuenta a los hombres, ellos también sufren de estigmas que, me incluyo, como mujeres les imponemos.

Yo no sé a quién se le ocurrió que ambos sexos deben realizar diferentes tareas… entiendo que biológicamente los hombres tienen más fuerza y pueden realizar tareas de manera más sencilla, pero también pueden ayudar en las labores del hogar. No todo lo pesado siempre tiene que caer sobre sus hombros. Por el otro lado, aunque se ve a la mujer como una delicada flor, nosotros también podemos hacer cosas que involucren ensuciarnos las manos. Un ejemplo podrían ser esas mujeres que se dedican a arreglar automóviles, un oficio que se le atribuye normalmente al sexo opuesto.

Lo que más me hace ruido y es un tema súper tocado, pero también normalizado es el de los cuerpos. Me gustaría decir que estoy conforme con el mío, pero estaría mintiendo. Queramos o no siempre vamos a tener ese chip en nuestro cerebro inconscientemente donde se nos dice que las mujeres deben cumplir con ciertas características físicas y los hombres con otras. Por Dios, ¡que difícil es ser un humano!

La gente siempre tiene una opinión con respecto a cómo te ves, vistes o hablas. Algo triste es que es una cuestión que jamás se borrará de los seres humanos, pero que podemos evitar. ¿Por qué no hablamos sobre lo inteligentes que son las otras personas? ¿Qué tanto nos costaría dejar atrás nuestro ego y hablar sobre otras cualidades que no sean las físicas?

En mi opinión el body shaming es algo que ya pasó hace mucho tiempo de moda. Si quieres hablar mal de alguien, que no apoyo esa acción, mejor di que tiene cerebro liso o algo parecido. No entiendo la necesidad de estar insultando el cuerpo de una persona que no pidió nacer así. Si nos ponemos a pensar, gracias a los diferentes tipos de cuerpo con los que nacemos podemos hacer cosas diversas. Tenemos características adquiridas que nos aportan para nuestra supervivencia en la tierra.

Al final de todo no creo que la gente cambie, es instinto del humano ofender a las personas por cualquier tontería. Siempre sentiremos que debemos cumplir con aquello que se nos atribuye, pero en fin, así es la vida. 

Explotar de amor

Creo que todos en la vida hemos experimentado diferentes tipos de amores. Algunos se sienten más cortos, que duran toda la vida, otros que nos dejan grandes enseñanzas y por mencionar alguno que quisiéramos olvidar o que no nos gustaría que nos recordaran esa época, nuestro momento más humilde.

En repetidas columnas he escrito sobre cómo debe sentirse el amor, sus maravillas, desventajas y cómo podríamos vivirlo de manera más placentera. La verdad es que soy una romántica empedernida, podría hablar del amor todos los días. Estoy enamorada de sus efectos secundarios y de todo lo que pasa dentro de la etapa del enamoramiento. Algo muy chistoso es que jamás me había dado cuenta de lo que de verdad se sentía caer por alguien, osea, poder bajar tus barreras completamente y dejar el corazón expuesto (ojo, sin entregarlo porque eso es diferente) a que pase lo que tenga que pasar.

Por primera vez puedo escribir una columna sobre un tema que en realidad estoy sintiendo plenamente. Podría decir que el amor es lo más bonito que hay, porque sí lo es, pero también implica otros sentimientos como angustia, miedo, nerviosismo, etc. No digo que sean malos, al contrario, creo que es necesario pasar por todos ellos para saber que estás en el lugar correcto.

No puedo decir que me enamoré a primera vista, pero puedo decir que por primera vez me deje llevar por las acciones que tenían conmigo. Cuando comencé a sentir atracción por alguien más después de múltiples fracasos amorosos sentí algo diferente… sabía que esta vez sería distinto a las demás. Por primera vez tomaban y abrazaban mi forma tan intensa de ser y la celebraban. No muchas personas pueden hacer eso, al menos no con las que salí en su momento, no todos están dispuestos a dejarse llevar, y menos, por alguien que tiene sus sentimientos al máximo.

No sabía que podías hacer un momento perfecto con lo más simple hasta que por fin lo experimenté. Estar enamorado es de las mejores cosas que me ha pasado, pero es que en realidad lo más hermoso es cuando aprendes a sentir a esa persona en todo lo que escuchas, ves o piensas. Me gustaría poder poner en palabras lo que siento cuando escucho synthwave pop porque me recuerda totalmente momentos donde fui feliz con mi persona especial… podría decir que me hace sentir como que he’s the one.

Les digo que hay personas con las que muchas veces a primera vista puede que no te llamen la atención o que no se piense que podría llegar a pasar algo, pero el chiste está en dejarse llevar por lo que tenga que pasar, y no importa en cuánto tiempo se dé, lo que importa es que dejes fluir lo que sientes y explotes de amor. Por fin entiendo cuando la gente me dice que el día que menos estés buscando a alguien lo vas a encontrar. Me pasó y ha sido, por el momento, algo que ha cambiado mi vida totalmente. Vivir el amor es lo más humano que alguien puede experimentar.

Es increíble como de la nada puede llegar alguien y cambiar todo lo que alguna vez creíste que jamás podrías sentir por una persona. De verdad que el sentimiento de ver a alguien y pensar que es el indicadx, que no necesitas buscar a nadie más porque todo lo que buscas ya está ahí es otro rollo. Estoy feliz de poder experimentar esto, de poder mirar a los ojos a alguien y que todo su ser llene mi corazón de felicidad, de poder sentirme en casa y la persona más segura del planeta estando a su lado. Me encuentro en una situación donde de verdad no me gustaría apresurar las cosas, pero deje de verme con más personas desde que lo conocí.

Todos hemos pasado por cosas tormentosas, estoy segura de que hemos actuado, dicho o hecho cosas de las cuales nos gustaría haberlas evitado, pero cuando están con alguien que pese a que sabe todo eso sigue con ustedes, por favor no la dejen ir. No cualquiera puede aceptar el pasado de la otra persona. Cuando encuentren a alguien así, jamás dejen que se vaya porque para encontrar a alguien así hay un muy pequeño porcentaje.

Me gustaría que todos sintieran lo que yo en este momento. Deseo que todos en algún punto encuentren esa persona que se sienta a casa, el amor más puro y sencillo que se deja de apariencias y cosas materiales, el que sí vale la pena, resiste y tiene planes de durar para siempre.

Tres pasos atrás y uno al frente

No sé si me encuentro en la misma situación que muchas mujeres cuando quieren una relación con alguien y simplemente quieren hacer lo posible para no verse intensas, no regar las cosas; dar lo mejor de sí mismas con tal de no alejar al sujeto en cuestión. Mi problema es que soy intensa… no puedo dejar de serlo. Sé que es mi naturaleza y no puedo atentar contra ella por más que quiera, porque al momento de querer dejar de ser así, estaría dejando de ser yo.

Creo que tengo miedo a que por mi naturaleza intensa me rechacen, les dé miedo a las personas o no pueda sentirme parte de algo. Estoy consciente de que debo estar orgullosa de quién soy y cómo soy, que no debería importarme lo que la gente pueda llegar a pensar sobre este punto en especial porque al final ellos son quienes se lo pierden. También, reconozco que debo tener cuidado con quién soy así.

Al final del día me termino dando cuenta que como me gusta que todo esté bien, que no haya problemas o así, la que termina mal o con un trauma soy yo. A mi no me gustan las cosas a medias, conmigo siempre es todo o nada. Hay personas a las que les parece, otras a las que no. Saben, no estoy hablando de una relación amorosa solamente, hablo de los diferentes ámbitos de relaciones que mantengo en mi vida. Desde la relación con mis papás hasta con mis mascotas.

Siempre me he sentido muy triste por ser cómo soy, porque me llamen intensa. Muchas personas que lo han expresado a mis espaldas terminan teniendo poder sobre mí y lastimándome con eso que dicen. En verdad me gustaría dejar de ser así… de poder llevarme las cosas con demasiada tranquilidad, de no querer ver tan a futuro como me gusta, pero supongo que es algo que siempre estará por más que lo quiera quitar.

Creo que más que nada escribo y siento esto porque inconscientemente me gustaría tener la aprobación masculina y pensar que no tengo nada que pueda llegar a asustar al sexo opuesto. Volví a cometer ese error, volví a pensar que YO era el problema y que si fuera menos intensa, si fuera menos yo, podría llegar a hacer que las cosas funcionaran con un niño. Cometí ese error, de nuevo.

Ya no estoy dispuesta a dejar de ser quién en verdad soy solo por complacer a alguien que desde el inicio debe aceptarme con todas mis cualidades y desventajas. Sé que no soy perfecta, que no soy monedita de oro para caerle bien a todos, pero no voy a dejar que mi paz mental, mi esencia se vaya a la ruina solo por querer agradarle a alguien. Es mi turno de cambiar las cartas y hacer que las reglas del juego estén a mi favor. Es mi turno de ganar en mi propio juego, de dejar de sabotearme.

La vida se hizo para amar sin condiciones, para vivirla lo más que pueda y no quiero seguir desperdiciando ni un segundo más pensando en qué pudiera cambiar de mi forma de ser para evitar problemas con otras personas, para evitar que la gente se aleje de mi y quieran estar siempre cerca. Están los que están, los que necesito.

Se acabó el estar mendigando migajas de amor porque si de eso se tratara la vida, qué chiste tendría vivirla. No quiero que el día que me vaya me dé cuenta de todo aquello que dejé de hacer con tal de ser del agrado ajeno y no del mío. Se acabó sentir lastima por mí, se les acabo su víctima.

¿Libres… somos?

Siempre he sido de la idea de que venimos a este mundo a encontrar nuestro principio y fundamento [1], que una vez hallándolo todo será muchísimo más fácil y, que, con base a eso, podremos seguir un plan de vida.

¿Se han dado cuenta que siempre quieren que tengamos ese plan bien estructurado? Estoy segura de que sí y es porque desde que nacemos nuestros propios padres ya están idealizando cómo podríamos manejar nuestras vidas o el camino que les gustaría que sigamos para que lleguemos a ser exitosos. Por favor, no los culpemos, no hicieron nada mal… sólo quieren lo mejor para nosotros.

Cuando crecemos y nos mandan a la escuela SIEMPRE hay una actividad en la que te piden que escribas el plan de vida que te gustaría seguir. Digo, para estar en la primaria, es obvio que todo lo que se escribió con el tiempo va a cambiar, ¿a quién engañamos? Tenemos a lo mucho 13 años y estamos apenas saboreando los primeros indicios de nuestra libertad. Lo bueno es cuando crecemos, cuando estamos en prepa y se nos pide que decidamos a qué queremos dedicarnos por el resto de nuestras vidas. Siento que eso es súper tonto porque, a los 18 años sinceramente no sabes qué quieres hacer con ella. Seguimos creciendo, cambiando de opinión constantemente y apenas estamos conociendo cómo se dirige el mundo.

Como parte de la generación Z puedo decir que los adultos, conforme va pasando el tiempo, cada vez están esperando más de nosotros, más logros, mejores calificaciones, un plan de vida estable, real y acorde al contexto social del que nos rodeamos. No se nos permite soñar o llevar tan alto nuestra imaginación como podamos. Siempre quieren que nos quedemos atrás de la línea de lo que es permitido o aceptado por la sociedad.

Cuando pensaba en qué escribir me di cuenta de que algo que siempre había querido expresar en público es que cada quién es libre de hacer lo que quiera con su vida; podemos ser y hacer de nosotros lo que queramos. Sé que no es fácil, pero al final nosotros mismos somos lo único que nos acompañará toda la vida. Cuando uso la expresión “tu vive”, hago referencia a que cada uno debe centrarse en lo que le toca, en su Principio y Fundamento, y que no importa si aún no lo has encontrado, algún día lo harás. Es más, me pongo como ejemplo, tengo 20 años, sigo en la búsqueda del mío y no estoy segura de estar ni tantito cerca de saber cuál es verdaderamente.

Vivimos en una sociedad dónde lo único que se nos ha impuesto no son nada más que regla, tras regla, tras regla. Me gustaría saber cuándo va a ser el día en el que pueda hacer algo sin sentirme estigmatizada por la sociedad, en el que pueda sentir que esté donde esté puedo hacer lo que quiera a mi manera. Muchos pensamos, me incluyo, que el día que nos vayamos de casa de nuestros padres vamos a poder vivir nuestro sueño de ser libre, spoiler alert: no siempre comienza ahí.

Esperar a ser libre es como estar encarcelado sabiendo que tienes las llaves de tu propia celda y que puedes salirte cuando quieras. El humano está domesticado de tal manera en la que se nos enseñó que el día que nosotros podamos mantenernos y vivamos dentro de nuestro propio techo podremos hacer lo que en verdad queramos. En teoría eso es cierto, serán nuestras reglas, pero a lo que quiero llegar con esto es que no tienes que esperar a sentirte libre para serlo porque desde el momento en el que naces la libertad es un regalo que la vida te da, pero que nos da miedo tomar. Cuando hablo del miedo a tomar esta libertar hablo del miedo que se nos ha creado en base a la represión que hay cuando uno por fin decide usarla y es que un gran problema con esta sociedad es que si a los de arriba no les gusta cómo pensamos, entonces pasan a silenciarlos y creo que no hay mayor castigo para alguien que ser censurado, privado de su voz, de poder expresar lo que siente.

Otro conflicto que manejo dentro de lo mismo es que nos implementaron como un chip en nuestro pensamiento dónde se nos dice que debemos seguir cierta línea y no salirnos de lo que la sociedad acredita cómo algo del “buen ver”. Quieren que sigamos la misma línea de personas que se quedaron con lo que se les dijo una vez y no quisieron tomar los grandes riesgos. Ojo, ahí no entran aquellas personas que se atrevieron a querer cambiar el mundo y lo terminaron haciendo, ya sea intencional o por equivocación.

Toda mi vida he tenido una educación religiosa, dónde se me enseñó que Dios nos da tanta libertad que de tanta que es, nos termina dando miedo usarla y por eso preferimos poner límites que nos cieguen de todo lo que podemos hacer. Si nos damos cuenta, todo lo que no podemos hacer son cosas que afectan directamente a otros o al medio ambiente (que termina siendo nuestra casa común). Una de las cosas que considero que se busca con estas reglas, llamadas muchas veces leyes, es que no nos matemos en nuestro andar por la vida.

Yo solo vengo a recordarte que no importa dónde estés, con quién te juntes, lo que digas o pienses. Vivimos en una sociedad dónde todos vamos a ser criticados por lo que hacemos, eso lo podemos comprobar en nuestro día a día. Muchas veces los contextos políticos-sociales nos la hacen más difícil, pero estoy segura de que, aun así, vivamos donde vivamos, siempre tenemos una oportunidad de ser libres, de buscar quién quieres ser.

Tengo 20 años… no sé nada de la vida aún. Solo busco ser una amiga que puede darte una opinión diferente.

[1] Termino jesuita que hace referencia a la misión que cada persona tiene en el mundo.

Me disculpo públicamente

Me disculpo públicamente porque sé que como persona le he fallado a muchas personas a lo largo de mi vida, porque sé que a veces no puedo rendir lo que los demás esperan de mí. Pido perdón por si en algún momento hice sentir mal a alguien con mis palabras, pensamientos, acciones o las promesas que en algún momento no cumplí. Sobre todo, quiero pedir perdón a aquellas personas con las que su corazón ha sido herido gracias a mi persona.

Tengo muchas personas en mente, con las que, de verdad, me gustaría pedirles perdón en persona, poder comenzar de nuevo, pero sé que en estos momentos ya no hay lugar para eso. No puedo vivir muchas veces con el saber que, en algún lugar del mundo, hay alguien a quien mi persona la lastimo al grado de que lloró. Mi corazón no quiso hacerlo con una mala intención, ni me quiero justificar, pero simplemente hay veces donde mi cabeza es demasiado impulsiva y me hace actuar de una manera que no es adecuada a la situación.

Comenzar por pedirme perdón a mi misma por no dejarme descansar con estos pensamientos podría ser un primer acercamiento a la paz mental que necesito, pero siento que sí es necesario para poder seguir. Sé que en algún momento, o tal vez nunca, pueda llegar el perdón de aquellas personas a las que lastimé… tengo que seguir adelante con o su perdón. En algún momento lo superaré.

Algo por lo que no me quiero disculpar es porque siempre he sido yo misma, en todos los aspectos. Tal vez muchos de estos, como he estado mencionando arriba, han sido sin tener el afán de lastimar a las personas, pero creo que muestran algunas pequeñas partes no gratas de lo que es mi ser. Obviamente, no estoy diciendo que seré así siempre, son cosas que debo trabajar para no repetir, pero creo que dentro de todo, esos ataques de impulsividad siguen siendo parte de mí.

Creo que a lo único que debería pedirle perdón, dentro de todo, es a la vida por no haberla vivido antes. Le pido millones de disculpas por no haberla vivido al máximo, por no haber disfrutado cada momento que me dio alado de mi mamá, de mis abuelas, de mi papá, mis primas, o de más personas que han estado conmigo y que sé que no tendré más momentos lindos con ellos por muchos años más.

A lo largo del tiempo que he estado viviendo en otra ciudad me he dado cuenta de todos los momentos que pude haber pasado con estas personas especiales para mí y que por irme de fiesta en algún momento, o por querer quedarme encerrada haciendo trivialidades de la vida, no me di la oportunidad de vivirlos. Sé que me abstuve a tener muchas experiencias en mi ciudad natal, que por el miedo de ser yo, de que la gente piense algo mal de mí, no me dejé ser.

Pido perdón públicamente por dejar que los comentarios negativos que las demás personas hacían hacia mi me afectaran y me dejaran tener una perspectiva propia muy mala. También quiero pedir perdón por no saber decir que no y por actuar de cierta manera con tal de hacer que los demás no se enojaran conmigo. Viéndolo ahora, me siento ridícula por hacer eso, por dejarme llevar por las personas y por hacer cosas de las que no estaba del todo convencida o con las que no me sentía del todo cómoda.

Al final de todo, quiero pedir perdón públicamente porque no volveré a pedir perdón por ser yo. Porque a partir de ya, its all about me. Nadie más tiene prioridad en mi vida más que yo.

A los mejores amigos que ya no están

Esta columna la quiero dedicar a los mejores amigos que ya no están y juraron quedarse para siempre. Soy una las personas que cree que las amistades son tan valiosas que deberían durar toda la vida. Me gusta pensar que podemos pasar la vida entera con un solo mejor amigo o amiga, que siempre estará para las buenas, las malas y las peores.

Desde mi experiencia, puedo decir que he tenido millones de “amigos”, que todos juraron en algún punto quedarse hasta el final, pero pocos son los que se quedan. Tengo muchos problemas en las relaciones amistosas porque siempre entrego mi amistad sincera ciegamente y termino traicionada o abandonada por quienes considero son mis personas. Sé que es algo malo, pero ni modo, es algo que no me gustaría cambiar de mí.

Puedo decir que, al menos en relaciones amistosas femeninas, he tenido tres mejores amigas a lo largo de mi tiempo en la tierra. Tres personas que han marcado mi vida y con las que he pasado los mejores momentos de mi vida. Una fue una amiga que tuve cuando estaba casi en pañales, a la que le perdí la pista cuando crecimos y siempre he estado en constante búsqueda de. La segunda mejor amiga que tuve fue alguien que me acompaño desde finales de primaria a finales de prepa, con ella viví demasiadas cosas, demasiados dramas, tristezas y alegrías. No tenía miedo de mostrarle mi ser más vulnerable y si algo le pasaba, yo la pasaba terrible también.

Tristemente, la amistad con la segunda mejor amiga que tuve se fue estirando cada vez más al grado de que ya no hablábamos y decidió borrarme de su vida. Nunca tuve una explicación de qué fue lo que hice mal o por qué había decidido eliminarme por completo de su vida. Espero esté bien donde se encuentre y le deseo lo mejor siempre. Es una persona de bien y cualquier niña que sea su mejor amiga, es afortunada es tenerla.

Al mismo tiempo que me iba alejando de ella, conocí a mi actual mejor amiga. Con ella las cosas eran diferentes, no había envidias, rechazos o comentarios que nos hirieran mutuamente, era algo sincero y que no había experimentado jamás. Estar con ella se había convertido en mi actividad favorita. No podíamos vivir la una sin la otra, siempre estábamos juntas. Era una relación muy sana donde ambas nos impulsamos a crecer. Ella es mi punto débil, la persona que si llego a perder, me moriría por completo.

Por otro lado, creo que en realidad nunca experimenté tener un mejor amigo hombre que no quisiera ser más que mi amigo. Cuando me topé con este sujeto, wow, no lo solté ni un segundo. Él sabía hasta cuando iba al baño y qué hacía. Su amistad era de las mejores cosas que había llegado de repente a mi vida. Siempre estuvo para mí cuando lloraba, en mis alegrías y planes a futuro. Lo más impresionante es que, aunque no viviéramos en la misma ciudad, siempre supo estar presente.

En la actualidad, por el momento, es la amistad que más extraño en mi día a día, la persona a quien quiero ver y hablar diario. Me da mucha tristeza saber que no se podrá más. Lo que más me duele es que por fin estamos viviendo en la misma ciudad y no nos hablamos, vemos o mucho menos. Lo extraño y si lo veo lloraría por la impotencia de no poder hacer nada para que la relación fuera la que alguna vez fue.

No puedo culpar a su actual relación de ser nuestro motivo de separación, pero tengo esa teoría debido a que sé que su novia no era mi fan #1 para ser exactos.

Las amistades, de las buenas, deberían durarnos la vida eterna. Deberíamos poder estar juntos para siempre… bien sé que nada es para siempre y que las personas vendrán e irán dentro de nuestra vida y experiencias. Lo único que puedo hacer es agradecer por estas personas que han llegado a mi vida y que durante su estancia la han sabido hacer mejor.

Cualquier persona que te haga sentir en casa, es aquella que debes conservar. Si pudiera tener la oportunidad de volver a toparme a cada de una de estas personas previamente mencionadas, la tomaría sin pensarlo dos veces y la viviría con el corazón lleno de felicidad. Los extraño infinito y agradezco a los que sí se quedaron.

Desesperada búsqueda del amor prometido

Quiero comenzar diciendo que yo AMO al amor. Me fascinan todos sus efectos secundarios; la primera vez que se ven a los ojos, el primer te amo, la primera cita, etc. Me encanta el sentimiento de nervios cuando estas por verte a esa persona o cuando cachas que alguien que te gusta te está viendo. Es placentero, desde mi punto de vista, escuchar a las personas de mi alrededor contarme sus diferentes experiencias con el amor y cómo es que, después de muchos intentos, aún no se rinden.

La mayoría de la gente que me rodea me dice que no tenga novio dentro de mis 20 años, o al menos, no dentro de mi etapa universitaria… que goce y disfrute cada momento de ella y conozca tantas personas como pueda. También, me recomiendan nunca tener una relación de años en esta edad porque las oportunidades que me ofrece la vida se pueden ver repercutidas gracias a que me encuentro con alguien.

Creo que he sido muy hipócrita conmigo misma y con los demás; les he dicho que para qué van a tener novio en la universidad, que no hay urgencia, cuando en realidad yo estoy en la desesperada búsqueda de un amor. Una vez, una amiga me leyó el tarot y me dijo que debía darme cuenta del valor de mi persona, que debía ser yo misma y transmitir el cómo me trato hacia fuera para que esa seguridad se viera reflejada ante los demás y pudiera así llegar alguien. Me cayó como un bote de agua fría… sé que sabía lo que valía, pero no estaba aplicándolo verdaderamente.

Hace mucho leí en un libro que las personas soportamos malos tratos dentro de una relación porque pensamos que merecemos ese amor, ya que era el mismo amor que nosotros nos dábamos; escaseces, migajas de amor propio. Estoy peleada con la idea de que para poder estar con alguien debemos de estar bien con nosotros mismos, sin embargo, es cierto. Es una de esas verdades que sabes, pero que no quieres admitir.

En la universidad donde estoy hay una página donde las personas pueden subir una foto de sus crushes y piden ayuda para encontrar sus perfiles en redes sociales. No se me hace una mala idea, pero se me hace inservible si no haces algo al respecto. Mi razonamiento es que, si ya tienes el perfil de esa persona y le quieres hablar, hazlo. De nada te sirve tenerlo y no hacer nada con él. Por mi parte, lo he intentado y me he logrado acercar a mis crushes que he visto. Es cuestión de cada uno, I guess

Empecé a hablar con una de estas personas que en una ocasión se me hicieron muy atractivas a la vista y ha sido, por el momento, una muy buena experiencia, pero como vengo de una ciudad donde el hablar con una persona o salir diversas veces con esa persona ya te impone una especie de compromiso, entré en un pánico terrible. Me di cuenta que en realidad no quería algo con esa persona, que tal vez sí me encontraba dentro de una búsqueda de un amor.

Hablé con diferentes personas que me rebasan en años y experiencias amorosas sobre cómo me estaba sintiendo y todas me dijeron lo mismo. Me encontraba siendo víctima de un pensamiento de provincia en el cuál pensaba que aplicaría en la gran metrópoli. Estas palabras me sirvieron como recordatorio de que no le debemos nada a nadie y nadie puede obligarnos a entrar a una relación en la que no queremos estar.

Somos libres de hacer lo que queramos. No hay una carta compromiso que explícitamente diga que por haber salido con alguien varias veces, debemos estar con esa persona. Por mi parte, ese friendly reminder llegó a tiempo y, aunque sí me gustaría estar dentro de una relación, sé que esas cosas llegan, no se buscan. Seré paciente. Algún día nos llegará a todos.

No hay mucho por decir

Siento que muchas veces queremos plasmar todo lo que sentimos en muchísimas palabras, pero al final nos damos cuenta de que no tenemos nada que decir. A veces son sentimientos que están dentro de nosotros y simplemente nos estamos permitiendo sentir su poder en el interior. Es bonito, a veces, cuando sientes algo bueno por dentro y no tienes palabras para describir la sensación.

Hay veces donde simplemente no tienes nada por decir y está bien. La mayoría de las veces pasa eso cuando tenemos flojera para pensar en lo que nos sucedió recientemente o no queremos recordar adrede lo ocurrido en los días pasados. Yo muchas veces no tengo nada por decir. Sí me pasan muchas cosas, algunas de ellas muy chidas, otras no tanto, pero sean como sean, hay veces dónde simplemente no quiero hablar y ya.

Mi vida siempre ha estado caracterizada por tener mucho drama, no sé cómo, pero siempre hay. A veces es bueno, otras veces es muy random, pero también tengo unas experiencias que prefiero no volver a pasar. En este punto de mi vida siento que estoy neutral. Como lo he comentado en columnas anteriores, mi vida, por el momento, ha ido bien. Estoy en una nueva ciudad, conocí nuevas personas, nuevos lugares, etc.

Creo que, o estoy muy relajada para querer drama, o simplemente ya saqué todo aquello que en algún punto me hacia tenerlo dentro de mi vida. Considero que mientras crecemos nos damos cuenta de lo que en verdad importa, a lo que hay que darle prioridad en la vida. Es normal que dentro de ese lapso de priorizar las cosas perdamos amigos o personas que alguna vez estuvieron en ella y terminen por ser recuerdos de lo que fue y no será más.

Lo bueno de todo esto es que aún hay esperanza para poder crear más recuerdos, para poder decir mucho más de la vida, de lo que nos pueda o no pasar. Estoy ansiosa por ver lo que la vida puede traerme, por tener muchísimo más de que hablar. Considero que también de tantas cosas que puedan o no pasarnos, simplemente también hay momentos que hacemos nuestros, que decidimos no compartir para que se queden íntimos.

Hay lugares, personas, situaciones o cosas que nos pasan y que el no compartirlos con nadie más que con nosotros mismos lo hace aún más especial. Cosas que sabes que no volverán a pasar y estás bien con eso porque el recuerdo es el que perdura contigo para siempre. Sabes que si en algún punto de la vida vuelves a hablar sobre eso tal vez no se entienda realmente cómo pasó y no se entendería tal como fue.

Por el momento mi cabeza está seca. Sé que han pasado demasiadas cosas por mi vida en estas últimas semanas; muchos sentimientos, emociones y cambios, pero sinceramente son tantos que no sé ni por dónde empezar, ni qué contar, y contar todo sería un error. Entiendo que este es mi diario privado hecho público, pero creo que lo que quería decir dentro de esta columna es que está bien no tener nada que decir.

Está bien si no quieres hablar, si no quieres compartir, si quieres aislarte. Todos necesitamos hacerlo de vez en vez, es un buen escape de lo que todos los días nos rodea y nos hace creer que debemos compartir. Dentro de todo lo que nos pasa no necesariamente tenemos que compartir todo, solo aquello que nos hace sentir bien al hacerlo.

Conflictos con temas del amor

Esta columna la quiero dedicar a mis respectivas dudas y/o comentarios sobre lo que pasa dentro de las relaciones, cuando te empieza a gustar alguien y estás en la etapa de platicar, entre otras cosas. Creo que la sociedad está demasiado acomplejada a que debe seguir la cosas tal cual se las han enseñado con el paso del tiempo, a esto me refiero con que se nos dice que está mal si mostramos mucho interés desde el inicio, que no debemos de decir tanto sobre nosotros, etc.

Yo soy una intensa; me gustan las cosas claras y directas. Tengo la idea de que si desde el inicio no eres claro con lo que sientes, quieres o esperas de la otra persona, de nada sirve tener una relación que sabes que puede fallar o terminar en caos. Piénsalo, evitas perder el tiempo de ambos. Muchos lo pueden tomar como algo de carácter imperativo, pero la realidad es que si ambas partes ya saben que hay un sentimiento mutuo que va más allá de la amistad, es mejor ser claros.

Cuando sales con alguien si hay cosas que se van dando con el tiempo, por ejemplo, conocer a sus padres, acompañarse a un evento súper formal/personal, etc. Cosas que todavía no te sientes listo (como individual) para que esa otra persona sea la que deba acompañarte… suena muy feo, pero es que tampoco se trata de quemarte con la sociedad con alguien que apenas conoces. No es por mala onda, y tampoco me estoy contradiciendo con lo que había escrito en lo anterior, pero hay una diferencia en cuando apenas conoces a alguien y cuando ya conoces a alguien y el sentimiento se da.

El tema de los mensajes para mi es algo controversial porque en realidad no tiene nada de malo mandar doble mensaje a las personas. Para la gran mayoría eso es intenso, pero no entiendo qué tiene de malo que, si le habías mandado un mensaje a x hora, le mandes otro a diferente hora solo porque te acordaste de él/ella o porque se te ocurrió decirle algo. Es completamente normal y se me hace una construcción muy tóxica el que se nos haya enseñado a esperar a que conteste.

Otra cosa es que las personas, o al menos, la gran mayoría de personas que conozco piensa que tiene que estar hablando todo el día todos los días con su pareja. En realidad, no es necesario, hay que darle su espacio como individuo para que pueda desarrollarse en sus demás tiempos libres. Muchas veces a las personas se nos termina el tema de conversación y no tenemos nada por decir. Es completamente válido dejar de contestar y responder después de un rato cuando ya tengas algo nuevo que hablar.

Además, también normalicemos decirle a la persona con la que estás hablando que quieres dejar de hablar con ella porque créanme que el ghosteo no es la forma. Cuando primero uno comienza a dejar de contestar los mensajes tan seguido, o como lo hacía, y termina sin contestarlos, dejas a la otra persona con la interrogante de qué es lo que hizo mal, ocasionando que se sienta mal o sobre piense qué pudo pasar que haya molestado a la otra persona.

En realidad, no sé si sé poco o de plano no sé nada del amor, pero según mis experiencias el amor es solamente una forma de juntar ambas individualidades en un espacio armónico y de felicidad, sabiendo que no debemos depender de la otra persona y que en cualquier momento esta relación o conexión algún día puede llegar a su fin. No digo que uno de inmediato piense en la separación que podría haber, porque muchas veces no se da, pero si saber que algún día, si la otra persona así lo decide, estará bien si decide irse. Recuerda que la única persona de la que dependes es de ti.

¡Esa soy yo!

Desde siempre hemos querido ser como los distintos personajes que nos muestran en la tele. Las series, películas, novelas, etc. Nos han planteado realidades que no siempre son cosas que puedan llegar a pasar dentro de nuestra cotidianidad, lo que hace que nosotros queramos vivirlas y llevarnos a imaginar que si eso llegara a pasar sería a nosotros a quienes nos pasaría. Nos gusta adentrarnos en la vida de los personajes que se nos presentan porque creemos que viven mejor que nosotros.

Yo me siento identificada en este caso porque siempre que veo la serie de Sex and The City me siento totalmente identificada con Carrie Bradshaw. Es una columnista que habla sobre su día a día y lo publica para que toda Nueva York lo vea, osea es como publicar tu diario íntimo. Además, es súper enamorada y se la pasa con sus amigas, mientras vive en su pequeño departamento ubicado en Manhattan.

Me siento como ella porque escribo una columna donde pongo mis intimidades sin miedo a que las demás personas las vean; cada sentimiento, alegría, tristeza o enojo está aquí plasmado en todas mis columnas. Encontré en ellas un espacio para poder ser yo y dejar fluir mis emociones para no quedármelas y sufrir con ellas dentro. Además, yo también soy una enamorada empedernida.

Regresando al punto de esta columna, ¿Por qué quisiéramos ser un personaje ficticio? Seguramente es por el hecho de que creemos que viven siempre de buen humor en sus casas perfectamente bien amuebladas, con las situaciones más cool en sus vidas ocurriendo dentro de su cotidianidad y socializando con las personas indicadas para el desarrollo de su personaje, mientras nosotros nos sentimos miserables con nuestra vida diaria al pensar que no tenemos suficiente drama.

No estoy en contra de que alguien quiera la vida de algún personaje ficticio o de un famoso, solo que yo creo que no nos estamos dando cuenta de que en realidad son simples mortales como nosotros, y, que muchas veces, nosotros tenemos más drama del que ellos pueden llegar a tener. Siento que nos enganchamos a ver este tipo de cosas en la tele porque es una realidad que nos gustaría experimentar y creemos que jamás podría pasarnos.

Nos invito, yo incluida, a dejar de querer ser alguien más, a querer vivir una vida que no nos corresponde y empezar a vivir la nuestra. Si no nos gusta algo de nuestra realidad, y podemos cambiarla, creo que sería buena idea intentar arreglar eso y poder empezar a vivir nuestra mejor versión de nosotros mismos.

Nunca es tarde para intentar vivir algo que sea producto de nuestra vida, de nuestro trabajo. Aprendamos a ser felices con lo que tenemos en nuestra vida en vez de que recordar cada vez que vemos la serie la carencia de esas cosas en nosotros. Considero que una parte por la que nos gusta verlas es porque, a parte de experimentar el drama de la serie, nos gusta sufrir y experimentar realidades que sabemos que son casi imposibles de que nos llegaran a pasar.

Las series, los personajes, todo lo que conlleva, es una buena escapada de realidad en la que podemos reflejarnos y muchas veces mediante ellos podemos hablar, leer o escuchar las cosas que en pensamos, pero no decimos. Sigamos amando a nuestros personajes favoritos.

Después de tanto

Después de tanto tengo ganas de llorar de la felicidad que siento al voltear y ver todo lo que está pasando en mi vida, en cómo mi personaje se ha desarrollado con sus respectivos obstáculos, y cómo ha salido de ellos. Creo que el que me encuentre donde estoy en este momento me hace darme cuenta de que soy muy afortunada, que, de alguna manera, aunque las cosas no salgan como me gustaría que salieran, simplemente lo hacen de las formas más misteriosas posibles.

Le agradezco con el corazón lleno a mi mamá por darme todo lo que en algún momento quise y me sigue dando. Estoy maravillada con la idea de que, aunque pensara que nada tiene arreglo, Dios siempre encuentra la manera. No sé cómo no se ha cansado de mandarme señales o situaciones dónde termino encontrando su trabajo misterioso. Pido perdón porque si he dudado mucho y al final resulto quedar como payasa viendo como todo se da.

Estoy ansiosa de comenzar esta nueva etapa de mi vida, de poder maravillarme de lo que el mundo me da, de lo que las nuevas personas aportarán a mi vida, pero, sobre todo, de ver como Dios seguirá haciendo de las suyas para obrar a mi favor en este plan de vida que tiene para mí. Debo confesar que ha sido, y es, muy difícil el poder confiar aún ciegamente. Justamente mi mama me pidió que dejara de preocuparme por cómo se dan las cosas… sé que eso me lo dice porque la estreso más, pero tiene razón.

Considero que para las personas, en especial para las que sobre pensamos todo, es difícil pensar en el futuro sin estar un poco nerviosos, sin esa necesidad de querer controlar la situación paso a paso para que todo salga como “debería de salir”. No sé cuántas señales más necesito para darme cuenta que todo debe salir en el momento indicado, que eso no lo controlo yo.

He leído libros sobre darle importancia a lo que de verdad importa, osea, a aquellas cosas que SÍ podemos controlar, que sí están a nuestro alcance. No significa que todo te valga y mandes a volar al mundo, significa que hay cosas más importantes que otras y que dar prioridad entre ellas, es lo mejor que podemos hacer para vivir tranquilos. Según yo ya estaba aplicando esto, y creo que sí lo hacía bien, por lo que la vida, Dios, como quieran llamarle, se ha encargado de ponerme cada vez más cosas para seguir probando si lo sigo o no.

Me gusta pensar que todos tenemos un motivo de vida, que en verdad hay algo por lo que vinimos, pero muchas veces solo nos mal viajamos o perdemos nuestras vidas buscando qué es. Tal vez eso solo pasa, solo se siente. Seguramente llega en el momento menos esperado, pero cuando llega, lo sientes y sabes que es así. Sé que he pasado por muchas cosas, por muchos tropiezos, fracasos, victorias y metidas de pata en los 21 años que he pisado la tierra, pero aún no logro identificar qué es.

Mientras escribo y veo por las grandes ventanas la ciudad a mis pies, me doy cuenta de que estoy donde debo estar. Tengo miedo, pero también emoción por lo que se viene… algo en mí está muy feliz de estar aquí y no puede esperar por salir y correr por las calles a ver qué le pueden traer de nuevo.

Este es mi camino, es el camino que estoy decidiendo emprender. No me permito retrocesos todos los días, solo me permito sentir las emociones que debería de sentir, analizarlas y al final dejarlas ir. Suelto personas, palabras y lugares que alguna vez me hicieron pensar mal de mí.

Va de nuevo

Uno creería que empezar de nuevo muchas veces es lo mejor y más fácil que puede pasarnos. Sería empezar desde cero y eso implica que podemos ser quien nosotros queramos ser… podemos dejar atrás todas esas cosas que en algún momento nos perjudicaron o aquellas veces en las que hicimos sentir mal a distintas personas con nuestras acciones. Es como si todo quedara perdonado.

La forma más fácil de tener un verdadero inicio desde cero es cuando nos mudamos de ciudad. Piénsalo; nadie te conoce, puedes vestirte como quieras, hablar como quieras, crear un pasado impecable… eliges ser quien tu quieres ser. Debe ser padrísimo tener esa oportunidad, y que cada vez que queramos, podamos mudarnos a distintos lugares del mundo el día que queramos un fresh start.

En mi caso, es la segunda vez que me mudo. Una fue más difícil que la otra, además de que fueron diferentes circunstancias por las que estaba pasando. La primera vez me mude a Guadalajara a estudiar. Según yo, estar ahí era lo que mi futuro me pedí a gritos, lo que mi vida profesional y académica necesitaban. El ambiente de dicha ciudad se conoce por ser de habitantes hippies, gente de mentalidad abierta, personas tranquilas, pero también, un lugar dónde fácil encuentras al elitismo y clasismo en su máximo esplendor.

Yo, me sentía privilegiada porque además de que estudiaba en una universidad privada de prestigio dentro de Tlaquepaque, las personas siempre me recibieron con mucha alegría y buenos modos. Nunca me hicieron el feo en ningún antro o restaurante, pese a que sí me tocó ver cómo se lo hacían a demás personas. Yo salí de mi recinto natal pensando que GDL sería lo mejor que me podría pasar, ya que, había dejado atrás mi sueño de vivir en México por cuestiones de mi madre.

Al mudarme a GDL me sentí sola desde un inicio no importando que en realidad vivía en un fraccionamiento dónde tenía varios amigos de la primaria como vecinos o teniendo amigas en la carrera. La gente no me parecía lo mejor para socializar en general, por lo que terminé por aislarme poco a poco y dejé de salir. Tenia miedo de que me invitaran a alguna salida por la noche porque no quería ir y me daba pena decir que no. Me daba miedo tomar el control de mi vida.

Cuando se me dio la oportunidad de vivir en Ciudad de México, la tomé sin pensarlo dos veces. Sabía que está sí sería la decisión que YO quería tomar, no la decisión que “quería” tomar después de estar influenciada por las opiniones de los demás. Mi corazón al estar en esta ciudad siempre se siente lleno, pleno y contento… me siento una con los edificios, con las personas, me encanta que tan surreal puede llegar a ser.

Con esta mudanza no me siento sola, no estoy triste y tengo ganas de salir y explorar a más no poder. Estoy tomando el control de mi vida y estoy decidiendo ser otra persona, lo que siempre quise ser. Quiero vivir en el presente, disfrutar de los nuevos beneficios y oportunidades que esta ciudad tiene para ofrecerme. Sé que seré feliz.

Entiendo que al final todo resulta de la perspectiva, pero la que tengo esta vez es la correcta. Es una visión dónde estoy consciente de mi realidad y quiero que se quede así. Quiero seguir experimentando las diferentes emociones, cuestionarlas y salir adelante con ellas.

Queja para la creadora

Por más que intento no quejarme y simplemente querer, no puedo. Tengo muchos sentimientos encontrados y es que, por más que lo intento, todavía tengo mucho enfado dentro de mi corazón. Sé que probablemente muchos pensarán que no debería, ni tengo por qué estar quejándome de la persona que me cargo durante nueve meses en su vientre, me dio de comer, vio por mí y de más, pero sinceramente es que sí me duele, mucho.

Me duele justamente porque la persona que más se supone que “me ama” no hace lo suficiente por mí. Pienso que tal vez soy yo la que está mal por no darme cuenta que, dentro de lo posible, en realidad sí haga lo mejor que puede, solo que siento que no llega a las expectativas de lo que una mamá debe hacer por su hijo. Creo que muchas de las cosas por las que pienso así es porque para mí, una mamá debe hacer hasta lo imposible por procurar a su criatura, por ver que esté bien, que cuente con lo necesario, o que sus necesidades básicas estén saciadas.

Mucho de mis pensamientos tienen que ver con la construcción de la maternidad con la que crecí, justamente, con la que mi propia madre me ha inculcado desde que puedo tener uso de razón. No sé si yo soy la masoquista o la que quiere hacerse muchas veces la víctima, pero siempre recuerdo cómo mi mamá logra contradecirse o al menos habla cosas que van en contra de lo que me ha enseñado, o, que de alguna manera quedan perpetradas dentro de mi cabeza al grado de generar un trauma.

Cuando salió la noticia de que los papás de los 43 desaparecidos llevaban años buscándolos, mi mamá hacía comentarios aludiendo a que ella ya se hubiera rendido, lo que pasó a formar dentro de mi cabeza que, si yo fuera la que estuviera en esa situación, no me seguiría buscando, cosa que si fuera al revés, si mi mamá fuera una de las desaparecidas, quemaría toda la ciudad con tal de dar con la verdad de lo sucedido.

Puede que mi mente adolescente o de recién adulta no dimensione muchas cosas cómo lo hace ella debido a los años y experiencias que ha acumulado dentro de su estancia en la tierra, pero cuando hay alguna situación que nos afecta a ambas, o en especial a mí, yo siempre soy la que busca y/o trata de recurrir hasta agotar el último recurso que pueda usarse para solventarlo. Creo que mi mamá, muchas veces por orgullo hacia los demás o ella misma deja de hacer cosas con tal de pensar que no está cayendo más al hoyo.

No veo a mi mamá como mi enemiga, la volteo a ver y la veo como alguien que cierta manera ha estado ahí para mi cuando he llorado, reído y maldecido, pero también la veo como alguien a quien nunca podré satisfacer porque ante sus ojos soy alguien sin identidad, soy un borrego más dentro de la multitud que no saldrá de ahí por querer hacer lo que los demás hacen. Estoy cansada y me duele.

Ahora que no viví con ella un tiempo, la extrañé como nunca. Me di cuenta de lo necesaria que es en mi vida, de cómo me expresa su manera de querer a la hora de hacerme de comer, lavar mi ropa, tenderla, pasar por mí a dónde me encuentre, dejar de comprarse cosas para ella por darme lo mejor. Sé que, dentro de todo, me ama. Aunque sus acciones y palabras inconscientes me hagan pensar lo contrario, sé que es así. 

Es triste como muchas veces tomo acciones para hacerla sentir mal a manera de castigo por hacerme experimentar sentimientos tristes y tener que llorar. Me duele sentir que soy cruel con ella porque lo que menos quiero en el mundo es que tenga que experimentar el dolor ya sea físico, emocional o espiritual, pero mis emociones a veces son más grandes que mis pensamientos y la parte vengativa que tengo no perdona a nadie, ni siquiera a mí muchas veces.

Con mi abuela enferma y mi tía viviendo aquí y yo trabajando ha sido muy difícil poder convivir con ella porque su forma de decir que quiere estar conmigo o que me quiere per se, es hablarme para ver con ella una película sentadas en la sala. Yo no puedo. Odio hacer eso, es lo peor que me pueden pedir. Mi forma de demostrar cariño es invitándola a tomar un café, a comer, a lo que sea, pero con todo esto pasando, no puedo hacer nada de esto.

Siendo sinceros, necesito mi privacidad, mi casa, mi espacio a solas con mi mamá. Yo entiendo que su mamá es la que está enferma, que le dará prioridad, yo también lo haría, pero me duele saber que me vuelvo a ir en menos de un mes a vivir a otra ciudad, y el hecho de que no la veo o hablo con ella como antes me está matando. Me siento culpable a diario de no poder pasar con ella más tiempo, de no poder darle la atención que necesita.

Podré quejarme de ella mil y un veces, pero al final no puedo evitar llorar por todo el daño que le he ocasionado de manera irracional solo por querer hacer que le duela hacerme sentir mal. Merece respeto por ser quien me dio la vida. No diré que no le pedí nacer porque dentro de nuestro pacto de almas sé que lo hice, y que pedí que ella fuera mi mamá tal cual es para enseñarme las lecciones que necesitaba entender en el plano terrenal.

Decirle te amo a mis papás siempre ha sido una tarea difícil. Se lo puedo decir a quien sea, pero a ellos en especial no. Me tengo que armar de valor y, realmente, contar hasta 3 para ver si es que me atrevo a decirlo. Sé que todo esto podría ser analizado por un psicólogo y se daría cuenta que tengo traumas en la relación con mis padres. Son cosas que sigo intentando sanar, pero para eso salgo de mi casa, porque es un hogar que se descuido tanto por peleas o situaciones en las que me expusieron que se volvió en un ambiente tóxico.

La relación con mi mamá puede serlo de igual manera, al final no dejamos que nadie más entre a nuestro círculo y el como nos gritamos y hablamos tampoco es el mejor. Mediante diferentes libros o clases que he tomado sobre cómo estar mejor he intentado implementarlos en mi relación con mi madre. Algunas cosas funcionan, otras no, pero al final intento abordar de la mejor manera las situaciones que se me presentan diariamente porque mi mayor miedo es que el día que ella decida dejar la tierra yo no pueda sentir que la disfrute.

Me gustaría que el día que mi mamá se muera yo poder quedarme satisfecha de que la amé como nunca, que hice todo lo que quise a su lado, no que sólo hubo peleas y malas palabras. Yo sé que las peleas nunca cesarán y que chance los pensamientos que tengo sobre el día que decida irse son egoístas, pero bueno, no sé. Solo es una manera que tengo de ver las cosas. La amo y pase lo que pase, sea cómo sea, siempre tendré el corazón lleno de harto amor por ella puesto que terminó siendo el amor de mi vida.

Tomarse en serio las cosas

Me molesta demasiado que el que las personas no me crean con respecto a cosas importantes a mí me afecte demasiado. En verdad, por más que intento que no sea así, el que seres queridos, como mi mamá o mi tía, no me crean, me desespera y me llena de furia. Siento que en verdad no me están tomando en serio. Es terrible ver como los miembros de tu familia, sobre todo los más cercanos, parecen no hacer nada por entender cómo uno se desarrolla.

En mi caso, mi familia, desde siempre, ha sido muy burlona, juzgona, y de muy poca fe en la palabra del otro. Desde la particularidad de mi caso, al ser yo la integrante más pequeña, se me ha catalogado como alguien que no sabe nada sobre la vida, que tiene muchas experiencias por emprender o que no tengo el conocimiento para abordar ciertos temas. ¿Quién soy yo para saber si en verdad tengo cierta enfermedad? Hasta que un doctor no me vea y confirme que lo que estoy padeciendo sea verdad, será el momento en el que mi familia creerá en mis palabras.

Es muy cansado vivir así. Estoy harta de tener que siempre estar mostrando con hechos lo que tengo, siento o sé. Estoy consciente de que ni a ellos ni a nadie más tengo que estarles dando importancia a la hora de mis creencias, pero por más que lo sepa y quiera aplicarlo, es imposible. Tal como lo mencioné arriba, soy la más pequeña, la que aún depende de los adultos de la familia para sobrevivir.

Todo esto se deriva de que presento una intolerancia a la lactosa, lo que genera que no puedo consumir lácteos ni derivados porque me genera indigestión en el estómago y termino valiendo cake encerrada en el baño el resto de la noche. Como dije, mi familia es de esas que hasta que no vea datos avalados por la ciencia/medicina cree en lo que se dice, en especial si soy yo la que lo habla.

Me pone muy triste el ver cómo es que por más que intento demostrarles que no puedo consumirlos o que tengo ciertos ideales que me gustaría fueran respetados, no lo hacen. No ven lo que para mi es importante porque no tengo la edad o el conocimiento suficiente sobre el tema. Muchas veces es indescriptible el querer convivir bien o hablar sobre algún tema en particular frente a mis tíos, primos o papás sin que se burlen o comiencen a decir que no sé de lo que estoy hablando.

La que termina fregada siempre soy yo. Soy una persona que intenta el pacifismo cuando se puede, pero cuando en verdad algo me está molestando sí soy bélica. Nadie se merece faltas de respeto, pero en verdad llego a un límite en el que no puedo ni siquiera dejar de pensar en lo que pasó, no puedo dejarlo ir porque es muy importante para mí. Me molesta vivir en un lugar donde mis ideales no son respetados o tomados en serio.

Todo lo que me pasa estoy segura pasa dentro de todas las casas. Desearía que todos pudiéramos sentir que tenemos la misma válides al decir algo frente a los nuestros, así, sin miedo a ser juzgados o vistos como un chiste. No puede ser posible que la mayoría del tiempo, aquellas personas que no están dentro de nuestro círculo familiar son aquellas que más nos ven como realmente somos, que en realidad captan lo que para nuestros cercanos es invisible.

Me gustaría que todos pudiéramos ser tomados en serio. Tal vez sea que yo no me aguanto las bromas, pero nadie debería soportarlas tampoco si comparte este sentimiento conmigo. Nadie debería ser puesto a duda por los que más ama. Es duro, pero al final, por más que sean tu familia, nunca los vas a tener complacidos con tus capacidades para hacer o realizar algo. No hay que desvivirnos por ellos.

Pueden pensar que por qué digo esto último si toda esta columna se ha tratado de quejarme sobre cómo me importa y duele no ser tomada en serio, pero es que yo todavía sigo luchando para que cosas que no puedo controlar, como la opinión o perspectiva de los demás con respecto a mí; lo que hago, pienso o digo, no me importe, o si lo hace que sea lo más mínimo. Cada quien encontrará la manera o el tiempo perfecto para dejar de darle importancia a esas cosas.

El año más rápido que Flash

¡Wow con 2022, eh! Siento que ha sido el año que más rápido se nos fue de las manos. En un abrir y cerrar de ojos 12 meses pasaron frente a nuestras narices y cada uno de ellos trajo consigo millones de cosas diferentes para cada uno. En lo particular, durante este año experimente distintas emociones, muchas tragedias, pero también alegrías y cosas que pensé no podría experimentar.

Al terminar cada año siempre agradecemos por lo que fue, por las personas que conocimos, nos gusta hacer un brindis y hacer propósitos para el próximo, que sabemos que muchas veces no cumpliremos, pero la intención está ahí. Nos sentimos esperanzados y utilizamos frases como “2023, por favor sé bueno”, o cosas que nos hacen tener esperanza en que, dentro de poco, nuestra vida puede cambiar o que tendremos el año más feliz de nuestras vidas.

 Yo considero que todas las cosas que hacemos en año nuevo, son tonterías. El próximo año pasará lo que tenga que pasar, sinceramente, más daño nos hacemos nosotros al creer que pura cosa buena está por llegar. No quiero ser un grinch ni una amargada, pero es verdad. Idealizar algo de lo que no tenemos certeza es como clavarnos una estaca a nosotros mismos por esperar algo que puede ser nunca llegue.

Yo quiero que el próximo año esté lleno de sorpresas, que no sepamos ni qué nos golpeó. Quiero que tenga más enseñanzas, y si dentro de ellas hay caídas, todas son muy bien recibidas. Deseo seguir aprendiendo de mi misma, de seguir sorprendiéndome de lo que en mi cotidianidad me pase. No voy a mentalizarme con cosas positivas, solo con poder disfrutar de todo lo que la vida tenga para darme.

No tengo ni idea de cómo va a venir el 2023. Espero sea un año dónde todos aprendamos a quedarnos con lo que en verdad importa, que es aquello que solo nosotros podemos cambiar. Sería padrísimo poder tener una sola noche a nuestros seres queridos que se fueron durante el año en la mesa, sentados con nosotros, pero al final, su partida fue una enseñanza que nos dejó este año.

No nos queda nada más que agradecer al año viejo que termina hoy por todo eso que nos dejó, ya sea bueno, o, lo que consideremos malo, dentro de nuestro punto de vista. Sentémonos, dejemos nuestros celulares un momento y apreciemos a quienes tenemos enfrente… no sabemos si estarán con nosotros todo el viaje que trae preparado el 2023.

2022, no sé cómo describirlo, solo como que fue algo muy rápido, y dentro de lo bueno, lo mejor que tuvo que haberme pasado en él, pasó. Gracias a Dios por poder darme otro año de vida, por dárselos a ustedes también, y espero que el próximo año puedan seguir con nosotros, si es que está en sus planes seguir dentro de esta tierra.

Ya quiero la emoción y tensión que se siente todos los años con nuestros familiares que nos caen mal y nos los topamos en la cena. Una disculpa, pero yo sí tengo ganas de hacer jetas éste año, principalmente a una prima. Todo lo que no pasó en navidad, puede pasar en Año Nuevo. Prepárense.

Feliz Año Nuevo.

El socialismo de Venezuela

El socialismo en Venezuela tiene una larga y complicada historia. El movimiento surgió por primera vez a principios del siglo XIX, cuando Simón Bolívar lideró una revolución exitosa contra el dominio colonial español. Después de la independencia, Venezuela se convirtió en república y el nuevo gobierno intentó implementar políticas socialistas. Sin embargo, estos esfuerzos fueron en gran medida infructuosos y Venezuela siguió siendo un país capitalista.

En 1998, Hugo Chávez fue elegido presidente y prometió hacer de Venezuela un país socialista. Sin embargo, optó por la social democracia. El gobierno de Chávez logró importantes avances en los programas de bienestar social y redujo los niveles de pobreza. Sin embargo, sus críticos argumentan que concentró demasiado poder en sus propias manos y que sus políticas provocaron inestabilidad económica. 

Desde que Chávez llegó al poder, tomó los pasos necesarios para poder realizar su proyecto social el cual consistía en brindar atención a la población más desprotegida y marginada de Venezuela, por medio del engrosamiento del Estado destinando gran presupuesto a programas educativos y de seguridad alimentaria. Chávez prometía acabar con el sistema de partidos como expresión moderna de la política además de terminar con las desigualdades e injusticias sociales.

En 2005, Hugo Chávez se unió al proyecto del socialismo del siglo XXI, con la idea de una democracia novedosa, con el propósito de revitalizar su “legado socialista”.  Frente a la sociedad, su toma de decisiones se llevaba a cabo “dentro de la comunidad”, pero la realidad es que las decisiones siempre fueron controladas desde el Estado central.

El Socialismo del siglo XXI habla de un retorno hacía discursos y planteamientos teóricos que parecen alejarse de los modelos de desarrollo y la globalización. Este mismo término como lo mencionamos anteriormente, fue utilizado por primera vez el 30 de enero del 2005 como un escudo frente a los desequilibrios económicos y sociales de Venezuela.

La población de Venezuela exigía cambios y la revitalización del populismo, lo que orillaba a la sociedad a hacer un movimiento revolucionario, un elemento característico de los caudillos venezolanos en el siglo XXI.

La principal problemática de los movimientos socialistas en América Latina es que tienen una tendencia a tornarse en sistemas totalitarios, el chavismo no fue la excepción. El chavismo se convirtió en un régimen autoritario como los modelos socialistas del siglo XX, cuyos estragos fueron fatales.

El chavismo logró establecer una política estratégica de caos, avanzando en la opresión de la sociedad por medio de distintas técnicas. El control de la economía fue clave en este sentido. Al reforzar la dependencia de los ciudadanos hacia el Estado, logró mantener dominación sobre ellos, interviniendo con la propiedad privada y las libertades económicas.

El chavismo logró su objetivo, sin embargo, los regímenes autoritarios y de dominación crean un estado de descontento y desaprobación por parte de la ciudadanía. La capacidad de lucha del pueblo venezolano garantizará la consolidación del socialismo totalitario.

Entendamos de movimientos sociales

El ser humano siempre ha tenido que luchar por lo que cree justo y correcto dentro de la sociedad. Muchas veces la razón por la cual inicia un movimiento o alguna agitación contra algún particular es porque siente que se le ha negado el derecho a algo que por naturaleza le pertenece.

Los movimientos sociales son cuando la acción colectiva surge en respuesta a los cambios en las oportunidades y restricciones políticas. Estos movimientos se dan cuando a los individuos se les niega o despoja de algo por lo que se considera justo en la sociedad.

La mayor ventaja que pueden llegar a tener es que impulsan a la sociedad a no quedarse callada, a seguir luchando por lo que les corresponde y llegar al bien común. Es preferible evitar movimientos violentos, pero, desgraciadamente, muchas veces son estos los que se necesitan para exponer una injusticia.

Estos movimientos fomentan la organización de las personas en cuanto a saber ordenar las prioridades de una sociedad, o llegar a ser conscientes de lo que esta persigue. No se justifica que muchas veces puedan generarse revoluciones con causas para beneficios de unos cuantos, pero la mayoría de ellas cuenta con razones fundamentadas, mismas que se les hacen saber a las partes acusadas.

Otra gran ventaja que pueden tener estos movimientos es la unidad que terminan creando en las sociedades. El pueblo, cuando se encuentra unido, es muy poco probable que pueda ser vencido. Cuando nos encontramos en un movimiento todos permanecemos ante el mismo frente, reconocemos el mismo enemigo en común y logramos perseguir el mismo fin.

Pese a que muchas personas ven a los movimientos sociales como algo malo, como una revolución que solo hace referencia a la agresión, considero que detrás de ella hay una lucha de todos aquellos que han sido violentados verbal, física o emocionalmente. Muchas personas no se atreven a levantarse y expresar su descontento ante el gobierno o una sociedad entera como tal, pero creo que aquellos que deciden luchar por sus creencias y por lo que consideran justo en una sociedad, son los que pueden generar un cambio.

Se habla de que muchas veces dentro de los movimientos puede haber personas que solo ven por sus intereses personales, y, que, conforme a ellos, son las acciones que toman e incitan a tomar a los demás. Tenemos muchísimos tipos de líderes, por el momento, el que nos gobierna, es uno que se ha ganado el pueblo mediante el carisma de las personas, no tanto por sus ideales.

Cuando se da un movimiento fuerte, que conlleva la destrucción, o más bien, a la revolución forzosa, creo que hablamos de un líder que no le teme a verse como alguien serio y frío, al contrario, es lo que más quiere reflejar para provocar confianza en las personas, y, así, estas lo puedan seguir en todos los ideales que persiga con el fin de que creen que todo lo que hace es por el bien de la sociedad, confían en que es un estudiado y antropólogo perfecto de la misma.

Creo que la sociedad desde la época de la Revolución Francesa tiene ya una mayor conciencia, por lo cual, existen más personas que actúan por convicción, por amor a la soberanía y la libertad de expresión. La última ventaja que recalco es la unidad de las personas que buscan lo mejor hasta lograr la victoria, siempre.

¿Escribes!

Esta columna va dirigida a mí. A la razón por la cual escribo. Otra vez, su columnista favorita, hablando un poco más de ella. Quiero que sepan que la verdad, lo de escribir pienso que es algo que ya lo traigo en la sangre. Tal vez no como tal hereditario, pero sí algo con lo que tengo facilidad de hacer desde que nací. Tengo una fuerte creencia de que el poder de la escritura va más allá de tener la capacidad de escribir largos párrafos o muchísimas hojas.

Escribir es algo que nace del corazón, algo con lo que conectas y un espacio dónde puedes ser tu mismo, dónde tu creatividad pasa de la carne y conecta con el papel, que, a su vez, se plasma en papel y tu imaginación queda inmortalizada de manera que la puedas, ya sea; recordar, corregir, borrar, completar, lo que quieras hacer con ella, es válido y está totalmente bien.

Cada quien decide cómo escribir, su estilo, la manera en la que desarrolla sus ideas, el lenguaje con el que lo hace, el punto es sentirse libre al expresarse. Justo yo escribo porque creo que la escritura es algo que nadie nos va a poder quitar, es lo que el alma habla y puede quedarse ahí siempre.

Desde pequeña he utilizado la escritura cómo una forma en la que puedo liberarme y sentirme parte de los diferentes textos que mi mente crea y desarrolla. Dentro de la escritura he descubierto que puedo ser quien yo quiera ser, estar dónde sea en el momento que quiera. Lo he utilizado para hacerme oír en mi familia a través de avioncitos, cartas, sobre todo, y en poemas que muchas veces son malos.

Me gusta saber que puedo escribir para desahogarme y hablar de lo que quiera, que cualquier cosa que haya pasado, dentro de mi historia, puede ser cierto, independientemente de si pasó o no en realidad. Escribo como protesta, como forma de pedir perdón, de declarar mi amor, de chismear, de soñar, para darme ánimos; esperanza.

Escribir me lleva a lugares donde me siento vulnerable y estoy bien admitiendo mis errores o temores al hacerlo, porque sé que la única que puede leerlo, soy yo. El tener la oportunidad de hacer públicos mis pensamientos mediante esta columna, me salvó la vida. Estoy consciente de que nadie las lee, más que el editor en jefe, pero saber que puedo escribir y que en algún punto alguien puede leerlos, me hace sentir más que satisfecha.

Agradezco poder hacer una columna en menos de 15 minutos, de poder escribir 4 en un solo día, de no tener que robar ideas o hablar sobre temas que son triviales. Lo que escribo en mis columnas viene meramente de mi manera de pensar… reconozco que puede no ser del agrado de muchas personas, que muchas veces puedo ser agresiva, pacifica, revolucionaria, alternativa, o, bohemia.

El punto aquí es que me muero si alguien me quitara mi habilidad por escribir. Me hace sentir completa y serena el tener un espacio que puedo compartir sobre mi vida, o al menos, mi pensamiento con los demás. No estudie filosofía y letras porque mi mamá me lo prohibió, me dijo que moriría de hambre, pero al final, alguien con una mente tan agitada y llena de pensamientos como la mía necesita un descanso y drenarse en algún lugar dónde pueda sentirse parte de.

La competencia

Yo creo que el querer ser el mejor en todas las cosas son tonterías que la sociedad nos impone para salir adelante y sacarnos de nuestra zona de confort. No es necesario ser el primero en todo, de verdad que no, solamente estamos acostumbrados y tenemos una carga social que nos hace creer que, para ser merecedores de algo bueno, debemos de serlo. El número uno en algo no es el que en verdad lo gana, es quien en verdad lo siente.

El número uno no es quien llego primero a la meta, ni a quien se le ocurrió primero la idea, o el que se especializó primero en realizar alguna cosa, a mi parecer, es quién al hacer lo que tenía que hacer se sintió satisfecho con lo que hizo y sabía que no podía hacer nada más, por lo que queda completamente feliz con la entrega o la llegada.

Las personas vivimos bajo un constructo social que, en verdad, nos presiona a darlo todo de nosotros por querer vivir en la cima, ser reconocidos ante la sociedad, tener estatus y un prestigio a dónde quiera que vayamos dentro de los lugares. Es cansado, sinceramente, pero es un precio que las personas se sacrificar a tomar con tal de tener un lugar en la sociedad consumista, capitalista y competitiva que nos ha formado.

Yo no sé cómo no se cansan de querer demostrar ser alguien que no son en la vida. En verdad es muy cansado y desgastante tener que vivir una vida falsa solo por querer que te vean. Bueno, no soy nadie para juzgar a las personas que viven de esa manera, al final, cada quién sabe qué o no deja de hacer por sí mismo. Vivir para competir es algo que no nos va a dejar nada, ninguna enseñanza, solo crea que nos perdamos y terminamos compitiendo con cualquier persona que se nos ponga enfrente.

Desde mi experiencia, he convivido con personas que solo se enfocan a ganar y terminan sin disfrutar lo que logran, lo que hacen, no tienen sabor de sus pequeños logros. Me dan tristeza esas personas, espero algún día encuentren una satisfacción con lo que hacen y logran, que no tengan la necesidad de sentir que deben demostrar ser alguien que no son frente los demás. Es por su propio bien, por su sentimiento de insuficiencia que los acosa con sus distintas jugarretas.

Yo creo que todo esto no es nada más que algo psicológico, cosas con las que no lidiamos de pequeños que ahora de grandes se volvieron cosas con las que tenemos que vivir debido a que siempre se nos hizo pensar que debíamos de ser el número uno para impresionar a mamá, papá o cualquier figura de autoridad que tuviéramos dentro de nuestra niñez. Me da cosita, pero es verdad. Yo también soy víctima de querer explotar mi potencial dentro de calificaciones para poder tener complacida a mi mamá.

Vivimos bajo estrés constantemente, cosa que la verdad le pasa a todo mundo, pero tener que estar compitiendo con nuestro alrededor, sumando que tenemos que hacerlo para querer destacar, es algo que no le deseo a nadie nunca. Espero que las personas que hacen esto puedan encontrar el descanso en su corazón que necesitan para superar el trauma de tener que rendirle cuentas a alguien, que se tomen un descanso de querer ser el mejor.

Cuando uno sabe que es el mejor en algo, lo hace por pasión, por gusto, porque sabe que es nato y que tiene que hacerlo sin esfuerzo. No se va a romper la cabeza pensando en lo que podría hacer para mejorar aquello que hace. No sé, es cuestión de aceptación de la situación de cada uno.

Sobre papá

No sé cómo comenzar esta columna porque en verdad me gustaría que fuera una dónde las personas que las lean se puedan sentir identificadas con la situación que pueden llegar a presentar en su relación con su padre. Por mi lado, solo tengo pura experiencia mala. Así que procederé a contar un poco de lo que vivo dentro de la misma, ya que, posiblemente, muchos vivan igual.

Mi papá, como el de todos, cuando estaba pequeña era mi súper héroe. Me encantaba salir con él, platicar, pasar tiempo con él, que me enseñara sobre lo que hacía, y, además, que me llevará a su oficina era algo que siempre me resultaba fascinante por el cómo me introducía con sus compañeros… era como un honor que me presentara como su hija. Era pequeña, mi papá era mi todo.

En fin, con forme fui creciendo y agarrando consciencia, después de descubrir que la típica historia del romance en la oficina había sido mi caso, por más que comenzaba a entender la situación, lo único que me impactaba es que el respecto que él había perdido por la relación con mi madre era algo que, para mí, no estaba bien. Poco a poco se fue cayendo de su pedestal él sólo. El trauma, con los años, fue haciéndose parte de mi vida diaria y se fue quedando y alimentando de mí.

Al crecer y estar en una edad en la que por fin me di cuenta de todo lo que involucraba la infidelidad que hubo de su parte, y, que aparte causo el nacimiento de dos niñas más, fue algo que yo decidí no soportaría ya. Mi familia de lado paterna, claro que no apoyó el acto mediante la cual se dio la concepción de las dos menores, pero sí las aceptó cómo tal. Lo sentí como la mayor traición que pudieron haberme hecho. Con el tiempo, entendí esto y los perdoné.

En fin, al ver cómo todo esto le había afectado a mi mamá, me comencé a alejar de mi padre. Tome una distancia inimaginable, y hoy, el súper héroe, está completamente marcado como ficticio de mi vida. Yo ya no quería salir con mi papá, hablar con él, nada. Estar con mi papá se había vuelto un castigo enorme para mí, y no planeaba seguirlo soportando. Yo ya no lo quería.

Mis daddy issues comenzaron. Tenía miedo de que en las relaciones me fueran a engañar, cuando intentaba hablar con mi papá, siempre todo terminaba en enojos y lágrimas, siempre había un drama. Al final de la historia, ya ni mi mamá estaba tan dañada como yo dentro de lo que sucedió. Considero que soy la única que vive aún dentro el problema. Bueno, no creo que sea tanto así, pero ¿Qué esperarían de un hombre que ni siquiera pagar la luz de mi casa puede? No mucho.

Después de años de terapia, de llorar a mares con cada extraño que me tocara el tema de mi papá, hoy puedo decir que es un tema que me sigue doliendo, pero que cada vez hago menos que sea mi problema. Pasados muchos años, por fin entendí que lo que había pasado no era mi culpa, no era algo de lo que yo pudiera arreglar y que estaba hecho; no podía eliminar nada de lo que pasó.

Mi relación con mi papá no es más que una relación fría y delicada. Es como un cristal. Está ahí, pero si no te fijas, y te tropiezas, aun que sea un leve, se rompe en mil pedazos, y las grietas, por más que intentes juntarlas, no quedan para nada igual a cómo un inicio. Yo he decidido tomar la decisión de no salvar esa relación. Vivimos engañados con la idea de que debemos tener una buena relación con nuestros padres… déjenme decirles que esto es mentira. No porque la sociedad lo establezca significa que así debe ser.

Bailé con mi ex

Más que una canción, una realidad. Esta columna está dedicada a contar un poco de mis tragedias con el susodicho hombre en cuestión. Espero no me juzguen y sepan, que, como muchos, fui cegada por amor y por lo que pensé que en verdad extrañaba. Para que estén un poco en contexto, me gustaría comenzar diciendo que hubo una época de mi vida, como ya lo he contado en otras columnas, en la que me la vivía de antro todos los fines. Siempre que salía a cualquier lugar en mi ciudad, me topaba un con vato súper borracho que llegaba a mi mesa a bailar conmigo, quién sabe la razón, pero así era.

Una noche que decidí salir sola con mis amigas a este lugar nocturno de renombre, este sujeto se me acercó. Me empezó a decir que yo sería su novia, le dije que tenía que pedirme bien, fui un poco mamona, pero al final se alejó. Para no hacerles el cuento tan largo, después de un follow y otro followback después, fue mi novio. Duramos seis meses dónde me atrevo a decir, que aparte de que fue mi primer todo, fue dónde amé por primera vez.

Bien me dijo mi primo que uno no conoce al amor de su vida en un antro, yo pensé que había conocido al mío. Sabía que no era el amor PARA mi vida, pero tal vez sí DE mi vida, porque al final fue alguien a quien siempre voy a tenerle ese aprecio y a quien quise a pesar de todo. Con él conocí lo que es amar a alguien sin importar su pasado o sus acciones. Sé que no estuvo bien permitirle pasar de mis límites, pero les repito, estaba enamorada, no sabía que estaba haciéndome mal.

No me mal entiendan, nunca me arrepentiría de haber pasado lo que pase con él. Me enseñó muchas cosas, me dio momentos únicos y chistosos que a veces recuerdo con nostalgia de lo que fue, pero no con ganas de volver ahí. Mi exnovio es una persona con problemas de adicción al alcohol. Me contaban las historias más bizarras de él, pero no podía creerlo, ante mis ojos él era un completo desconocido a comparación de con quien yo me había topado.

Digo, lo conocí en el desmadre, ¿qué podía esperar?, pero, aun así, sé que conmigo se calmó. Sinceramente no sé si alguna vez me engañó o si tan si quiera intento hacerlo algún día que yo no saliera de antro y él sí, pero eso ya me tiene sin cuidado. Cuando terminamos me dolía en el alma haberme quedado sin él, su compañía era tan necesaria que no podía evitar buscarlo cada que podía. Siempre que yo volvía a la ciudad (terminamos porque me mude) intentaba hacer contacto con él, lo que fuese para intentar avivar lo que ya había terminado.

Era un cuento de nunca acabar que todos ya nos sabíamos: me toparía con él en un antro, yo me pondría hasta las chanclas, iría con él y le hablaría de lo que fuese. Acto seguido, bailaríamos una que otra rola, sus amigos nos verían, nos incitarían a un beso, se daría el beso y procedería cada quien a irse por su lado. Al siguiente día con mi cruda mental yo le mandaría mensaje por lo ocurrido, y así todos los fines.

Para no hacerles el cuento tan largo, no fue hasta que vi que bailó con otra nuestra canción, además de besarse con otra más en la misma noche, que tomé la decisión de dejarlo atrás. Fue ahí, en ese momento en el que subí a cabina, llorando con mi mejor amigo, el DJ del lugar, que me percaté de que cada fin de semana iba perdiéndome un poquito más; mi esencia, mis valores, mi dignidad. Todo eso y un poquito más al, solamente, por una noche, querer bailar con mi ex.  

Volver a confiar

Yo no sé en lo que todos creamos, me refiero a que, si alguien cree o no en Dios, pero sé que todos necesitamos creer en alguna fuerza superior en donde o con quien podamos creer que nos protege o nos pueda ayudar en los casos difíciles. Hay muchas personas, como yo que creemos en Dios, otros creen en múltiples deidades, o, algunos en la naturaleza como madre tierra, que provee y nos acoge como madre dentro de su territorio para vivir dentro de él.

En los casos difíciles considero que siempre es bueno creer en que tenemos una ayuda extra. Normalmente considero que cuando pasan este tipo de situaciones es bueno actuar como si dependiera de nosotros, sabiendo que depende de aquello en lo que creemos nos podrá ayudar. Me paso algo muy similar en estos días y creo que Dios siempre estuvo ahí listo, ayudándome a que pudiera hacer todos los pasos lógicos, para que al final él pudiera obrar de maneras misteriosas, como siempre lo hace.

Es fácil perder la esperanza cuando uno no ve que las cosas están caminando, nos desesperamos porque estamos acostumbrados, o al menos, pensamos que las cosas deberían de ser como dicta nuestra lógica. Personalmente hablando, padezco de ese serio problema de querer controlar todas las situaciones que pudieran agravar algún aspecto de mi vida de manera seria. Intentamos hacer todo lo que está dentro de nuestro poder para resolverlo, pero por muchas veces que lo intentamos, a veces simplemente pareciera que las cosas no salen como lo esperábamos y eso nos desespera y genera que queramos echar todo por la borda.

Entiendo que hay cosas que podemos y no controlar, sé que la parte teórica es fácil, pero al ponerlo en práctica, y me refiero a, saber que lo que no está en nuestro alcance tenemos que dejar que se arregle solo, es algo que no nos gusta hacer. Queremos hacer todo corriendo por miedo a que nuestras oportunidades se cierren o vaya a haber todo un desastre de por medio, creando que nuestra vida sea infeliz o algo peor.

La verdad es que es de muchísimo trabajo aprender a dejar ir aquello que no nos corresponde, tenemos que aprender que lo que sí está dentro de nuestro poder es por lo único que debemos preocuparnos, todo tiene arreglo, por más que pareciera que no. Las cosas pasan para algo y por algo, solo que nos cuesta aceptar que muchas veces, no es gracias a nosotros. Nos duele en el ego.

Es fácil perder la esperanza y mandar todo de una sola, no queremos que pase cuando debe de ser, queremos que pase cuando nosotros queremos que sucedan las cosas, pero así jamás pasarán las cosas. Hay que grabarnos en la mente que nunca será cómo nosotros dispongamos, será como la vida misma quiera, y, ¿saben qué? Está bien. Nos hace falta tolerancia a los cambios, eso es todo.

Lo importante de aquí es saber que siempre hay alguien o alguna fuerza misteriosa que obra a nuestro favor, que siempre nos quiere ver bien, y que, aunque no parezca, siempre hará lo que crea correcto para nuestras vidas porque tiene algo mejor que nos espera y que sabe que somos merecedores de.

Aprovechemos nuestro tiempo sabiamente, preocupémonos por lo que podemos cambiar y hacer, es lo único en esta vida que en verdad vale la pena. No veo sentido en seguir quedándonos calvos por cosas que no podemos controlar porque simple y sencillamente no están a nuestro alcance.

Los noviazgos

Creo que tener novio puede ser una de las mejores etapas que la vida te puede dar, tiene muchos momentos que uno atesora en su memoria y recuerda para siempre, hay nuevas aventuras, experiencias, te ayuda a conocer más personas, descubres nuevas cosas sobre ti mismo, haces cosas que jamás pensaste atreverte a hacer… en fin, tener novio es algo padrísimo, para muchas personas. Todo depende del tipo de relación que decidamos llevar. Digo decidamos porque nosotros terminamos siendo quien lo vuelve tóxico o algo totalmente encantador.

Durante los años de adolescencia que he experimentado, puedo decir que he tenido mil casi algos y solo un novio, de verdad. Tuve un novio a distancia, pero sinceramente a esta edad, a tus 20 tantos, es cero recomendable tener una relación… lo que nosotros necesitamos en esta etapa de nuestras vidas es tener a la persona con nosotros, sentirla con nosotros y que nos acompañe en nuestros primeros acercamientos con el mundo de verdad.

Mis primas de 30 para arriba me recomiendan no tener novio en mis 20, al menos no una relación que dure años. Las entiendo totalmente porque al final, son tus primeras veces en todo, tenemos muchas cosas por vivir y a veces nos quedamos sin hacerlas debido a que tenemos una relación. No digo que debamos de dejar de hacer cosas por nuestras parejas, pero no es lo mismo y todos los sabemos.

Las parejas son algo muy bonito, podemos contar con ellas como nuestras incondicionales para las salidas, contar secretos, psicólogos, etc. Sabemos que son buenas parejas cuando a pesar de las diferencias y lo que nos dejan ver de ellos mismos podemos estar bien, puede haber una conexión y relación libre y fuera de prejuicios. El problema radica cuando comenzamos a querer a esa persona solo para nosotros, cuando somos posesivos o estamos en contra de lo que piensen o digan (depende de qué sea).

Mis amigas normalmente se la pasan con sus novios, cuando hablo de que se la pasan con ellos es porque en verdad VIVEN casi casi con ellos. No creo que sea algo malo porque al final de cuentas esa es la persona que te gustaría ver o visitar diario, pero considero que hay límites para verse. Hay personas a las que les funciona verse los findes o todos los días de la semana, pero para mí, lo más sano es que ambos se den su espacio para poder ser y desarrollarse como individuos.

Lo importante en las relaciones siempre es poder tener cada uno su momento de ser, de tener su tiempo para desarrollarse íntegramente como hombre o mujer y poder convivir con alguien que sea a parte de la relación, darse su tiempo a solas para liberar un poco la mente. Puede ser un poco abrumador solo estar, hablar y pensar en la otra persona, ojo, que no aplica siempre para todos.

Las relaciones, como lo menciono, puede ser lo mejor que nos ha pasado siempre y cuando se de en un ambiente de respeto, más que nada. Sin respeto no hay nada por hacer. Al momento de que alguno viole la privacidad del otro o cometa alguna agresión física o atente contra su pareja, esa relación ya está echada a perder. Lo que pasa es que creemos merecer el amor que nos dan cuando se nos olvida por estar cegadas que merecemos siempre lo mejor, no migajas, no a alguien que nos quiera un día sí y al otro no.

La magia

¿Se han dado cuenta que nos encanta sentir la magia? Nos encanta leer sobre la Ley de Atracción, manifestar y cualquier cosa relacionada a atraer todo lo mejor a nuestras vidas. Antes era un tema que ciertamente no era muy bien visto en la sociedad, pero gracias a la práctica más activa de las personas en los recientes años, hemos visto cómo es que se ha ido aceptando y practicado más hasta por personalidades de renombre.

Cada vez hay más videos, técnicas o acciones que podemos hacer para manifestar aquello que nuestro corazón ciertamente anhela con desesperación. Debo admitir que en mi familia el estar intrigada y activa en temas como estos es la primera. Mi mamá, mis primas, y, por ende, yo, hemos realizado diferentes cursos, mirado distintos videos, participado en prácticas, lo que sea con tal de saber cómo manifestar correctamente.

Después de mucho tiempo de darme cuenta que participaba en un culto (sin yo haberme dado cuenta), entendí muchísimas cosas que se me hacían un poco raras mientras mi estancia ahí. Hay muchas cosas que también les agradezco, ya que son cosas que sigo aplicando en mi vida, pero al final estoy agradecida por haberme retirado a tiempo de ahí. Quiero aclarar que el familiar que sigue dentro de este centro es alguien a quien yo considero con problemas mentales y falta de razón.

Después de éste contexto me gustaría hablar sobre algo que llamó mi atención al leer un libro, algo que me hizo darme cuenta de muchas cosas que hacemos y creemos que debemos de hacer. Se nos ha dicho dentro de todos los cursos de autoayuda que realicemos visión boards, hagamos listas de cosas que queremos manifestar y que nos hablemos al espejo cosas bonitas… quiero decirte que todas esas son tonterías. Está perfecto si quieres mentalizarte cómo alguien poderoso, pero hay más de fondo.

A ver, lo único que pasa al nosotros estarnos repitiendo que somos bellos al espejo, plasmar camionetas, casas, y de más en tableros que vemos todos los días en nuestra casa son reminders de que carecemos de esas cosas. Al hablarnos mientras nos vemos repetimos cosas que nos gustaría creer que somos porque sabemos por dentro que no lo somos. Nos estamos recordando constantemente que NO tenemos nada de aquello.

En mi opinión, si tú crees que eres un perdedor, créetelo, pero sigue adelante con tu vida. El mundo nos ha enseñado que SIEMPRE tenemos que ser los mejores en TODO, tener lo último en moda, carros, casas, etc… cosas que al final, nos deben importar un carajo. Algo por lo cual preocuparse podría ser si a tu mamá la estafan con $10, 000, ahí si te doy la razón en mortificarte, pero por mientras, ni al caso que estemos dando todo un esfuerzo en convencernos ser alguien que sabemos que no somos.

Todo esto es cuestión de perspectiva, yo sé que muchos puedes discrepar conmigo y está bien. Yo creo que ni vale la pena intentar fingir que eres feliz cuando no te sientes así. Deja que tus sentimientos fluyan como deben, cuestiónalos si puedes. Vive y preocúpate por cosas que en verdad importan. Al final, tu eres el que vive contigo mismo, tú decides quién o no eres, nadie más.

Elegimos creer en las Leyes de Atracción y en el manifestar porque no confiamos en que podamos lograrlo por nuestra cuenta. No digo que esté mal visualizarse, al contrario, hazlo, pero no te tienes que estar repitiendo ni haciendo una harta colección de cosas que ni tú te crees.

Al desnudo

Me duele ver mi vientre en el espejo y pensar que si dejo de comer tanto como lo hice hoy mañana tal vez podría verme más flaca. Me duele sentir que me estoy quedando atrás, que los demás están haciendo lo que tengan que hacer con su vida y que yo voy a destiempo con la mía. Me duele ver cómo mi mamá hace todo lo que puede por mí y ver cómo mi papá no deja de darme excusas.

Me duele sentirme sola, cuando siento que yo soy la que he decidido alejar a la gente. Me duele pensar que perderé un semestre de universidad. Me duele levantarme todas las mañanas sin saber que estoy viviendo las cosas que me gustarían vivir. Me duele saber que sigo enamorada de alguien que me dejó ir hace tiempo, que nunca he perdido la esperanza de que algún día puede volver, aunque sé que no lo hará.

 Me duele saber que tal vez soy yo la que no encajo en los lugares y por eso no me gusta estar mucho en un lugar. Me duele sentir que soy temporal en la vida de las personas, que soy un plan b. Me duele sentir que no tengo a alguien incondicional y sentir que no tengo con quién dejarme sentir verdaderamente.

Me duele verme en el espejo y no gustarme. Me duele no poderme poner la ropa que me gustaría porque no me siento bien en ella. Me duele ser intensa en mis emociones porque siento que espanto a la gente. Me duele el tener que aguantar llorar. Me duele sentirme excluida en el trabajo. Me duele saber que por mi cabeza pasan pensamientos de no querer ni tomar nada. Me duele pensar que me engaño a mí misma.

Me duele no sentirme cómo debería y por ser tan cruel conmigo. Me duele no saber quién soy. Me duele ser yo. Me duele sentirme cero interesante. Me duele pensar que no soy inteligente. Me duele que me duela lo que escribo. Me duele pensar que tengo muchas cosas más que me duelen que podría escribir.

Pero… aunque me duelen todas esas cosas, quiero dar gracias porque sigo levantándome y sonriendo, aunque me duela, sigo soportando porque estoy consciente de que va a venir un mejor futuro para mí… que todo esto sólo es parte de un plan para hacerme más fuerte. Estoy convencida de que la vida es más que todo este sufrimiento efímero que he plasmado en tiempos de desolación.

Tengo una vida por delante y lo que creo que me atormenta hoy, mañana será un borroso recuerdo, pero podré sentirme feliz de que pude salir de ahí con vida. Las peores cosas que podrán pasarme son cuestiones que, estoy segura, ni siquiera han pasado por mi mente, sé que serán cosas que podrán llegar un domingo por la tarde y que tal vez me dejarán sin dormir varios días.

Estoy preparada para todo esto que viene porque agradezco todo lo que me ha pasado y está por pasar. Soy un conjunto de decepciones, alegrías, preocupaciones, y risas que han estado presentes en cada año y van de la mano conmigo. A todos mis miedos, tristezas y alegrías los abrazo y les doy gracias por hacerme quien soy.

Ay, mamá

Creo que un tema muy difícil siempre de abordar son las mamás. Son complicadas de a madre. Las amamos con todo nuestro corazón, pero a la vez, por momentos, pueden ser nuestras peores enemigas. El ser progenitora de alguien debe ser un trabajo realmente pesado y muchas veces, o, más bien, no siempre es bien retribuido. La mayoría del tiempo las damos por sentado, creemos que estarán ahí siempre para nosotros, y lamentablemente, cuando creemos que es así, terminan no estando.

Soy de la ideología que el amor de una madre es el amor más puro que vamos a encontrar. Si bien decía en mi columna de las mejores amigas que ellas tienen este tipo de cariño, hay que imaginar el amor que alguien que nos dio la vida nos tiene. Sé que muchas mamás no son de mostrar sus sentimientos abiertamente, que lo demuestran de distintas maneras, ya sea; comprándonos cosas, mandándonos regalos, preguntando cómo estamos, o, la mayor parte del tiempo, consintiéndonos haciendo de comer cosas de nuestro agrado.

Debo decir que, por mi parte, soy una hija muy difícil. He hecho pasar infiernos a mi mamá, y digo, no es porque yo así lo decida o porque se me antoje, pero es porque conforme he crecido, pues sí mis humores han cambiado, y estoy consciente de que no he sido la mejor hija del mundo. Deberían darle un premio nobel a las mamás que soportan hijos que son como cadillos en las pompis.

El amor de madre es el amor más honesto y desinteresado que conozco. Es esta creatura que Dios mandó al mundo para cuidar y proteger a su descendencia a capa y espada, esperando nada a cambio. Yo no sé qué tienen las mamás, pero, aunque comencemos a quejarnos de ellas, siempre terminamos dándonos cuenta de lo valiosas que son en nuestras vidas. Siento que no les damos méritos por el arduo trabajo que hacen.

Todos los días se levantan desinteresadamente y nos hacen de desayunar, nos lavan, planchan, o cuando mucho, se aseguran que llevemos algo para comer durante el día. Ellas son las únicas personas que SIEMPRE estarán ahí para ti, hagas lo que hagas. Pase lo que pase, seas quién seas, siempre te van a amar con ese amor tan ilimitado que tienen. Ese tipo de amor no se va a encontrar en otra parte por más que uno intente buscarlo… el amor de mamá es incomparable.

Imagínate, su amor es TAN grande que darían la vida por nosotros, lo firmo donde sea. Nos llevaron en su vientre 9 meses, dimensiona cuánto no sufrieron… estuvieron de acuerdo en dejar que su cuerpo tuviera los mil y un cambios, sin contar traumas, con tal de darnos el regalo más preciado que es la vida. Sé que muchas veces decimos que no pedimos haber nacido, que nos hubieran abortado (me uno al club), pero es que no sabemos qué estamos diciendo, cuánto las herimos.

 En mi trabajo convivo con muchas mamás y lo único que escucho de ellas es cómo buscan lo mejor para sus hijos, ya sea a la hora de encontrar una escuela, comprarles ropa (dejándose de comprar para ellas), que les puedan dar un futuro, entre otras cosas. Al final, lo que terminan diciendo, normalmente, es que solo buscan su bienestar. Puede parecer choro todo esto, pero es verdad cuando digo que no deberíamos de pasarlas por alto.

Lo mejor que podemos hacer, por el momento, mientras las tenemos con nosotros, es disfrutar cada momento con ellas, hacer que valga la pena, porque esos son los momentos que quedan en nuestra memoria.

Mejores amigas

Yo creo que las mejores amigas son personas que, bendito Dios, no nacieron en tu familia, pero que las consideras como tal. Agradezco a Dios que no son de la familia porque siendo parte externa de la familia, puedes hacer comentarios más libres sobre esta cuando toque contar algún chisme que tengamos atorado. Las mejores amigas son esas hermanas que nos fueron mandadas de otra madre y que llegan a nosotros para darle más vida y color a nuestro día a día.

Considero que es importante siempre tener una mejor amiga. No necesariamente un mejor amigo porque cuando lo encontramos en el sexo femenino, podemos encontrar ahí el amor de una mamá o hermana. Además, viéndolo desde el punto de vista de ser mujer, son perfectas acompañantes en las compras o ayudando a ver qué podemos contestarle a algún ligue de por ahí. Las mejores amigas son esas personas incondicionales con las que no importa si hablan una vez al mes o cada 3 meses, sabes que siempre están.

Lo padre de esta relación es que puede que hace mucho se conozcan y que también tenga tiempo que no se vean, ya sea porque viven en países o ciudades diferentes, o simplemente la vida pareciera no querer coordinarse con ustedes para su encuentro, el punto es que una vez ya creada la relación, habiendo establecido esa conexión, por más que haya personas que pasen por la vida de la otra, ese lugar sigue perteneciendo a la misma persona. Lo maravilloso de aquí es que sigue existiendo esa confianza que termina por ser inquebrantable.

Tener una mejor amiga es un regalo vitalicio. Alguien que no te va a juzgar, siempre va a tener un punto diferente de ver las cosas, una oreja para escuchar, un hombro para llorar, una abogada increíble, un pequeño sabio dentro de ella para dar los mejores consejos y un pepe grillo para decirte las cosas que deberías o no de hacer. Son personitas que hasta quieres tener viviendo contigo, que son tan inquebrantables que por más que pasen mil y un problemas y la adversidad intente intervenir, siempre estarán.

Puedo decir que tengo la fortuna de tener una. Alguien que siempre ha estado para mí, que claro, nos hemos peleado, ni ganas de ver u oír, pero que sigue estando de pie, haciéndole honor al nombre de mejor amiga. Espero me dure una vida y más. Las mejores conexiones comienzan de la nada, en el momento que nunca pensaste y con quien nunca imaginaste poder conectar así de cañón. El plan es llegar a envejecer juntas.

Me cuesta imaginarme una vida sin tener una mejor amiga… mis días no tendrían sentido. Creo que el amor más puro que puede haber, a parte del de una madre es el de una amiga tan leal. Siempre van a querer verte bien, tus logros serán tus logros, y tu felicidad será la tuya. Son tu alma gemela versión amiga. Muchos de los mejores momentos que podamos presenciar en esta vida siempre serán acompañados de ella, de tu incondicional en cualquier batalla.

No está de más cuidarse de aquellas personas que fingen ser tus amigas y terminan dándote la espalda. Es muy doloroso ver cuando eso pasa, también cuando una amistad de años se fue estirando como una liga, pero se estiró tanto al grado de que ya no pudo volver a ser lo mismo. Siento que perder una amistad muy cercana es algo que duele mucho, y que cuando se recuerda, la tristeza no deja de estar presente al recordar todo lo que fue.

En fin, cuando uno encuentra a su mejor amiga lo sabe instantáneamente, es algo que solamente hace clic. Si tienes la fortuna de conectar con alguien así, cuídala.

Es parte de crecer Timmy

Crecí con una mamá muy estricta. Desde muy pequeña he sido sujeto de juicios sobre cómo me vestía, cómo me reía, lo que decía o hasta mi manera de hablar. No me mal entiendan, amo a mi mamá con todo mi corazón… sé que no hace todos esos comentarios con afán de hacerme daño, por lo que estoy consciente de que así ha sido a lo largo de toda su vida, así que la acepto tal y como es.

Lili, mi progenitora, siempre ha sido alguien que le gusta verse bien; le gusta arreglarse, peinarse, vestirse, sobre todo, maquillarse muy ad hoc según sea la ocasión. Desde muy pequeña veía su admiración ante los distintos tipos de maquillaje que hay o de querer aprender a maquillarse profesionalmente. Ella siempre ha querido lucir bien, y, al fin mujer, por fin la puedo atender. No crean que necesita maquillarse para verse bien, ella es guapa, pero aún así le gusta darse una ayudita extra.

Como les comentaba, mi mamá tiene una obsesión con el maquillaje. Saber cómo hacerlo es algo que ella considera esencial en la vida de la mujer, es un requerimiento, es como la bienvenida al mundo. Nadie pensaría que durante mucho tiempo tuvo una hija que estuvo en contra de aquello que pudiera entrar dentro del tema de a belleza. Desde que estaba en la primaria y me di cuenta cómo muchos labiales se hacían con la grasa de las ballenas, me encontré en un conflicto muy grande con estos productos, creando en mí una abstinencia cebera a usarlos. Mi cabeza estaba totalmente en contra de su uso.

Pasó el tiempo y conforme fui llegando a la secundaria y comenzaban las fiestas de xv años, me di en la penosa necesidad de ir contra mi moral y pintarme. No crean que lo hacía de manera profesional, solo le pedía a mi mamá que me diera “una manita de gato” para verme presentable, o que pudiera demostrar que si había puesto intención en ir presentable. Mis amigas, la gran mayoría, siempre iban súper producidas, no solo a los xvs, si no, ya hasta para la escuela.

Mentiría al decir que el que mi grupo social se arreglara y yo no me metiera presión en hacer lo mismo, pero estaría mintiendo. Siempre mantuve mi postura firme sobre el maquillaje y hacía remarcar mi gran desprecio hacia él. Pasó más tiempo aún, salí de la prepa y entré a la universidad… veía a todas las niñas arregladas, por más naturales que estuvieran, mínimo usaban rímel.

Después de ver que tenía que “arreglarme” o “verme presentable/producida” para las presentaciones de entregas finales, decidí darle una oportunidad al maquillaje. Si en algún punto nunca quise maquillarme, después de reflexionarlo, me di cuenta de que era porque no quería ser víctima de los juicios severos de mi madre, por lo que una manera de no serlo era no darle una razón para hacerlo, así que no me maquillaba.

Cuando me di cuenta de eso y empecé a comprarme mis pinturas inicié a pintarme lo más “natural” posible, algo que casi no se notara. Al final de cuentas, siempre me recordaban que a mi no me gustaba maquillarme y que ni para qué lo hacía si de todos modos no se notaba. Todo esto fue ayudándome a crecer, a liberarme de los prejuicios de las personas, en especial de mi madre, y aventarme a lo desconocido.

Empecé a probar cómo se veía el maquillaje en mí (ahora en una cantidad que sí se notara de verdad) y me gustó. Salí de mi zona de confort, y no seré una experta en el maquillaje, pero el que yo sola me pinte, en vez de que mi mamá lo haga por mí, me hace sentir grande. Para algunas personas el maquillarse es algo de la cotidianidad, pero para mí significa un cambio radical; una forma de mostrarme que estoy creciendo y experimentando con cosas que antes odiaba y ahora me gusta cómo se ven en mí.

Con esto quiero llegar a que vamos creciendo y cambiando de parecer en muchas cosas. Nunca hay que decir nunca, y nunca hay que olvidar que al final de todo, todas esas cosas que te molestaban o jurabas que nunca harías podrían ser algo que regresaría con gran importancia de tu vida. Todo esto no es nada más que parte de crecer.

De extrovertida a introvertida. Un cambio radical

En esta columna quiero hablar sobre cómo es que alguien que es totalmente radical, puede pasar a ser una persona completamente introvertida. Haré lo anterior desde mi experiencia pese a mi corta edad. Quiero comenzar diciendo que para mis 21 años he vivido muchísimas experiencias con las que puedo sustentar que es muy cansado ser alguien extrovertida que busca pasarla bien siempre.

Desde pequeña siempre he crecido en una familia dónde lo sociable lo traigo de sangre. Ambas familias siempre han sido abiertas a crear vínculos sociales con las personas que las rodean, a llevarse bien con los demás y destacar en la sociedad como humanos con una alta posibilidad de salir victoriosos en alguna conversación dónde pareciera no poder haber una. Para mí es totalmente normal llegar a un lugar y socializar sin problema, así es como he conocido a la mayoría de las personas de las que me rodeo.

En la escuela siempre tuve problemas por hablar de más. Las maestras no tenían dónde sentarme porque sabían que hablaría, o en su defecto, que, si me sentaban con alguien que no hablara, lo haría hablar. Mi mamá entendía esta situación, por lo que no me decía nada. Yo nunca, ni en mis estados más tristes me podía callar, siempre estaba en la constante necesidad de abrir la boca y hacerme escuchar.

En fin, conforme fui creciendo el ser sociable se volvió algo de mis rasgos más característicos, por lo que normalmente siempre era invitada a la mayoría de los eventos; fiestas, reuniones, xvs, etc. Tenía una necesidad vital de no perderme ni una, y sinceramente, mi mamá ayudó a que el vicio creciera… siempre me dio permiso para salir. Crecí aún más y ahora las salidas tranquilas de ir a casa de mis amigas se transformaron en salidas de antro, por lo tanto, las llegadas tarde a casa se volvían más frecuentes.

Mi vida se centró totalmente en salir todos los fines de antro. Yo ya era conocida en los lugares nocturnos por los meseros, gerentes, djs, etc. Llegaba a mi casa a hartas horas de la noche, o ya de plano, en la mañana… me iba cansando, pero la sensación de no querer perderme la fiesta, estaba muy infundada dentro de mí. Mis amigas, con el paso del tiempo, fueron dejando de salir, pero yo seguía saliendo, aunque fuera sola.

Las preocupaciones por mis salidas ya no solo eran de mi mamá, mis amigas también ya me hacían comentarios sobre el abuso que tenía con dicho asunto. Fue entonces cuando me di cuenta de los lugares que se habían vuelto habituales para mí, las personas con las que me empezaba a rodear (digo, conocí muy buenos amigos, pero también me metí en muchos problemas), el contexto en el que me rodeaba y, lo más importante, empecé a fijarme en que yo ya estaba cansada. Mi cuerpo ya no rendía igual, en verdad ya estaba cansada.

Desde ese día que me di cuenta que ya salía solo por obsesión, decidí hacer un cambio. Sabía que me gustaba estar sola, en mi casa, pasar tiempo con mi mamá, entonces eso fue lo que hice. Empecé por hacer cosas que fueran más mías, cosas que me hicieran bien y me pudieran nutrir. Tome control sobre mi vida y decidí que, si no sentía ganas por salir, no lo haría. Me estaba haciendo un favor a mí misma al descansar de tanta fiesta y mejor elegir bien mis batallas. Me estaba poniéndome como prioridad, después de tanto tiempo.

El amor a primera vista

El amor es súper bonito, en todas y cada una de sus formas. Lo que más me gusta de él es cuando ves a alguien y te enamoras a primera vista. Sí, soy fiel creyente del amor a primera vista porque es algo que me pasó. Estar inmerso en tu propio mundo, no esperando conocer a alguien y de repente te encuentras a alguien que rompe tus esquemas, es algo fuera de éste mundo.

De la nada llega y derrumba todo eso que alguna vez levantaste y no pensabas bajar por nada en el mundo, y, de la nada, se ilumina tu mirada y no quieres voltear a otro lado que no sea hacia la vista de la otra persona. Todo ese ser es perfecto, pleno y completo ante tus ojos… es lo mejor qué has visto en toda tu vida. Yo opino que cuando las cosas pasan así, sabiendo un poco de contexto de la otra persona, es importante mantener tantita distancia porque muchas veces nos idealizamos tanto a alguien, que a la hora de interactuar, podemos terminar desilusionados.

Digo, el error está en nosotros por idealizar de más a alguien que no conocemos, pero es una cuestión inevitable del ser humano. Dentro de mi experiencia, cuando conozco a alguien y pienso qué no podría ser más perfecto, lo dejo ser. Permito que me muestre quién es y su contexto social para poder tomar una decisión en sí preferir lanzarme en la búsqueda de algo, o dejarlo como una idealización de la mente, donde puede quedarse ahí, viéndose bonito sin hacerme daño.

Cuando el amor a primera vista es mutuo, ay no, es lo más hermosamente obvio qué podría haber. Algo en el aire cambia, y no solo lo notas tú, lo notan todos (sí es qué hay alguien más por ahí). Las miradas no pueden callar  lo qué el corazón aclama. El nerviosismo de qué decir, cómo actuar, o qué no hacer para evitar regarla frente a la persona entran de inmediato.

Muchas veces, personas cómo yo, tomamos la oportunidad cuando la vemos y lanzamos algún comentario para ver si la cosa va en el mismo canal qué nosotros creemos. Es emocionante cuando resulta ser así. El coqueteo comienza, las miradas traviesas, las risas nerviosas y el querer esperar el momento para estar solos comienza a surgir… todo se vuelve una película sin ganas de terminar. Todo parece ser perfecto, es como sí todo se alineara a su favor.

Para mí, el amor a primera vista es el más romántico. No hay certeza de nada y todo lo que pueda llegar a pasar es romantizado completamente, sientes que son los momentos más felices de tu vida y se crean recuerdos que muchas veces perduran para siempre. Le cuentas a tus grupos sociales sobre la persona en cuestión, todo con lujo de detalles para no hacer perder el romance en ningún momento.

Muchos pueden creer que es ceguedad a primera vista, y sí, puede ser. Al final, no sabemos cómo es la otra persona… solo es alguien que vimos, captó nuestra atención y volvemos nuestro centro de universo por unos instantes hasta que, en algunos casos, decidimos hacer algo al respecto y meternos de fondo a averiguar quién es esa misteriosa persona que se nos vino a cruzar de frente y romper con nuestros paradigmas.

Al final, podemos resultar o no heridos al conocer esa persona, pero ahí está el chiste del amor a primera vista, nos puede llenar de enormes sorpresas… ya que sean malas o buenas, no depende de nosotros, si no de la vida que nos puso a esa persona, tal vez sólo para recordarnos que merecemos levantar más nuestros estándares y no los dejemos por un lado al conformarnos creyendo que no podemos salir de lo que vemos diario.

Así pasa en la vida, por eso yo siempre digo que hay que viajar para conocer más, ver qué más personas habitan esta tierra y ver sí es qué somos afortunados de toparnos a alguien que pueda cumplir, o, al menos, acercarse un poco a lo que nos gusta. No digo que todo sea meramente físico, pero el amor a primera vista sí tiene MUCHO que ver con eso.

Los corazones rotos

A ver, primero qué nada quiero dejar en claro que hayan durado lo qué hayan durado dentro de una relación romántica, es totalmente válido sentirse mal.

Todos tenemos derecho de sentirnos de la patada hayamos durado una semana, un mes o un año. Nadie sabe cómo en realidad nos sentimos dentro de esa relación, que tanto quisimos a la persona o lo mucho que nos afecta el haber terminado ese vínculo. Creo firmemente que sí te quieres sentir mal; llorar, gritar, aislarte, o de más, está bien… claramente hablando desde un punto de vista donde hay una limitación de tiempo y no nos quedamos estancados con el mismo sentimiento de siempre.

Puede ser que nuestros exes hayan sido los más patanes del mundo, pero si en realidad los quisimos, nadie puede venir a decirte que no deberías sentirte mal por haberlo cortado. Inclusive la relación más tóxica merece un llanto a mares si es la mejor forma de sacar todo aquello que nos hizo sentir mal en su momento.

El problema de cuando terminamos alguna relación es que pensamos que debemos ser fuertes para que no nos afecte del todo el rompimiento de este lazo con la otra persona con la que hablábamos a diario, y formamos parte de nuestra rutina. Oye, no inventes, OBVIO sientes cosas por el patán que en algún punto de la relación te hizo sentir la persona más feliz del mundo.

No estoy a favor de las relaciones con patanes, pero la mayoría del tiempo nos damos cuenta que estamos en una cuando ya es muy tarde y ya hemos soportado demasiadas tonterías y faltas de respeto de la persona. Nos dejamos cegar porque queremos creer que es algo normal, que tal vez sólo tuvo un muy mal día y por eso decidió portarse así.

Amigx, tienes todo el derecho del mundo de llorar a mares si duraste una semana con el vato que más te gustaba. Yo considero que en ese tiempo pudiste querer tanto como tú corazón lo permitió y fue un sentimiento sincero.

Soy creyente de que las personas nos podemos enamorar con la idea de alguien con tan sólo haberla visto o tratados unos días y seguir enamorados para el resto de nuestras vidas. Ojo, porque como dije, es solo la idea de alguien… no sabemos cómo es, pero sí se vale poder llorar por haber dejado de ver a esa persona.

Tener un corazón roto significa que quisiste como no imaginaste querer, significa que te atreviste a ir como gorda por tobogán sabiendo las posibles consecuencias, y aún así, apostaste por la otra persona y dándolo todo. Muchas veces sabemos lo que va a pasar y aún así permanecemos porque tenemos la esperanza de que algo sea diferente porque en verdad queremos que funcione con esa específica persona, tenemos tantas ganas porque es algo que nuestro corazón anhelaba tanto, para qué al final descubriéramos que es cierto lo que sospechamos desde un inicio.

Un corazón roto puede ser una causa de aprendizaje muy grande, podemos volver a repetir el error mil y un veces, pero hasta que en verdad se rompe por completo es cuando volvemos a ver todo lo vivido y decimos suficiente. Llorar es la mejor medicina para curar el alma, según yo y mis experiencias. Sacar todo lo que traemos es la mejor receta a todos los males del corazón.

Mi mejor consejo, como lo escribo aquí, una y otra vez, es que llores, que te dejes sentir, que fluyas junto con tus emociones y seas consciente de cada una de ellas, hayas durado el tiempo que haya sido con otra persona. Todo es relativo, y lo qué para ti pudieron ser 6 meses, tu corazón pudo haber sentido estar en una relación de 1 año. Te quiero recordar solamente una cosa, algo muy importante y que casi nadie se acuerda cuando termina una relación… por favor, grábatelo para que cada vez qué decidas comenzar una relación o terminarla, recuerdes que el que ama, nunca pierde. Si amas, tu ya ganaste todo.

Las primas… ¿mejores amigas?

Creo que desde que crecemos y empezamos a hacer nuestras travesuras, nuestras primas son las primeras en ser nuestras cómplices. Ellas son las que, o guardan el secreto, o las que hacen las travesuras con nosotros. Cuando somos pequeños, que aún no tenemos amigos, o una vida social establecida, las primas son las primeras personas con las que podemos conocer el significado de amistad.

Es un hecho que, dentro de las familias, hay dos tipos de relaciones con tus primas. Las hay o no las hay.  Muchas veces cuando no hay este tipo de conexión fuerte es porque estas tienden a ser mayores, por lo que no hay muchas cosas en común y tenemos que esperar a crecer para poder alimentar ese nexo. Aunque, por otro lado, si tienes suerte, como yo, aunque tus primas sean mayores, la conexión rebasa la frontera entre edades.

Creo que una prima, específicamente hablando del género femenino, puede ser alguien muy importante en tu vida porque es una relación que no puede romperse nunca. Con la que puedes confiarle todo… ya sabes, esas cosas que a tus papás no les contarías, y cosas tan intimas que ni a tus amigas te atreves a contar.

Lo que pasa en las relaciones con las primas es que sabemos que, la mayoría del tiempo, siempre estarán para nosotras, para darnos consejos, tirar paro, pijamadas, eventos especiales, etc. Son personas que jamás nos verán con ojos de envidia y pueden entender el contexto familiar en el que vives porque ellas también lo experimentan. Lo padre de estar en la misma familia es que ves cómo es que tanto tú, como ellas, después de ver todas esas acciones o vivencias tóxicas que rodean a la familia, buscan romper con los patrones y se convierten en grupos de apoyo, dónde se está más que claro que se hace un grupo que busca sanar juntas.

Es padrísimo ver cómo es que cada familia tiene diferentes tipos de primas; está la fiestera, la que le encanta la naturaleza y siempre está acampando, la que es fashion y con quien puedes acudir por tips de moda, la que sabe hornear y sus pasteles están siempre presentes en los cumpleaños, la que tiene una familia, pero que aun así le encanta pasarla bien y jala a todos lados, y por último la que muchas veces está soltera, pero que es bien aventada a hacer cualquier actividad que el destino le depare.

De eso se tratan las relaciones familiares, más entre primas. Hay demasiada diversidad de personalidades que te puede ir nutriendo, y que con el paso del tiempo te demuestran, de manera inconsciente, siempre complementarte. Son las mejores amigas que puedes tener y que son difíciles de escapar. Digo todo esto porque al final, son ellas de quienes no podrás escapar porque te conocen tan bien que es difícil que se les escape algo.

Es triste ver cuando las primas terminan siendo todo lo contrario de lo que estoy escribiendo. Es decir, cuando son personas que no soportan verte bien, que están al tanto de lo que haces o dejas de hacer solamente para ir a inculparte con tus padres o puedan atacarte con aquellas debilidades que mostraste en algún punto cuando te mostraste vulnerable y abierto con ellas. Otra cosa que podría ser triste es cuando esos lasos que antes se tenían se pierden y se quedan como simples recuerdos, cuando solamente se ven y el primer pensamiento que pasa por tu cabeza son aquellos buenos momentos dónde salían, se platicaban todo, eran constantes en la comunicación.

En fin, no quiero terminar de manera triste esta columna. Este escrito va dirigido a todas las primas que son buenas amigas, las mejores que existen. Gracias a todas ustedes por ser la red de apoyo en la familia, ser las cómplices perfectas y las psicólogas más baratas que pueda haber.

A mi cuerpo

Gracias por recibir todo lo que te doy; lo que creo que merezco, necesito, o considero apropiado en ese momento para ti. Te pido perdón por las veces en las que no te respeté como debía hacerlo, por pensar que estaba haciendo un bien, y en realidad, estaba haciéndote mal. Me siento pésimo por frustrarme cada vez que no reaccionabas de la manera que yo esperaba hacia esas acciones violentas que tomaba contra ti.

Sé que tienes un proceso, que todo dentro de ti tiene un tiempo para hacer las cosas y que sabe por qué o cuándo las hace. Todo es algo natural, que gracias a lo que vivo diariamente, quiero acelerar y cambiar de la manera más rápida y eficaz posible. Estoy consciente de que eres un templo digno de respetar, que, si no lo hago yo misma, nadie más lo hará.

Es increíble ver cómo te autodestruyo con mis acciones, palabras o pensamientos, como es que pienso en diminutivo sobre ti y actúo de la peor manera posible. Eres mi cuerpo, mi casa, mi representación física en la tierra y creo que eres digno de respeto. Estoy avergonzada al saber que no te he respetado de la manera en la que debería dé, pero es que, es tan complicado a estas alturas de mi vida, que por más que intento pensar de la mejor manera de ti, pensamientos negativos penetran mi mente.

Recuerdo cómo era la vida antes de saber que podías cambiar, que eras perfecto tal cual estabas y aparte me agradecías por amarte y no juzgarte. La vida era sencilla, había cero prejuicios. Quiero volver ahí, a esos pensamientos en los que te acepto de la manera en la que te muestras, en la que eliges presentarte a la sociedad, dando a entender que eres único y diferente; que eres cambiante, elástico, con movilidad, autodependiente, y mi más grande fan, el que nunca me abandona y siempre puedo regresar a.

Tenemos millones de células que dependen de nosotros mismos para poder realizar las actividades del día a día… somos unos dioses para ellas. Las alimentamos y nos encargamos de que sus actividades diarias siempre estén en orden para la perfecta función de nuestro cuerpo, pero lamentablemente, es algo de lo que nos olvidamos la mayoría del tiempo.

El cuerpo se hizo para usarlo a más no poder. Nos lo prestaron para rendir al cien en las actividades de nuestra cotidianidad, no para preocuparnos si nos comimos un pan, una rebanada de pastel, tomamos un refresco, etc.

Castigamos nuestro cuerpo de manera en la que nos hacemos creer a nosotros mismos de que aquellas cosas que nos gusta hacer, o comer, de alguna manera son erróneas, porque terminaremos cambiando nuestro aspecto de manera deplorable. Es impresionante como el poder de la mente puede jugar con nosotros de manera que termina por afectar todo a su paso.

Por favor, tenme paciencia. En estos momentos estoy dándome cuenta de lo importante que es cuidarte, honrarte, pero sobre todo amarte. Solo nos tenemos a nosotros mismos. Nadie más vendrá a nuestro rescate si es que llegamos muy lejos con nuestra situación. Te amo, y de manera consciente, prometo hacer todo lo que está dentro de mi poder y capacidad para hacer que te sientas aceptado en esta complicada relación que teníamos y mejorarla.

Hay probabilidades de que pueda volver a fallar, que recaiga, pero sé que ya no serán como antes, que no me voy a permitir denigrarte de la manera en la que lo hacía. Para todo hay segundas oportunidades y estoy decidiendo volver a elegirte mi prioridad, pese a todo las adversidades que el mundo pueda presentarme. Eres increíble, no me abandonas nunca. Eres mi mejor amigo y planeo estar y escucharte siempre que lo necesites, cada cosa que me pidas prometo seguir contigo, para siempre.

El que transa, no avanza

¡Bienvenidos a México! El país donde nací; corrupto por excelencia. No sé cómo empezar esta columna, sinceramente. ¿Se han dado cuenta que muchos extranjeros relacionan México con una inmensa cantidad de corrupción? Digo, al final termina siendo obvio, porque hasta los mismos mexicanos aceptamos que vivimos en un lugar dónde si no haces cosas por debajo del agua, no puedes prosperar (la gran parte del tiempo).

Nótese cómo es que el lavado de dinero, el tráfico de drogas, personas, explotación, mal tratos, etc., es algo que está normalizado dentro del país. Desde que inició, por ejemplo, la civilización Aztecas nos han hecho creer que estos eran personas que vivían bajo un orden estricto y seguían las reglas, cuando en realidad eran caníbales, violadores y abusadores entre ellos mismos. Vivimos desde siempre bajo la dictadura perfecta.

Desde años atrás podemos ver que al mexicano se le cataloga cómo que, si hubiéramos seguido las enseñanzas tal cual las civilizaciones prehispánicas, seríamos una cosa bruta, la primera potencia. Déjame decirte que las cosas no funcionan así. Vivimos en una sociedad, de, además como lo mencioné arriba, descendientes de agresores prehispánicos, dónde toda la cultura del nepotismo y autoritarismo es totalmente común y desapercibida.

Nuestros gobernantes saben cómo manejar las situaciones de modo que parezca que ellos en realidad buscan hacer el bien, o creemos en promesas falsas que los candidatos nos hacen, para que cuando estén en el poder, hagan todo lo contrario. No sé qué tiene esa silla que al momento de sentarse les da amnesia. Creo que tanto poder los vuelve locos.

Me gustaría hacer referencia a que vivimos en un país dónde a los niños, desde pequeños, se les secuestra o simplemente, se les enseña que ser narcos, parte de la mafia o estar dentro de ese circulo vicioso de poder es el mejor futuro que puede haber. No puedo creer cuánta cultura hay sobre los niños soldados… por amor a Dios, ¡les estamos robando su niñez, su inocencia! ¿Cómo un niño de 5 años va a estar apuntando una pistola hacia alguien? Se me destroza el corazón.

Lo peor de todo es que estamos tan acostumbrados que la mayoría del tiempo ya tenemos esa mentalidad de que sin contactos o dinero, el mundo no avanza, o simplemente tendremos que batallar más para lograr lo que queremos. Esto lo podemos ver reflejado iniciando por las frases tan comunes que usamos desde nuestra cotidianidad, por ejemplo: “con dinero baila el perro”, “si me ayudas, te ayudo”, “lo dejo a tu criterio”, entre otros.

Nos reímos y enojamos con todos estos actos de corrupción cuando no hacemos nada para evitarlos o erradicarlos. ¿A quién engaño? Nunca se solventará esta situación. El mexicano nunca dejará de ser así porque lo corrupto pareciera que lo lleva bajo la sangre. Me apena hablar así, decir estas palabras, pero solamente aquellos que han intentado romper con este sistema desde dentro terminan despertando con los peses.

El gobierno se ha encargado de ponernos distracciones, de implantar el consumismo, hacernos gozar de los privilegios que conllevan las clases sociales, de sentirnos pertenecientes a alguna élite al tener poder (dinero) cuando se hay. La manera más frecuente en la que estas personas llegan a los puestos en los que están es porque siempre tienen algo bajo el agua. Cuando se sabe que están a punto de ser descubiertos, es porque hay algún chisme de farándula, ahí es cuando toda la mafia del poder se encuentra expuesta hasta que la noticia pase con otra peor para poder olvidar lo acontecido. ¿Cuántas muertes no han sido cubiertas con más muertes?

México lindo y querido, ¿cuándo será el día en que pueda verte libre cómo dices ser? Espero en algún punto de nuestra vida, al menos dentro del tiempo que me preste la vida en la tierra, me toque ver un cambio real, un movimiento dónde los que tienen el poder tengan miedo de ser juzgados por lo que son en verdad. Pero bueno, para eso todavía falta mucho. Al final, lo único importante, y que hay que recordar es que si queremos triunfar en éste país es que, el que tranza, no avanza.

Para ti

Para ti que ya te quieres ir, que quieres por fin descansar y estar tranquila, que quieres ver a las personas que una vez te rodearon y te hicieron feliz, hoy te dejo ser. Quiero que sepas que, si en algún punto de la vida decides irte, no pasará nada, todo estará bien. Tienes el permiso de todos para volver a donde una vez fuiste parte, a la fuente.

Quiero decirte que te amo, que siempre fui feliz cuando estaba contigo, incluso en los momentos en los que llegaste a fastidiarme. Te doy las gracias por todos los bailes, las sonrisas, los consejos, las vivencias contadas, y las vividas también. Por las historias, lecciones, canciones, comidas, cafés, y más, te agradezco con el corazón contento.

Tu estancia en mi vida fue la mejor que pude haber tenido. Sé que tu amor siempre fue sincero, incluso cuando me veías y no me reconocías. Siempre estuviste al pendiente de mi cumpleaños o de lo que necesitara. Eras mi respaldo cuando mi mamá me regañaba, también mi banco cuando quería comprar helados. Siempre me acordaré de la vez que te acompañé a comprar comida al mercado del pueblo y de regreso compramos nieves… ibas con riéndote de que se te estaba derritiendo el helado y yo me reía porque estabas toda manchada.

Quisiera poder tener más anécdotas juntas. Sé que es muy tarde para poder pedir más. No sabes cuánto me arrepiento de no poder haber pasado más tiempo contigo. El tiempo que hemos convivido diario ha sido difícil. No buscaste lo que la vida con el tiempo te mandó, pero creo que tenías una lección muy importante para todos. Por mi parte, sigo cuestionándome qué será… probablemente la descubra el día que no estés y esa sea tu enseñanza en mi vida.

De igual manera, puedo decir que lo que sabía de ti es que siempre fuiste una persona muy valiente. Que si hubieras estudiado hubieras sido la mejor abogada litigante del mundo. Tenías un carácter que nadie podía pasar por encima de él… quiero pensar que eso herede de ti. Siempre has sido un ejemplo para mí de cómo salir adelante. Hiciste siempre lo que consideraste correcto, y de acuerdo a lo que se vivió en tu época.

Aunque fuiste una madre estricta y tus hijos, hasta hoy en día, no entendieran del todo tus métodos de enseñanza o para mostrar amor, sé que saben cuánto los quisiste. Las personas que dejas aquí siempre te recordarán, aun así, hayas convivido poco con ellos, tu recuerdo queda inmortalizado en todo lugar al que alguna vez fuiste. La magia siempre estuvo presente en tu vida y te agradezco por enseñarme un poco sobre eso que te gustaba hacer con ella.

Eres un personaje, un ídolo, madera de la buena. Vaya que tardaste en querer descansar. Siempre pensé que yo me iría primero que tú. No hay duda que siempre luchaste con todo lo que tu cuerpo podía darte en ese momento. Te amo infinito. Siempre voy a tener aquellos trajecitos que una vez me hiciste.

Gracias por el amor más honesto y dedicado que pudiste darme siempre. Te dedico la luna, el sol y las estrellas. Te dedico todo lo bonito que pueda pasarme de ahora en adelante. Para ti son mis escritos, mis risas y mis lágrimas. Te quiero con el corazón lleno y a reventar. Te quiero como tu quisiste a todos tus hijos, nietos y hermanos. Te quiero igual de fino que tus canciones. Te quiero para siempre.

El amor, entre otras cosas…

Quiero comenzar diciendo que AMO el amor. Amo estar enamorada y todos sus efectos secundarios. Me encanta conocer a alguien, y que cuando el sentimiento es mutuo, crezca y termine culminando en algo hermoso y saludable. El amor está en todas partes, en todos los que conocemos, pero también dentro de nosotros mismos. Cuando una relación está por iniciar hay muchas cosas que debemos tomar en cuenta… cosas que debemos son muy importantes, pero que normalmente terminamos olvidando.

Primero que nada, es importante recordar que cuando conocemos a alguien, lo primero que vemos es la imagen que ellos quieren que creamos que son. En realidad, no conocemos su verdadera esencia y buscan manejar una imagen que se acople a lo que su contexto les hace ser. Una vez que empezamos a conocer más y más a la persona, por consecuencia, comenzamos a notar rasgos que no nos gustan. Nos damos cuenta de sus defectos, de su humanidad.

Recordemos que nosotros no podemos cambiar a las personas, así como nadie tiene el derecho de cambiarnos. Las personas nunca cambiaremos a menos que sea por decisión propia. Forzar a que alguien cambie es como violar su derecho de ser libres. Queremos transformarla y que se amolde a una imagen prediseñada que tenemos de ellos o los terminamos presionando en nuestra cabeza para que sigan los lineamientos que tenemos estipulados en nuestra cabeza que “deben seguir”.

Cuando estamos con alguien que nos ama es porque nos ama tal y como somos. Si la esa persona decide cambiarte, sencillamente es porque no te quiere. Cuando amas a alguien la amas con todo y defectos incluidos… no vas buscando un sello para hacer una devolución. Lo importante aquí es saber a quiénes queremos dejar entrar a nuestras vidas. Para saber a quién dejarás entrar, primero debes saber bien; qué quieres, qué necesita tu cuerpo, alma y corazón. De ahí parte todo.

Debemos aceptarnos a nosotros mismos, saber que nosotros ya somos seres plenos, completos y perfectos, merecedores de todo lo bueno en esta vida por el simple hecho de existir. No podemos ir por la vida pensando que necesitamos a alguien más para completarnos, pues entonces estaríamos admitiendo desde un inicio que estamos incompletos. Una vez que estamos conscientes de que somos seres plenos, completos y perfectos, lo siguiente será aceptar a nuestra pareja.

Puede parecer pesado, pero lo único que debemos hacer en la relación es dejarnos libres. Dejar que cada quién se encargue de su parte. Entendamos de una que no somos responsables de la felicidad de nuestra pareja, y que el día que nosotros los queramos hacer responsables de, estamos renunciando a nuestra libertad personal. Nuestra pareja, cómo tal, se encargará de sus cosas y nosotros debemos encargarnos de las nuestras.

Cuando iniciamos una relación es porque ambos decidimos compartir tiempo, espacio y momentos juntos. Compartimos nuestra felicidad, sin embargo, no la delegamos a alguien más, no deberíamos volver nuestro estado de ánimo el cómo estemos en nuestra relación. El día que uno de los dos decida que quiere enojarse, no hablar o estar solo, no debemos tomarlo como algo personal, justamente porque NO es asunto nuestro.

Hay que respetar y validar el cómo se siente nuestra pareja, y cuando decida volver a sentir felicidad, podrá unirse con nosotros. La clave, como bien se sabe, es la comunicación y el respeto. Respetemos que nuestra pareja está pasando por algún momento donde debe sentirse así, y no dejemos que los sentimientos que tiene se hagan nuestros. Cada quién lo que le toca. No estamos para cubrir las necesidades de nadie; no es nuestra obligación.

Por último, quiero dejar esta frase como síntesis de lo que dije. Tal vez será así más fácil de entender lo que intento decir. “Sana tu mitad y serás feliz. Si eres capaz de sanar esa parte de ti, entonces estarás listo para establecer una relación sin miedo, sin necesidad. Pero recuerda, sólo puedes curar tu mitad. Si mantienes una relación y trabajas en tu mitad y tu pareja trabaja en la suya, verás con qué rapidez se progresa.”

The struggle is real

Vivimos en una sociedad dónde los estereotipos lo son todo. Nuestra manera de actuar, pensar, vestir o hablar, están marcadas por algo que la sociedad construyó en base de una idea de lo que “debería” ser y haber en nuestra comunidad. No se nos permite vivir libremente o expresarnos debido a que depende, para empezar, del género que seas, debes actuar cómo la sociedad te pide lo hagas. Cada paso que damos está a la expectativa de lo que es o no correcto y vivimos con el miedo de ser sentenciados en caso de que la respuesta sea negativa.

Ser mujer es muchísimo más difícil dentro de una sociedad machista, por ejemplo, en México. Desde hace muchísimos años vivimos en un mundo dónde se nos dice hasta el aspecto físico que debemos tener para ser de buen ver hacia la sociedad. Lo peor de todo esto es que aun viendo cómo está el problema, la gravedad del asunto, seguimos dejando que esto se dé de manera exponencial en la nación.

Podemos hablar sobre que ya hay más movimientos cómo el body positivism, o de las personas que se encargan de recordarle a la gente que el amor propio es lo más importante y que debemos de aceptarnos tal cuál es. Déjenme decirles que eso es una tontería. En verdad me molesta mucho que las personas quieran obligar a los demás de amarse todos los días de su vida. Hay días donde lo harás a tope y otros dónde ni siquiera puedas verte al espejo. Cada quien va a la marcha que sabe que puede ir.

Lo que creo mejor es que si te quieres sentir mal con tu cuerpo, adelante, siéntete tan mal que ni tú te aguantes, pero recordando que sólo es temporal. No podemos dejar que ese sentimiento nos conglomere de manera vitalicia. Este último comentario lo hago porqué, justamente, dependiendo de nuestro género, nos han instruido el permiso para o no, sentirnos mal. Por lo que, desde mi punto de vista, yo te recomiendo dejarte sentir ampliamente, juzgar cada parte de tu cuerpo si eso tranquiliza tu mente por el momento, pero permitiéndote ser así por un periodo de tiempo determinado; puede ser un día, una semana o el tiempo que consideres que necesitas para poder sentirte así, sabiendo que, terminándolo, volverás a recobrar consciencia de quién en verdad eres.

Como lo comento arriba, vivimos en un mundo muy estigmatizado y dónde no se nos acostumbró, o más bien, se nos enseñó a no ser nosotros mismos. Nos domestican a seguir ciertos criterios para tener éxito en la vida.

Los estereotipos son el enemigo más peligroso que pueda existir, debido a que junto con ellos traen consigo: enfermedades, trastornos, entre otros. Lo que considero sano es NO leer revistas de belleza… siempre te harán sentir inferior. Opino que las personas que salen ahí son modelos, no personas de la vida real. Todo lo que sale ahí es obra del maravilloso Photoshop, con el que las personas expertas en eso son pagadas para hacer lucir real.

Al final, lo único que importa es cómo tú te sientas contigo mismo, lo que sientas al verte al espejo y la valentía con la que sales todos los días a la calle, te sientas feliz o no. El objetivo de la vida no es ser miserable, pero si decides sentirte así de vez en vez, no hay problema. Sólo uno mismo tiene el poder de decidir cómo sentirse con respecto a las situaciones que nos pasan y con respecto a cómo decidimos vernos.

Siento que fui muy cruda, pero es un friendly reminder de que NUNCA vamos a tener contentos a nadie hagamos lo que hagamos, digamos lo que digamos o usemos lo que usemos. Lo único que te puedo decir es que; si te quieres poner una falda, ponte la maldita falda, si quieres llorar porque te viste un granito y piensas que es un volcán a punto de estallar, llora. Solamente tú sabes cómo sentirte mejor.

Dejarse sentir

No hay mejor cosa en la vida que dejarse sentir, permitirnos disfrutar; de todo y de nada. Las mejores cosas siempre suceden cuando nos dejamos llevar por el momento, aquel que no sabemos cuándo ni cómo o por qué, pero que solo está y se siente como si estuviéramos en otra vida. Los pequeños detalles son siempre los que más cuentan, algo así puede ser como escuchar una rola nueva en tu casa y que te teletransporte a un momento feliz del pasado o estar con alguien a solas simplemente disfrutando de la presencia del otro.

Una de las mejores cosas que la vida puede darnos es podernos hacer sentir infinitos, algo así como saber que eso que estás viviendo jamás podrá repetirse, que ese sentimiento quedará por y para siempre en tu memoria junto con esas personas que no pudieron hacer el momento más único. Ojo, también puede ser que sea un momento dónde pudiste estar en tu soledad y haber pasado el mejor rato disfrutando tu compañía.

A través del tiempo hemos romantizado y estigmatizado aquellos momentos que queremos recordar para siempre… si nos damos cuenta, la mayoría de los videos que subimos a redes sociales son en bares, antros o centros nocturnos cantando y bailando a más no poder con nuestros amigos pensando que son momentos que jamás podremos revivir y que estamos aprovechando los mejores años de nuestras vidas. ¿Por qué carajos los mejores momentos de nuestras vidas a fuerza tienen que ser en un antro?

Considero que los mejores años de tu vida son los que pasas haciendo lo que a ti te gusta, lo que te hace sentir vivo; infinito. No importa si ese tiempo lo pasas en tu casa, con tu mamá, en el parque, pintando, bailando contigo mismo en tu cuarto o en algún club con tus amigos. Debemos aprender que la vida de noche solamente es eso, vivir de noche.

No digo que solamente salir al caer el sol esté mal porque claramente yo sería la primer hipócrita en decirlo, pero busco recordarte que para sentir que estás en el lugar correcto, con las personas indicadas en el tiempo perfecto solo necesitas tus ganas de querer que así sea. No importa el lugar, las personas o lo que esté a tu alrededor, ¡El punto siempre ha sido dejarse sentir por todo lo que la vida te da!

Lo que tiene más significado de todo lo que te pasa es cómo tu decides tomar eso, cómo lo quieres sentir, y es que no importa si es grande o pequeño lo que esté pasando, es cómo vas a sentirte al respecto, si vas o no a tomar el momento y hacerlo tuyo. Bien dicen que la felicidad está en las cosas más simples y tienen razón, en aquello dónde parezca no haber nada podemos sentir mucho, podemos apropiarnos del momento y guardarlo en nuestra memoria para bien o para mal, pero guardarlo y que quede como un recuerdo.

La felicidad es una elección diaria, es una disciplina que conlleva mucho trabajo, pero que trae los mejores resultados que podemos tener en nuestras vidas. Para muchos la felicidad puede tener muchos significados y puede venir desde un olor hasta tener un nombre y apellidos. Algunas veces viene en la manera en cómo miramos a los demás o cuando vemos a alguien que nos recuerda a casa.

Lo que yo quiero que es que al final, elijas lo que elijas en tu cotidianidad, te sientas como si estuvieras viendo a tu banda favorita en concierto y no puedas con toda la emoción que estás sintiendo y te des cuenta de que ese momento es único y que por más que lo intentes replicar no habrá algo más que te haga sentir cómo ese momento dónde puedes jurar que estás siendo infinito.

El Che Guevara como icono social desde la revolución cubana

Planteemos un contexto histórico político donde la Guerra Fría ya había cesado, pero entramos en el año de 1952 cuando Fulgencio Batista hace un golpe de estado, derroca al presidente que se encontraba electo en ese momento en Cuba y los derechos constitucionales de esta isla quedaron completamente abolidos y se instauró una dictadura militar. El que Batista haya sido electo de manera “legitima” dos años después para gobernar la isla fue un factor determinante debido a que, el que estuviera a la cabeza del poder, generó que las pequeñas élites y grupos capitalistas se hicieran de más dinero, además de darles mejor trato y condiciones para poder vivir, mientras que la clase trabajadora y obrera vivía en condiciones decadentes, siendo los marginados de la isla. Obviamente y como era de esperarse, esta clase no decidió quedarse callada y estudiantes, asalariados, entre otros participantes del sector, decidieron salir a protestar por lo que creían justo, pero también, no es de sorprenderse cuando el gobierno reaccionó con una doble violencia para silenciar y terminar de oprimir a esta clase social.

A partir de aquí es cuando aparecen nuevos actores en la lucha. Fue en 1953 donde un grupo de rebeldes dirigidos por Fidel castro fracasan al querer tomar un cuartel y son mandados a la cárcel. Gracias a las distintas presiones que Batista sentía por parte interna y externa del gobierno, son liberados y es ahí cuando Castro en 1955 forma un movimiento llamado 26 de Julio, cuyo objetivo era poder derrocar el sistema dictatorial que existía. En 1956, Castro fue exiliado a México y empieza con la planificación de su revolución junto con otros guerrilleros, tales como su hermano Raúl Castro y Ernesto Guevara.

Al resultar triunfante después de diferentes ataques que su movimiento realizó, dentro del territorio marginado hubo programas para que la salud y educación pública mejoraran, así como también se procuraron que las condiciones de vida precarias en las que ese territorio en dónde vivía gente marginada pudieran ser las óptimas. Es importante mencionar que el territorio de Cuba también sufrió en general porque EE. UU., al no querer que tuvieran acercamientos con ideas comunistas, decidió crear bloqueos a la isla para que hubiera ingresos tales como de empresas inversionistas, medicamentos, etc.

Considero que, dentro de este contexto político, lo más correcto si era el derrocamiento de las dictaduras opresoras de Fulgencio, pero el que los rebeldes, al ya contar con el poder, se volvieran completamente viciosos y comenzaran a matar personas que trabajaban para este dictador, estuvo demás. Lo que Cuba en ese momento necesitaba era simplemente la validación de sus derechos constitucionales que una vez se le habían privado, no entrar a otro régimen autoritarista con una ideología comunista que viera a la otra clase como enemigos mortales.

Ahora que tenemos un breve contexto histórico y social de lo que pasaba en ese momento dentro de Cuba y cómo es que el Che logra integrarse al ejercito de Castro, es momento de hablar de lo que este ensayo busca analizar o exponer: ¿Cómo pasó el Che de ser un revolucionario a un ícono? Bueno, esta respuesta es algo fácil de contestar gracias a la obviedad que representa. Partiendo de mi punto de vista, al leer diferentes textos sobre por qué es considerado un ícono dentro de la actualidad y por qué su pensamiento sigue siendo vigente es al final siempre el mismo, solo que visto desde diferentes aproximaciones que dependen de cada autor.

Todo comienza cuando en la tan mencionada isla, un fotógrafo es designado a fotografiar lo que estuviera sucediendo. Korda, el encargado de esto, salió y logró capturar la imagen que daría inicio a uno de los rostros más simbólicos culturalmente hablando. Este, capturó en esencia un perfil del Che, al cual se le ha analizado con millones de perspectivas diferentes, pero todas aclamando a que dentro de su mirada se podía ver toda esa ambición, esas ganas y determinación para seguir fuertes en la lucha. Cuando el Che ve este retrato suyo decide que sería la imagen que lo representaría, por lo que se le denomino como “Guerrillero Heroico”. La lucha que representa esta foto va más allá de una simple mirada determinista. No es la mirada, es quien la tiene.

Ernesto Guevara se hizo un símbolo, además de por la foto conmemorativa, por la lucha que encabezó. Por sus pensamientos e ideologías marxistas que llevaba consigo. Las personas que convivían con él dentro del movimiento se daban cuenta de la seguridad del hombre y del cambio que en verdad se proponía a realizar. Sus seguidores sabían que, pese a que hubiera muerto de la peor manera en manos de imperialistas, sus enseñanzas, ideología y ejemplo persistirían hasta el final de los tiempos. Bien dijo Fidel que sería imposible hablar del Che en pasado.

Es reconocido mundialmente y comparado con Jesús además por ser pensado como un hombre que vino a liberar a las clases reprimidas de horribles sistemas opresores que violaban la liberación continental (y de su fotografía donde se encuentra sin vida), un hombre creador de diferentes frentes anticapitalistas y antiimperialistas. Podemos ver que en realidad los pensamientos del Che no eran de alguien que busca plenos poderes dentro de un gobierno, eran pensamientos de un hombre que buscaba que los guerrilleros o la clase proletaria unieran fuerzas con las clases burguesas para juntos construir una vida donde la democracia fuera la que reinara.

Creo que al leer todo lo anterior nos damos cuenta y reafirmamos de nueva vez que la personalidad tan única que hace al Che ser él, así como su espíritu revolucionario son las causas por las cuales se ha ganado el corazón de diferentes personas a lo largo del mundo. Puedo afirmar que ha sido mundialmente reconocido debido a que en las manifestaciones o movimientos sociales actuales se sigue llevando su cara dentro de banderas o playeras para establecer un punto.

Hoy en día al Che lo podemos reconocer en nuestra vida diaria, ya sea gracias a sus frases icónicas, en tazas, playeras, ropa interior, en el cine, etc. Ha sido tanta su influencia que ha sido, además, símbolo de diferentes escritores; hay canciones y poemas escritos con referencia a él y su lucha en Cuba. Ernesto Guevara es alguien a quién no podemos olvidar una vez ya introducido, es alguien que de cierto modo siempre se nos representa en la batalla contra lo opresor, lo injusto y la lucha por la igualdad.

“Su rebelión fue existencial, cultural, generacional y antibelicista, y sentó las bases de las libertades de las que todos gozamos hoy, por lo menos en las naciones occidentales, América Latina y Asia” (Castañeda, 2017). Al Che le tocó vivir un mundo donde las desigualdades eran exponencialmente visibles, un mundo completamente diferente ajeno al que nosotros estamos viviendo. A decir verdad, dudo mucho que este sea un mundo en el cual le gustaría vivir, imagino que si siguiera viviendo su lucha seguiría sonando cada vez que se pueda, sin embargo, esto no es posible.

La muerte a edad temprana del Che sirvió para que pudiera morir siendo recordado por lo último que hizo, para que fuera reconocido por todos esos logros que dentro de la actualidad se convirtieron en grandes libertades para nosotros. A Ernesto le hubiera gustado saber que se le es recordado como el caudillo que murió dándolo todo por una lucha que perseguía. Se podrá hablar mal de este personaje todo lo que se quiera, pero jamás podrán borrar la huella que dejó dentro de millones de personas que actualmente dedican su vida a las guerrillas, a creer que dentro de América Latina todavía se puede dar un cambio y que siguen y seguirán su ejemplo.

Después de haber leído sobre el pensamiento de este personaje tan icono, lo que representaba en aquellos tiempos y el símbolo que es actualmente, me quedo con la profunda idea de que él era un hombre que todo lo que hacía lo hacia por y con convicción. De hecho, en sus memorias de cuando conoció a Fidel, escribe que no estaba seguro de a qué se estaba metiendo, pero siguió el M26 ciegamente porque creía que valía la pena morir por un ideal tan puro.

¡Tres hurras a ti mismo!

Tres hurras a ti mismo por aguantar lo que nadie más sabe que cargas todos los días, por siempre sacarte adelante después de que pensaste que ese problema no tendría solución y aún así pudiste salir de él. Reconócete el que pese a todos los malos pronósticos todavía sigues venciendo todas las posibilidades que se te pudieron haber plantado como obstáculos en tu caminar.

Te felicito por seguir aquí, por seguir levantándote y ponerte muchas veces una mascara con una sonrisa de oreja a oreja todos los días y fingir que todo está bien, cuando en realidad lo único que quieres es estar en tu casa sólo. Siéntete feliz que sigues manteniéndote de pie, echándole todas las ganas en tu trabajo pese a que no te guste estar en él. Felicita a tu cuerpo por seguir dando lo mejor de sí mismo, aunque tengas una lucha diaria con algún trastorno alimenticio o alguna deficiencia.

Eres lo máximo por seguir soportando personas que no aportan nada a tu vida, que pueden llegar a ser groseras o que simplemente te generan mal estar, pero que aún así debes de soportar diario. Eres grande por el simplemente hecho de que crees que un mañana vendrá y que será mejor que los demás días.

Ánimo, si la vida hubiera sido para estar felices todo el tiempo, aun así, sentiríamos que nos hace falta un poco de drama en nuestras vidas. Siéntete feliz por saber que hay personas que te quieren de verdad y te quieren ver llegar mucho más alto de lo que muchas veces nosotros imaginamos. Siéntete satisfecho por saber que, pese a que existe esta gente, no tienes necesidad de complacer a nadie y puedes terminar haciendo lo que se te de tu regalada gana.

Grita porque eres libre, llora porque puedes sentir, ama porque tienes un corazón que esta diseñado para eso. Eres lo mejor que te pudo haber pasado y eres tu mejor compañía. Está bien si no quieres amarte un día o dos, es normal sentirte insatisfecho, pero recuerda que nadie es perfecto, solo somos individuos intentando lidiar con todo lo que el mundo nos está arrojando.

La vida esta hecha para vivirla y tenemos que aprovechar cada pequeño placer que esta nos da. Sal y enamórate tanto que te rompan el corazón, pero al final sabiendo que el que ama nunca pierde. Ve y disfruta del regalo más grande que la vida te dio que es el presente. Ríete tan fuerte que sea siempre la única razón por la que te duela el estómago.

Eres un milagro, eres valiente, eres todo lo mejor que le pudo pasar a esta vida. Date ánimos por seguir aquí, por no haberte dado por vencido. No importa si sabes qué quieres hacer con tu vida, la gente más interesante que conozco no sabía qué quería de joven hacer con su vida y conozco algunas otras personas grandes que aún no saben qué quieren hacer con la suya.

Disfruta de tu existencia, usa tu cuerpo de cualquier manera que se te ocurra, expresa todo aquello que sientes. De las mejores cosas que podemos hacer es sentir. Usa tanto tu voz que termine ronca de tanto hablar. Quiérete, amate, respétate, eres tu mejor regalo hacia ti mismo y hacia los demás.

Tres hurras por seguir existiendo.

Del amor y para el amor

Esta columna la quiero dedicar a que seamos los “amigx date cuenta”, pero no en un sentido romántico, sino en lo que dice la frase tal cual: darnos cuenta. Creo que esto es algo que todos sabemos, pero lo olvidamos la mayor parte del tiempo. Lo que quiero recordarte es que muchas veces se nos olvida quiénes somos realmente. Quiero que a través de mis palabras puedas recordar lo mucho que vales, lo que muchas veces olvidamos darle importancia y que ponemos siempre al último.

Comienzo por recordarte que la única persona más importante en tu vida eres tú, nadie más. Muchas veces creemos que nos ponemos en primer lugar cuando claramente no es así… le damos prioridad a las otras personas, dejamos que sobrepasen nuestros límites y terminamos por perder cierta parte de nosotros al querer complacer a los demás. Estoy de acuerdo en que muchas veces hay que poner los beneficios en común por delante, pero siempre y cuando los nuestros no se vean afectados.

No quiero decir que hay que ser egoístas con nuestra persona y ponerla siempre por encima de los demás, pero si quiero decirte que vales demasiado y es algo que nos cuesta recordar. Me gustaría recordarte que desde que naces, naces siendo perfecto. Nazcas como nazcas; con piel blanca, morena, aperlada, ojos de color, cafés, negros, sin un brazo, sin una pierna, etc. Toda creación es bella, perfecta y completa. El hecho de que tan solo existas es un milagro y es digno de celebrarse.

Debes saber que venimos al mundo siendo seres de luz, eternos y poderosos dónde el bienestar es un derecho de nacimiento. Cada uno de nosotros nació con algo que lo caracteriza y que hace que sea único en su especie. Tal vez pueda ser cierto eso de que en el mundo existe un reducido número de personas que son idénticos a nosotros físicamente, pero, aun así, cada uno cuenta con su propia personalidad, con su propio pensamiento crítico y eso es lo que nos hace diferentes en esencia y alma.

Sé que vivir en este mundo lleno de estereotipos y construcciones sociales es muy difícil para la mayoría de nosotros, queremos vivir para complacer a los demás muchas veces de manera inconsciente, que vivimos en base a cumplir lo que creemos que se requiere de nosotros, pero sinceramente, cuánto más vivimos así, más dejamos de vivir. Dejamos de ser nosotros mismos por querer demostrar algo que no somos.

Es importante entender que conforme vamos creciendo construimos dos identidades: la esencia de lo que en verdad somos y quienes mostramos ser frente a los demás. Te cuento que conforme pasa el tiempo y vamos creciendo esas dos identidades pasan a enfrentarse cada vez más porque vamos dándole más peso siempre a una y ¿qué crees? La que va ganando no siempre es nuestra verdadera esencia, por lo que termina creando que poco a poco esta se vaya quedando más y más escondida y muchas veces termine por estar tan oculta que cuando nos damos cuenta ya es muy tarde.

Las personas vivimos en automático, estamos acostumbrados a vivir en la rutina y es muy difícil salir de ella por la comodidad que esta misma representa. Nos da miedo salir y ser nosotros, experimentar lo que realmente queremos hacer. Vivimos bajo el miedo del qué dirán, de si ante la sociedad lo aplaudirá o si nos castigará por eso. ¿Saben qué digo sobre eso? Que se vayan al carajo.

Como comunidad se nos olvida que al final todos somos uno mismo. Así como dirían The Beatles en I’m the walrus: “yo soy el cómo tu eres el cómo tu eres yo y estamos todos juntos”. Se nos olvida que al final cada uno es luz y que esa luz es infinita y brilla para cada uno. Estamos situados en una sociedad dónde se nos ha acostumbrado malamente a sentir envidia por los logros de los demás, por no quererlos ver más arriba de nosotros, pero déjame decirte que todo eso es puro trabajo del ego que constantemente estamos alimentando.

El ego es esta condición humana, un proceso mental que vamos alimentando con pensamientos de desagrado o de falta de amor que nos hace creer que somos superiores a los demás cuando en realidad no es cierto, cada uno es un maravilloso milagro andante por la tierra. Nos centramos en cosas tan banales, que se nos olvida la verdadera esencia de la vida.

Cuando las personas nos damos cuenta de que en realidad somos más que simples átomos y carne humana, que somos amor, ahí es cuando se empieza a vivir. Estamos hechos del amor y para el amor. Nacimos para amar; a nosotros, a los demás y a lo que nos rodea. En el momento en el que nos damos cuenta de que somos seres de amor dejamos atrás las etiquetas o la apariencia física, dejamos de vivir bajo la expectativa de llenar esos requisitos que alguna vez se nos fueron impugnados y se nos aplicaron de manera no voluntaria y es cuando entonces decidimos vivir plenamente.

La felicidad es una disciplina que se elige todos los días, creo que el que domine estar feliz la mayor parte del tiempo, pese a los retos de la vida diaria, es alguien que conoce el secreto de cómo ser verdaderamente exitoso, de cómo sentirse pleno y completo, alguien que sabe que nada que no sea desde el amor es verdadero.

Después de todo esto espero haber podido hacerte recordar lo maravilloso que eres, lo magnifico que fue el universo por traerte a la vida, lo generoso que fue el mundo por recibirte y permitirte vivir cada una de las experiencias que te han hecho ser quién eres. Recuerda que eres merecedor de absolutamente TODO solo por el sencillo hecho de que existes. La vida tiene cosas grandes, aunque por el momento parezca que todo va mal. Siempre toda mejora, solo es cuestión de perspectiva.

¿Libres… somos?

Siempre he sido de la idea de que venimos a este mundo a encontrar nuestro principio y fundamento, que una vez hallándolo todo será muchísimo más fácil y, que, con base a eso, podremos seguir un plan de vida.

¿Se han dado cuenta que siempre quieren que tengamos ese plan bien estructurado? Estoy segura de que sí y es porque desde que nacemos nuestros propios padres ya están idealizando cómo podríamos manejar nuestras vidas o el camino que les gustaría que sigamos para que lleguemos a ser exitosos. Por favor, no los culpemos, no hicieron nada mal… sólo quieren lo mejor para nosotros.

Cuando crecemos y nos mandan a la escuela SIEMPRE hay una actividad en la que te piden que escribas el plan de vida que te gustaría seguir. Digo, para estar en la primaria, es obvio que todo lo que se escribió con el tiempo va a cambiar, ¿a quién engañamos? Tenemos a lo mucho 13 años y estamos apenas saboreando los primeros indicios de nuestra libertad. Lo bueno es cuando crecemos, cuando estamos en prepa y se nos pide que decidamos a qué queremos dedicarnos por el resto de nuestras vidas. Siento que eso es súper tonto porque, a los 18 años sinceramente no sabes qué quieres hacer con ella. Seguimos creciendo, cambiando de opinión constantemente y apenas estamos conociendo cómo se dirige el mundo.

Como parte de la generación Z puedo decir que los adultos, conforme va pasando el tiempo, cada vez están esperando más de nosotros, más logros, mejores calificaciones, un plan de vida estable, real y acorde al contexto social del que nos rodeamos. No se nos permite soñar o llevar tan alto nuestra imaginación como podamos. Siempre quieren que nos quedemos atrás de la línea de lo que es permitido o aceptado por la sociedad.

Cuando pensaba en qué escribir me di cuenta de que algo que siempre había querido expresar en público es que cada quién es libre de hacer lo que quiera con su vida; podemos ser y hacer de nosotros lo que queramos. Sé que no es fácil, pero al final nosotros mismos somos lo único que nos acompañará toda la vida. Cuando uso la expresión “tu vive”, hago referencia a que cada uno debe centrarse en lo que le toca, en su Principio y Fundamento, y que no importa si aún no lo has encontrado, algún día lo harás. Es más, me pongo como ejemplo, tengo 20 años, sigo en la búsqueda del mío y no estoy segura de estar ni tantito cerca de saber cuál es verdaderamente.

Vivimos en una sociedad dónde lo único que se nos ha impuesto no son nada más que regla, tras regla, tras regla. Me gustaría saber cuándo va a ser el día en el que pueda hacer algo sin sentirme estigmatizada por la sociedad, en el que pueda sentir que esté donde esté puedo hacer lo que quiera a mi manera. Muchos pensamos, me incluyo, que el día que nos vayamos de casa de nuestros padres vamos a poder vivir nuestro sueño de ser libre, spoiler alert: no siempre comienza ahí.

Esperar a ser libre es como estar encarcelado sabiendo que tienes las llaves de tu propia celda y que puedes salirte cuando quieras. El humano está domesticado de tal manera en la que se nos enseñó que el día que nosotros podamos mantenernos y vivamos dentro de nuestro propio techo podremos hacer lo que en verdad queramos. En teoría eso es cierto, serán nuestras reglas, pero a lo que quiero llegar con esto es que no tienes que esperar a sentirte libre para serlo porque desde el momento en el que naces la libertad es un regalo que la vida te da, pero que nos da miedo tomar. Cuando hablo del miedo a tomar esta libertar hablo del miedo que se nos ha creado en base a la represión que hay cuando uno por fin decide usarla y es que un gran problema con esta sociedad es que si a los de arriba no les gusta cómo pensamos, entonces pasan a silenciarlos y creo que no hay mayor castigo para alguien que ser censurado, privado de su voz, de poder expresar lo que siente.

Otro conflicto que manejo dentro de lo mismo es que nos implementaron como un chip en nuestro pensamiento dónde se nos dice que debemos seguir cierta línea y no salirnos de lo que la sociedad acredita cómo algo del “buen ver”. Quieren que sigamos la misma línea de personas que se quedaron con lo que se les dijo una vez y no quisieron tomar los grandes riesgos. Ojo, ahí no entran aquellas personas que se atrevieron a querer cambiar el mundo y lo terminaron haciendo, ya sea intencional o por equivocación.

Toda mi vida he tenido una educación religiosa, dónde se me enseñó que Dios nos da tanta libertad que de tanta que es, nos termina dando miedo usarla y por eso preferimos poner límites que nos cieguen de todo lo que podemos hacer. Si nos damos cuenta, todo lo que no podemos hacer son cosas que afectan directamente a otros o al medio ambiente (que termina siendo nuestra casa común). Una de las cosas que considero que se busca con estas reglas, llamadas muchas veces leyes, es que no nos matemos en nuestro andar por la vida.

Yo solo vengo a recordarte que no importa dónde estés, con quién te juntes, lo que digas o pienses. Vivimos en una sociedad dónde todos vamos a ser criticados por lo que hacemos, eso lo podemos comprobar en nuestro día a día. Muchas veces los contextos políticos-sociales nos la hacen más difícil, pero estoy segura de que, aun así, vivamos donde vivamos, siempre tenemos una oportunidad de ser libres, de buscar quién quieres ser.

Tengo 20 años… no sé nada de la vida aún. Solo busco ser una amiga que puede darte una opinión diferente.