ETHAN CRUZ

  • Coordinador General de la Organización De Apoyo Estudiantil “TECNOCIENCIA”
  • Estudiante de Ingeniería Química en UNAM
  • Miembro de PJI Mex
  • Miembro Estudiantil de American Chemical Society (ACS)
  • Embajador Nuclear por Women In Nuclear Mexico
  • Participó en la Primera Edición del programa  “Nucleando” para México organizado por la UNAM, LANENT y el Organismo Internacional de Energía Atómica
  • Intereses: ciencia, ingeniería, ecología, educación, innovación,  economía y desarrollo sostenible

Cambio Climático e Incidencia Juvenil: estrategia fallida que segrega e inhibe el fortalecimiento del movimiento

A través de varias experiencias y encuentros sobre la materia, se plantea un crítica sólida a la participación que las juventudes capitalinas están haciendo para volver del cambio climático un asunto público para la ciudadanía y tomadores de decisiones.

Un breve diagnóstico que podría describir la situación se fundamenta en la participación y cercanía de movimientos juveniles hacia grupos parlamentarios que pretenden hacer de este asunto una discusión mediática, estéril y con acciones de poco valor en la Ciudad de México.

A pocas semanas de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático #27  (COP) que se celebrará en la ciudad de Sharm El Sheikh, Egipto, se han intensificado las exigencias de la ciudadanía a nivel mundial para reclamar por estrategias concretas y congruentes a los Gobiernos Nacionales (Planes de Adaptación, Contribuciones Nacionalmente Determinadas, Planes de Transición Energética, Estrategias para la Protección y Conservación de la Biodiversidad, etc.). Entre los grupos de movilización se destaca a la juventud, un sector protagonista para llevar el reclamo de sus comunidades y las visiones de un desarrollo sostenible. No obstante y, aunque a nivel global se han tenido destacados resultados de distintas figuras para hacer públicas estas demandas, así como las acciones que contribuyen a la sensibilización de la crisis, persisten en las agrupaciones juveniles tendencias depredadoras que no permiten consolidar un movimiento fuerte en la capital de México; muchas de éstas, basadas en el acaparamiento y segregación de los espacios comunes para el diálogo y debate, tendencias proselitistas de grupos parlamentarios y visiones verticales para interpretar la participación del sector.

Si bien, existen espacios (más o menos neutrales) donde se llegan a conciliar eventos para verdaderas propuestas multidisciplinarias como en el Senado de la República o la Cámara de Diputados, la realidad es que éstos están sujetos a contactos políticos que definen las agendas y participaciones. Además,  siempre se desarrollan de una forma unilateral y no existe un seguimiento adecuado de las propuestas, propiciando cada vez más ejercicios de simulación que de acción.

Una situación que ejemplifica las anteriores líneas, se desarrolló durante las conmemoraciones del Día Internacional de la Juventud en la Cámara de Diputados. El evento, que por nombre tenía “Congreso Nacional-Las Juventudes en el Cumplimiento de la Agenda 2030” (recordar que este mecanismo de adopción y cumplimiento de metas globales resulta esencial para las medidas de adaptación y mitigación contra los efectos del cambio climático y, que también, proporciona un marco de desarrollo más justo y sustentable para las Naciones) estuvo a cargo de la Diputada Nabetse Arellano de la Comisión de Juventud. Este evento presentó una agenda laxa para atender verdaderamente las perspectivas de decenas de jóvenes de la capital y de otros Estados de la República, donde finalmente se privilegió, en espacio y tiempos de labor, discursos de apología política e  intervenciones de poco valor para el desarrollo de las mesas de trabajo. Tanto fue que, de manera acumulada se utilizaron más de 3 horas para dar cabida a sus intervenciones; cuando a las mesas se les asignó escasamente menos de 1 hora y media, llegando a desviar las temáticas del “Congreso” para convertir de una presunta reunión de cooperación e intercambio de experiencias, a una de carácter plenamente proselitista a favor del grupo parlamentario que representa la Diputada.

Existe una realidad política en donde las agendas y espacios están a costa de un proselitismo y utilizan como herramienta la demagogia entre las juventudes para prometer cambios en los marcos de acción climática. Se usan a agrupaciones juveniles para pactar simulaciones en los grupos parlamentarios. Hasta el momento, el diálogo en torno al cambio climático y desarrollo sostenible se sostiene en juicios de valor y con poco análisis técnico; los presídium de los foros son repetitivos, existe poca diversidad académica entre los ponentes y los temas no trascienden en oportunidades o herramientas para juventudes que realmente están contribuyendo en sus localidades.

De seguir en esta tendencia, estos foros serán elitistas, reduccionistas en las estrategias que se pueden adoptar y estarán sujetos al beneficio político del o la legisladora que patrocina el encuentro. Desde otros espacios, las agrupaciones juveniles deben descentralizar los espacios de cooperación y permitir diálogos horizontales para poder trabajar de manera comunitaria y con un proyecto en común dentro de la capital y sus periferias.