FERNANDA RAMÍREZ

  • Psicóloga Social.
  • Me especialice en el área de Recursos Humanos, enfocada en el desarrollo y cultura organizacional, así como nómina y ley federal del trabajo.
  • Estoy certificada en el cuidado y desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes.
  • Naturopata en proceso.
  • Emprendedora y vendedora de artículos importados para el hogar, personales, mascota y mucho más.
  • Me encanta la música, leer, ver películas, pasar la mayor parte conectada con la naturaleza, amo los atardeceres.
  • “Todos somos consecuencia de nuestro entorno” seamos socialmente responsables, los pequeños actos de amor, agradecimiento y empatía, pueden hacer grandes cambios en las personas y el mundo.”

Generación Millennial: Transformando las Festividades Decembrinas y la Evolución de las Tradiciones Familiares

La temporada decembrina, con su asociación tradicional de alegría y reuniones familiares, ha experimentado una transformación significativa para la generación millennial. Tradicionalmente, estas festividades se caracterizaban por compartir momentos entrañables con la familia extensa. Sin embargo, para muchos de nosotros, los millennials, esta tradición ha evolucionado.

Estadísticas alarmantes revelan que más del 60% de los millennials experimentan soledad durante las festividades, lo que contrasta notablemente con el modelo tradicional de reuniones familiares abundantes y afectuosas. Esta sensación de aislamiento se ha convertido en una preocupación creciente, ya que los estudios indican que alrededor del 30% de los millennials también enfrentan episodios de depresión durante esta época del año.

La movilidad geográfica es uno de los principales factores que contribuyen a esta realidad. Muchos de nosotros nos encontramos dispersos por motivos laborales, académicos o simplemente buscando independencia. Esta distancia física del hogar familiar durante las festividades puede generar una sensación de desconexión y aislamiento que impacta profundamente en nuestra salud emocional.

Las nuevas dinámicas laborales, con la creciente tendencia hacia la flexibilidad y el trabajo remoto, han facilitado la independencia geográfica. No obstante, también han generado compromisos que dificultan el regreso al hogar durante estas fechas tan significativas. Esta disyuntiva entre la necesidad de estar presentes con la familia y las obligaciones laborales puede generar tensiones emocionales y desafíos para mantener una conexión significativa con nuestros seres queridos.

Además, el efecto de las redes sociales y los medios de comunicación ha contribuido a intensificar estos sentimientos. Las imágenes idílicas de reuniones familiares perfectas y la aparente felicidad en línea pueden generar una brecha entre la realidad y las expectativas. Esto puede aumentar la sensación de aislamiento para aquellos que no pueden experimentar estas festividades de manera convencional, alimentando así sentimientos de insuficiencia o incapacidad para satisfacer ciertos estándares sociales.

En esta evolución de las tradiciones familiares, los millennials han buscado formas alternativas de celebrar las festividades. Algunos optan por crear sus propias celebraciones, estableciendo conexiones con amigos cercanos o formando comunidades de apoyo para compartir momentos especiales durante estas fechas. Estos nuevos enfoques buscan mitigar la soledad y la sensación de aislamiento, fomentando un sentido de pertenencia y conexión en un mundo donde la distancia física a menudo se interpone en el camino de la unión familiar tradicional.

En resumen, la generación millennial está redefiniendo el significado de las festividades decembrinas y la dinámica familiar. La soledad y la depresión experimentadas durante esta temporada no son simplemente una consecuencia de nuestras decisiones, sino un reflejo de la evolución de las tradiciones familiares en un mundo en constante cambio. A través de nuevas formas de celebración y conexiones alternativas, buscamos encontrar significado y conexión en una época que, paradójicamente, puede resultar desafiante en términos emocionales para muchos de nosotros.

Salud mental y alimentación

Hoy más que nunca la relación entre la alimentación y la salud mental es un tema de creciente interés debido a su impacto en el bienestar humano. En las últimas décadas, diversos estudios han evidenciado la estrecha conexión entre lo que comemos y cómo nos sentimos emocional y mentalmente.

Por lo que a continuación te compartire algunos temas de gran importancia para poner en práctica en nuestro día a día y sobre todo entendamos más a nuestro cuerpo y la relación tan cercana que tiene con todo lo que ingerimos.

1. Nutrientes y salud mental

-Omega-3: Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos como el salmón, las nueces y el aceite de linaza, son esenciales para la salud cerebral. Ayudan en la formación de membranas celulares y pueden influir positivamente en la comunicación entre las células cerebrales, lo que puede reducir el riesgo de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.
-Vitaminas del complejo B: Las vitaminas B, como la B6, B9 (ácido fólico) y B12, juegan un papel crucial en la síntesis de neurotransmisores, incluyendo la serotonina, dopamina y noradrenalina, que son fundamentales para regular el estado de ánimo. La deficiencia de estas vitaminas puede estar relacionada con la depresión y otros trastornos del ánimo.
-Antioxidantes: Los antioxidantes, como la vitamina C, E y el betacaroteno, protegen al cerebro del estrés oxidativo, reduciendo el daño celular y la inflamación. Esta acción protectora puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo asociado con la edad y algunos trastornos mentales.

2. El efecto de la dieta en el cerebro

-Serotonina: La serotonina es un neurotransmisor clave que desempeña un papel fundamental en la regulación del estado de ánimo, el sueño y la sensación de bienestar. La alimentación influye en los niveles de serotonina, ya que esta se produce a partir del triptófano, un aminoácido que se encuentra en alimentos como el pavo, el pollo, los lácteos, los frutos secos y el plátano. Una dieta equilibrada y rica en triptófano puede ayudar a mantener niveles adecuados de serotonina, lo que contribuye a un mejor estado de ánimo y a reducir la ansiedad y la depresión.

-Dopamina: La dopamina es otro neurotransmisor vinculado con la sensación de placer, la motivación y la atención. La tirosina, un aminoácido presente en alimentos como las almendras, el aguacate, las semillas de calabaza, el pollo y el pescado, es un precursor de la dopamina. Consumir alimentos que contienen tirosina puede influir en la producción de dopamina y contribuir a mantener un estado de ánimo estable y una sensación de bienestar.

3. Alimentación y trastornos mentales

-Inflamación y estrés oxidativo: Una dieta rica en alimentos procesados, grasas saturadas, azúcares refinados y bajos en nutrientes puede provocar inflamación crónica y estrés oxidativo en el cuerpo y el cerebro. Esta condición inflamatoria está asociada con un mayor riesgo de depresión, ansiedad y trastornos psicóticos como la esquizofrenia. El estrés oxidativo puede dañar las células cerebrales y afectar su función, contribuyendo al desarrollo de estas condiciones mentales.
-Desequilibrios nutricionales: Los hábitos alimenticios poco saludables suelen carecer de nutrientes esenciales como omega-3, vitaminas del complejo B, antioxidantes, entre otros. Esta carencia puede impactar negativamente en la síntesis de neurotransmisores, afectando la regulación del estado de ánimo y la función cognitiva, lo que aumenta el riesgo de depresión, ansiedad y otros trastornos mentales.
-Impacto en la microbiota intestinal: Una alimentación deficiente puede alterar la composición de la microbiota intestinal, el conjunto de bacterias beneficiosas que habitan en el tracto digestivo y que tienen una influencia significativa en la salud mental. Un desequilibrio en la microbiota intestinal ha sido asociado con un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo, incluyendo la depresión y la ansiedad.

4. El papel de la alimentación en la gestión de la salud mental

-Dieta equilibrada: Promover una alimentación saludable, rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras, ácidos grasos omega-3 y antioxidantes puede mejorar la salud mental. Fomentar la ingesta de nutrientes clave puede ayudar en la producción de neurotransmisores y reducir la inflamación, lo que puede tener un impacto positivo en el estado de ánimo y la estabilidad mental.
-Reducción de alimentos procesados y azúcares: Limitar el consumo de alimentos procesados, azúcares refinados y grasas trans puede contribuir a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre y mejorar la salud física y mental. Estos alimentos pueden afectar negativamente el estado de ánimo y la energía, por lo que su reducción puede ser beneficiosa.
-Ejercicio regular: La actividad física regular está asociada con la liberación de endorfinas, que son neurotransmisores que pueden mejorar el estado de ánimo y reducir la ansiedad y la depresión. Incluir ejercicios en la rutina diaria puede ser un complemento efectivo a la terapia convencional para el manejo de problemas de salud mental.
-Gestión del estrés: Estrategias de gestión del estrés como la meditación, la respiración consciente, el yoga o la terapia cognitivo-conductual pueden ser herramientas efectivas para mejorar la salud mental. Estas prácticas ayudan a reducir los niveles de estrés, promoviendo así un mejor equilibrio emocional.
-Apoyo social: Mantener conexiones sociales y recibir apoyo emocional de amigos, familiares o grupos de apoyo puede ser crucial en el manejo de problemas de salud mental. El respaldo social puede proporcionar un entorno de apoyo emocional que complemente la terapia convencional.

En resumen, la relación entre la alimentación y la salud mental es innegable. El impacto de una dieta equilibrada va más allá de la salud física y se extiende al bienestar emocional y mental. Adoptar hábitos alimenticios saludables puede ser un aspecto crucial en la promoción de una mejor salud mental y en la prevención de trastornos psicológicos.

¿Por qué repetimos los mismos patrones al elegir a nuestra pareja?

En su mayoría las personas aseguran que no saben porque eligen a alguien como su pareja. Puede ser que aún no identifiquen que es lo primero que ven en esta búsqueda, si algún rasgo de su personalidad, alguna cualidad física, o simplemente hay algo que les dice que es ahí́.

Se ha observado a muchas personas que, tras concluir con una relación insatisfactoria, se ven sumergidas en una situación y problemas muy parecidos al que llevaban con su expareja. Es frecuente ver como se envuelven en relaciones destructivas que llegan al maltrato y/o violencia, o se sienten atraídos por personas casadas, o simplemente la persona que les atrae tiene nula disposición para el compromiso.

A lo largo de los años se ha comprobado que la elección de nuestras parejas es bastante igual y comparte rasgos de convivencia similares a las de nuestra infancia con nuestros padres, es decir, si en la infancia la relación con tus padres fue insana, negativa, destructiva o violenta, tendrás tendencia buscar parejas con rasgos similares. Por lo contrario, si la relación con nuestros padres fue positiva, sana y bastante satisfactoria, nuestras parejas tendrán similitudes con estos rasgos.

¿Pero porque de manera inconsciente nos pasa eso?

Todo lo que nos sucede en la infancia deja una marca emocional, la cual, dependiendo de la vivencia, nos crea inseguridades, miedos, perdidas, que de una u otra forma nos harán compañía a lo largo de nuestra vida.

A veces las personas hacen un gran esfuerzo al elegir a su próxima pareja y se aseguran de que no tenga comportamientos similares a lo que vivieron con sus padres en la infancia, pero con el paso del tiempo se dan cuenta que inconscientemente si tienen algo en común con esas figuras.

Y es que las relaciones evolucionan y lo que al inicio (en la etapa del enamoramiento) parece ser una relación que va avanzando de manera positiva y sana, suele cambiar ante algún problema o adversidad y esto hace que aparezcan con el tiempo esos miedos e inseguridades, lo que desencadena que salgan las conductas aprendidas y que nos relacionan con nuestros padres.

También existen etapas en la adultez en donde nuestras emociones se encuentran vulnerables por lo que podemos elegir una relación no tan sana como venían siendo las anteriores y que no tienen nada que ver con lo visto en la infancia.

¿Puedo desaprender un patrón?

Ahora bien, si es cierto que estos patrones son aprendidos, también podemos desaprenderlos, algunos más rápido que otros.

Si lograste identificar que estas repitiendo patrones y quieres desaprenderlos, te comparto algunos puntos que te podrán ayudar a tener relaciones más sanas:

1.- Identifica miedos e inseguridades

Detecta cuales son esos miedos, inseguridades que ya no van con el estilo de vida que buscas, escríbelos e identifica cuáles son las situaciones que hacen que salgan. Esto te ayudará a ordenar, analizar y además podrás leerlas siempre que creas necesario.

2.- Patrones semejantes en tus relaciones

Piensa en cuales son esos problemas o situaciones similares en tus relaciones de pareja y que es lo que lo detona. Así́ podrás identificar de manera individual lo que tienes que trabajar.

3.- Responsabilízate de la parte que te toca

De una u otra forma tenemos parte de responsabilidad de las situaciones que suceden en nuestras relaciones de pareja. Por lo que asumir la responsabilidad será́ un paso para poderlo desaprender.

4.- Conócete

Todas las personas tenemos defectos y virtudes. Ser consciente de ello te ayudara a valorarte y no ser tan duro contigo. Tu felicidad está en ti.

Si crees necesario, acude con un profesional de la salud.