GINETH PACHÓN

  • Romántica de las letras y apasionada por crear realidades imposibles.
  • Comunicadora, lectora y creativa en medios.
  • Hacer es más que hablar, pero tengo ambas, hablo y hago mucho.
  • Que el lienzo mantenga su arte en el papel, a quien destina su historia.

Submarino de emociones

Náufrago de mis ideas, quebrantado por la niebla

Navego y me doy cuenta que en la profundidad ya no hay reversa,

Y en medio de esa tormenta, el submarino me maneja

A lo desconocido de esta marea densa.

Sin embargo, en medio de la oscuridad

Lo desconocido toma fuerza, la duda es la puerta

El misterio la herramienta, ya nada importa

Sólo queda la experiencia, y la experiencia es vida.

 

Vida que cautiva, vida que atormenta,

Vida infinita, vida muerta,

Vida de incógnitas, vida de respuestas,

Vida de espadas, vida de guerras,

Mi pluma y una vela, escriben esta ruleta,

Que un día armoniza la suavidad del sentir,

Pero al otro, ruge cómo las olas del mar cuando despiertan,

Descontroladas, imponentes, aterradoras, espantosas.

 

Aquí sigo con mi submarino; el estado de mi conciencia,

Dónde la guía es el sentir de la inocencia.

El ambiente siempre será turbio y ciego. Entendí que la luz

Sólo está en mí, y aunque no sé cómo conducir,

Ni a que lugar me llevan las olas,

Sigo con papel en mano recreando,

Nuevos mundos a partir de la rutina y la incógnita,

Mi entorno me limita, mis emociones me libera.

Aquí la única regla es que en mis manuscritos no existen reglas.

 

No le escribo a nadie porque solo estoy en este rollo,

Pero si no escribo moriré al sentirme solo

¿Y si naufragar es mi destino? ¿Y si el mar es mi elemento?

¿Y si el submarino es mi refugio? ¿Y si mi destino es naufragar?

¿Y su mi único elemento es el mar? ¿Y si decidí refugiarme en un submarino?

Estaría loco callarme, sería ignorado si grito,

Pero si grito en silencio, me despojo y me vuelvo ligero,

Y si me vuelvo loco, quién logre leerme entendería.

 

De otro modo, este mar me ha vuelto invisible, extinto, inexistente, revolucionario,

Rebelde, inestable, melancólico, imprudente.

Y la escritura me salvó, me encontró, me hizo rey de otros mundos,

Me volvió inmortal, fuerte, resiliente, amante, crítico, demócrata, filósofo, poeta,

Sensible, guerrero, fantasioso, confidente, leal.

Jamás pedí que me manejara el submarino cliché que maneja a todo el mundo,

Pero cuando la rutina nunca fue suficiente, y mis pensamientos abundantes,

Cuando apareció el rechazo, cuando la razón se apoderó,

Cuando mi ansiedad aumentó, cuando ser diferente se convirtió en un delito,

Cuando los demás se empezaron a perder en la ignorancia y conformismo,

Supe la ruta de mi escape, y comencé a hacer fuego con lo reprimido,

Lo saqué y se convirtió en luz,

Los miedos me retaron, sentir fue la prueba volcánica

Y la erupción comenzó a salir fresca en papel.

 

Ya la oscuridad se volvió mas ligera,

Mi submarino más artesanal,

Mi soledad en música,

El enojo en pasión,

La alegría en lo invisible,

La tristeza en otro cristal que se va para el mar,

La frustración en mis más fantaséales controversias,

El aburrimiento en el baile de otros peces,

Otros seres, otros náufragos.

 

El sol pierde peso cuando sólo lo ven quienes no se arriesgan,

Aquellos que se quedaron en la superficie,

Aquellos verdaderos débiles vestidos de fuerza,

Aquellos mediocres que lo usaron para cegar a otros,

Aquellos que jamás intentaron,

Aquellos dominados,

Aquellos que pensaron que porque algo es brillante realmente brilla,

Aquellos que confundieron que lo bueno es eterno,

Aquellos que interpretaron que el sol no era oscuro,

 

Por eso navegué solo, pero en el camino encontré a otros pocos,

Disfrutando del suyo,

Me quedé, me arriesgué,

Concreté que este denso mar en realidad

Era el espejo de mi alma y la repugnancia

Que sentía de no aceptarla, de encarcelarla, de guardarla.

 

Es por eso que mi salida fue dejar entrar lo oscuro,

Lo espeso, lo vulnerable, lo dócil,

Lo negro, lo asqueroso, lo doloroso,

Lo que olía mal.

También acepté a los que perdieron,

A los fracasados consecuentes,

A los que se rindieron,

A los que nunca fueron amados,

A los que envidiaron y sintieron odio,

A los que estaban cansados,

Heridos, manipulados,

A los que se desgastaron,

A los juzgados, a los indecentes.

 

Los retomé, los admití, los perdoné, los amé,

Les brindé atención, los consentí, y después

En mi soledad de náufrago,

En el silencio de las tinieblas

Entendí que todos esos personajes eran míos,

Todos hacían parte de mí,

Todos eran sólo uno y esa unidad era yo.

 

Entonces comprendí la razón,

La decisión de sumergirme en las aguas,

Y finalmente entiendo que el control nunca lo ha tenido el submarino,

Siempre lo maneja la inquietud de mi curiosidad.

Que la marea no es desconocida, es mi guía.

Que la oscuridad no es malévola,

Es el descubrimiento del verdadero equilibrio del ser,

Que el submarino es mi hogar,

Y siempre voy a alimentarlo de saludables pensamientos.

Que es importante conocer porque vivo,

Con tan sólo la vela, más papel,

Y una pluma que danza entre mis dedos,

Me es suficiente cultivar sapiencia,

Y entre mis escritos anteriores,

El aporte de la realidad sobre este náufrago evolucionando.

A mi papá

La idea de haber pensado que iba a tenerte eternamente fue el obstáculo de haberte perdido para siempre. Soy consciente de saber que fue Dios quién dio fortaleza a este corazón exuberantemente herido por tu partida tan melancólica, jamás voy a entender la razón de porque decidiste acabar con tu vida de una manera tan compleja, sé que mi papel en esta tierra nunca será el juzgarte, pero sólo deseo sacar este nudo de culpabilidad que agota mis días poco a poco. ¿Sabes?, muchas veces a pesar de frecuentar distancias lejanas, queríaviajar a Bogotá y tomarme ese anhelante café a tu lado, decirte que no importaba que no fueras el papá perfecto yo te amaba y lo seguiría haciendo por el resto de mi vida, siempre soñé con llegar al altar del típico vestido blanco, de tu mano y que supieras que la niña de tus ojos, sería una mujer maravillosa y valiosa producto de todo lo que algún día tu le enseñaste, de todo el amor que le brindaste, pero mi realidad es otra, ya no estarás a mi lado para verlo, ese día no estarás presente  y tampoco podré decirte que a pesar de mis errores pude elegir un hombre que me admirara como tú y cuyo sueño sería el cuidarme y amarme hasta la muertecómo tú lo hacías, los hijos que algún día tenga no podrán ver físicamente a su abuelo (aunque tu existencia será inmortal en ellos). Perdón, fui injusta, no sabes lo mucho que duele haberme alejado de ti, haber sido tan fría y no darte la oportunidad de empezar de nuevo, te rechacé muchas veces, te insulté por todo lo que le habías hecho a mamá y muchas más situaciones que conocemos tú y yo, sin embargo, no hay ninguna razón que justifique el no haber estado ahí cuando más lo necesitabas, de no estar a tu lado y estar pendiente de todo lo que te sucedía, fallé, y no, no ocultaré mis actos imperfectos justificándolos con palabras que se las lleva el viento, siempre he orado a Dios pidiendo mi misión en esta vida tan tergiversada y aunque suene extraño, el que te hayas suicidado fue mi razón más poderosa para pasar toda la vida ayudando a otros, estoy empezando con pasos pequeños, me falta muchísimo que aprender pero créeme cuando digo que tu muerte no fue en vano y aquí estaré para demostrarlo tan pronto se abra la puerta, no pudiste vivir, yo viviré por ti, lo prometo.

 

Con amor, tu hija amada.

Soplos del pueblo

Largas caminatas de voceros exigiendo justicia, justicia por mujeres asesinadas, justicia por los líderes que con su voz de potestad han dejado de existir en el egoísmo de las manos cegadas de poder venenoso, veneno obsesivo que consume almas soñadoras que desean volar hacia la existencia simple y verdadera, hacia lo real, hacia lo que aprecia la vida y la valora como importante, hacia donde el único triunfo es alcanzar la felicidad y cuidar aquello que la naturaleza de lo divino nos ha prestado.

Anónima atragantada

Anónima atragantada cuando la empanada se convierte en sal marina; anónima atragantada cuando al tamal le salen trozos de pollo podrido; anónima atragantada cuando el vino sabe a vinagre; anónima atragantada cuando a sorbos el café con leche está cortado; anónima atragantada cuando a la mandarina probada le sale un gusano.

Anónima atragantada tus besos cuando a babas saben; anónima atragantada cuando me abrazas con sudor y chucha; anónima atragantada soy, cuando tu amor barato recibo; anónima atragantada es entender finalmente que aunque algo es agradable a la vista no siempre sabe a miel, pero debes en cuando si sabe a mierda.

Piedras de antaño

En la tierra que cultiva lo habitado, entre raíces profundas, se encuentran huellas que habitamos. Bella figura que me cautivó en el Amazonas; hospedada en territorios y en 150 comunidades indígenas; brillante y emotiva, inefable en su luz de lino, se manifestó en arbustos candentes, prudentes y dignos de aquel viaje desinteresado.

Entre islas deslumbrantes, eché un vistazo de águila a un destello, en el cual, le hacía espejo melifluo, las aguas irradiadas que fluctuaban desde el amanecer en Galápagos; su respectiva coraza desbordó el libre recuerdo, que atrapó mi enigmático control de atraparla por vez segunda, entretenida. Pero, qué decir de aquella bohemia y ermitaña existente, que logró captar mi atención, mientras me hallaba en la cena placentera con mis abuelos en su hogar ubicado entre verdes montañas de Armenia; tomando café y apreciando aquel momento de todos los años que habían pasado antes de poder volver a visitarlos, ese mismo lugar ermitaño, dónde a sorbos salí a la azotea, y entre asombros, pude observarla con melancolía, me acerqué y por tercera vez la tomé en vanguardia, apreciándola cómo aquella llave inmortal guardando memorias cargadas de luces que bailan formando la lírica de una galaxia.

Recuerdo ansiosa también, la número cuatro, morfológicamente rustica y dominante, contenedora de un significado más profundo. Las emociones conflictuadas se manifestaban aquel día, mientras iba irritada y con ganas de desbordarme a ríos, fuerte impulso que conllevó a corregir mis pasos lentos en una carrera eufórica por aquel bosque favorito, sin percatarme, tropecé con ella, permitiendo así, mis insultos marchitos y un grito inmarcesible hasta permanecer soltando sonidos etéreos, observar la niebla de los asombrosos pinos camuflados, y mirar de nuevo al suelo, contemplándola. Aunque pequeña era, su resiliente y dura postura, mantuvo mi atracción para tomarla después de ser pintada por mi sangre.

La última vez, sucedió en el lago con mi tío cuando fuimos a pescar truchas en la Cocha; esperé a que pudiese sacar su espíritu aventurero para atrapar al desafortunado pez, me senté y mi mano se posó sobre algo liso de consistencia dura y fina, sí, se trataba de mi ultima recolección, su color era majestuosamente verde, desentrañada de musgos finos y enloquecidos, la tomé y junto a ella, otras más que estaban a su alrededor, pues mi tío decía que al tirarlas al lago, las vería volar veloces en su camino sobre el agua. Al final sólo conservé la maravillosa pieza que contemplé de primera, aquella que mi cautivante aura permitió guardar en el bolsillo viejo de mi delantal rasgado.

Soy Martina, y en la mochila de mis fragmentos iridiscentes, recolecté cinco piedras de antaño que han construido la serendipia de mis mares emotivos, y con ello también, el mapamundi de sueños que aún no he vivido en espacios blancos, cuya materia propia, desconocida espera por mis pasos bailarines y curiosos.

El legado de una madre

Madre, un día saldrá el sol y nos abrigaremos con el cielo, las olas del pasado serán nuestra corriente para navegar juntas a lo eterno; tus manos de raíces dibujadas, son el mapa del esfuerzo de mis miedos. Agradecida estoy por aprender de tus desvelos, que lo que con sudor se gana, abundancia llega en la plenitud del consuelo.

Girasoles en los días de tu existencia, claveles marchitos en tu ausencia. Para la crudeza de la muerte, que tu legado en mi florezca; agua de coco para nuestro valle de experiencias, melones de tonalidades naranjas adornando los recuerdos de bálsamos, un brindis de uvas dulces en el otoño de nuestras realidades, mis besos de cereza decorando tu frente, mi vieja; y un camino de rosales en los que pueda brincar y coleccionar para llevarte a casa en preciosos ramos florales. Larga vida a la cura de tus consejos, pena de muerte, si de orgullo no te lleno, mientras me acompañas por este camino denso, que entre espinas finas, tu voz constante guía mi lecho.