MARIJOSE LLACA CANO

  • Egresada de las carreras de Ciencia Política y Relaciones Internacionales por la UDLAP.

 

  • Docente en educación media-superior.

 

  • Investigadora reconocida por el gobierno de Corea del Sur.

Feminismos en México: una lucha ideológica sin fin

La historia del ciudadano, inicia en torno a un hombre dominando todo lo que encuentra a su paso y dotándose de todas aquellas herramientas que necesita para su supervivencia. Desde la creación de un estado civil, hombres y mujeres han coexistido bajo un mismo régimen de dominación y adiestramiento que conocemos como gobierno. Sin embargo, los tipos de dominación han variado gravemente entre hombres y mujeres.

Determinado como el ‘‘sexo débil’’, se ha concebido al sexo femenino como un sinónimo de debilidad y con roles a cumplir en los distintos ámbitos de su vida. En un contexto local, México se ha caracterizado por crecer a través de una herencia de la tradición occidental en la que impera el reconocido machismo, que plantea una figura varonil difícil de doblegar ante cualquier situación (Orozco, 2008), y que lleva a su cargo la construcción de una sociedad, una familia y una, bien establecida, dominación sobre el sexo femenino.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, tenemos que reconocer las disparidades ideológicas aún presentes en la sociedad mexicana, entendiendo siempre que las luchas de ideas jamás podremos definir en su totalidad lo que es correcto o no. Asimismo, considerando que son los factores políticos, sociales, culturales, religiosos y económicos, los que construyen la realidad de una ciudadanía, tampoco seremos capaces de establecer una verdad única, pues esta es inexistente en dónde sea que nos plantemos buscarla.

Intentar negar el machismo que permea la sociedad mexicana sería un gran sesgo hacia los avances de estudios sociales que se han logrado en las últimas décadas y una clara falta de conocimiento sobre las estadísticas en torno a la violencia de género que nos demuestra que tan solo en 2020 el 44% de las mujeres mexicanas experimentaron alguna forma de violencia de género por parte de una pareja íntima, un 13% de víctimas de feminicidio fueron menores de 18 años, en 2022 los feminicidios denunciados aumentaron a un 25.6%, y en 2023 el 59.7% de mujeres fueron asesinadas con armas de fuego (Instituto para la Economía y la Paz, 2023).

Por otra parte, son muchos los factores que le impiden a la sociedad mexicana reconocerse abiertamente como machista y entender la problemática que esto conlleva, pues más allá de la modificación a la agenda política que esto significa, el país sería avergonzado a nivel internacional y local. No obstante, el intentar negar una realidad presente en la sociedad mexicana significa negar a todas aquellas ciudadanas que han sido, son o serán víctimas de esta violencia, provocando de manera directa el activismo femenino hacia la necesidad de su reconocimiento.

A nivel social, un 75% de la sociedad mexicana se considera ‘‘algo’’ o ‘‘muy’’ machista (Morán, 2024), definiendo el machismo como un sistema de mandato en el cual las mujeres juegan un rol pasivo y de subordinación ante el sexo masculino, permaneciendo en un ámbito privado, a la vez que los hombres son activos, dominantes y protagonistas en lo público (Sándoval, et.Al, 2018). En este sentido, la sociedad mexicana reconoce la problemática en la que se desarrolla, pero no muestra una acción concreta para disminuir el problema.

A nivel gubernamental, en 2022 la sociedad civil decidió un incremento de recursos públicos partidarios de la igualdad entre hombres y mujeres, Sin embargo, el acomodo de recursos públicos fue hacia programas asistenciales no relacionados con la igualdad, el combate a la discriminación o violencia contra las mujeres, exhibiendo una falta de compromiso del gobierno mexicano con la situación actual de las mujeres en el país, representando un incumplimiento de las leyes nacionales, compromisos internacionales y obligaciones económicas (CEJIL, 2022).

En cuestiones ideológicas, la violencia contra las mujeres se encuentra bien sedimentada en los distintos grupos sociales, y muchos son los contraargumentos que intentan debatir una realidad preocupante. Estos cuestionamientos vienen a partir de la normalización de la violencia a manera de minimizar la problemática, pues intentar cambiar la base de un sistema de dominación, implica el rompimiento del mismo y la creación de uno nuevo, herramienta inexistente para muchos grupos sociales que prefieren atravesar un proceso de adaptación hacia doctrinas impuestas de un sistema ya establecido, y llamarlo resiliencia para minimizar las incomodidades.

La normalización de actos de violencia y sus reacciones representan una relación cercana con factores sociales, personales y familiares, pues son los que implican los distintos contextos de desarrollo social, condiciones psicológicas, traumas y educación (Benalcázar, et.Al, 2020), por lo que crea una dificultad intentar debatir o rechazar la educación que se recibe desde cortas edades y bajo las que nos moldeamos día tras día. No obstante, la violencia contra la mujer no es exclusivo de un país o sociedad, sino que es un fenómeno internacional, y aunque las causales son diversas, los mecanismos de defensa son similares.

Este próximo 8 de marzo seremos nuevamente testigos de cientos de mujeres activistas saliendo a marchar en búsqueda de seguridad, equidad y visibilidad hacia una realidad exclusiva de las mujeres que ha sido ignorada por las mismas instituciones encargadas de su protección y reconocimiento. A su vez, observaremos las luchas ideológicas entre los distintos grupos sociales en las que seremos capaces de identificar el machismo como la raíz de los discursos de odio y actos de violencia contra las mujeres, así como la resistencia ante el rompimiento de un ya establecido, estatus y normas de comportamiento social que amenazan con ser destruidas y restablecidas.

Referencias:

Orozco, W. (2008). ‘‘El machismo en México y su esencia’’. Revista EntreVerAndo.

Instituto para la Economía y la Paz. ‘‘Índice de Paz México 2023: identificación y medición de los factores

que impulsan la paz, http://visionofhumanity.org/resources

Morán, C. (2024). La paradoja mexicana: un país machista que se dice listo para elegir a una presidenta. El País, https://elpais.com/mexico/elecciones-mexicanas/2024-03-05/la-paradoja-mexicana-un-pais-muy-machista-que-se-dice-listo-para-alzar-presidenta-a-una-mujer.html

Sándoval, F., Reyes, L.A., y Morales, C. (2018). El micromachismo presente en la región centro de México. En Dinámicas urbanas y perspectivas regionales de los estudios culturales y de género, Pp. 395.407. Universidad Nacional Autónoma de México y Asociación Mexicana de Ciencias para el Desarrollo Regional A.C. (Coed).

Centro por la Justicia y el Derecho Internacional. (2022). México: El combate a la violencia patriarcal sigue sin ser prioridad en los presupuestos. https://cejil.org/blog/mexico-el-combate-a-la-violencia-patriarcal-sigue-sin-ser-prioridad-en-los-presupuestos/

Benalcázar, L., Damián, P., y Yarad, P. (2020). ‘‘Mujeres víctimas de violencia de género en Ecuador: redes de apoyo y estrategias de afrontamiento’’, Revista Scientific, 5, 90-109.

México en la guerra de Corea: los huérfanos de la historia

Entre 1950 y 1953 se vivió uno de los conflictos bélicos más atroces del siglo XX, que terminó con la división de un país y que dejó un gran saldo de muertos. La Guerra de Corea, ocurrió en el marco internacional de la Guerra Fría y se trató de un conflicto en el que no sólo lucharon dos ideologías presentes en la comunidad coreana, sino que, también intervinieron potencias como Estados Unidos y la entonces Unión Soviética mediante ayuda humanitaria y apoyo militar.

Desde el cese al fuego en 1953, se han desarrollado diversas investigaciones que nos explican la participación de los países involucrados en la guerra, especialmente la participación de las potencias y el papel que desarrollaron, desde el envío de víveres hasta el envío de personal militar. Se contaban aproximadamente 10 países que habían apoyado a Corea del Sur durante la guerra, sin embargo, se ha demostrado que hay países que fueron borrados de los registros oficiales, aunque hayan desarrollado papeles importantes durante el conflicto.

El pasado junio de 2020 el ex embajador de México ante la República de Corea Bruno Figueroa, en compañía de Martha Barcena, ex embajadora de México ante los Estados Unidos, publicaron en The Korea Times, un artículo sobre la participación de México en la Guerra de Corea, en el que reconocieron a los más de 100,000 soldados mexicanos y Mexicoamericanos que apoyaron como parte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

De esta manera, explican que no existe ningún registro público oficial del gobierno mexicano, pues estos fueron registrados como ‘‘blancos’’. No obstante, el gobierno mexicano sí registró los cuerpos que fueron repatriados al país para ser enterrados, lo que deja evidencia de su presencia en territorio coreano durante la guerra. Para entender un poco más la participación de México en este conflicto, hay que saber que el gobierno mexicano no envío una unidad militar de manera directa, sino que alistó a sus voluntarios a través de las fuerzas militares estadounidenses.

Próximamente, en el marco del 71 aniversario del fin de la Guerra de Corea, Bruno Figueroa publicó un segundo artículo titulado: Los veteranos mexicanos de la Guerra de Corea ya no son ‘huérfanos de la historia’. En este artículo nos cuenta que, desde su primer hallazgo, se acercado a veteranos dispuestos a contar sus memorias, tal es el caso de Roberto Sierra, José Villareal, Alberto Fernández y Jesús Cantú, quienes contaron sus experiencias durante el evento para la constitución de la Asociación de Veteranos Mexicanos de la guerra de Corea.

A través de este evento y publicaciones se logra un nuevo registro histórico que fortalece la unión entre Corea del Sur y México, a la vez que conmemora un grupo de veteranos desconocidos de ambas historias. ‘‘Estaban casi en todas partes, y en su mayoría invisibles’’, ‘‘son huérfanos de la historia’’, son frases que podemos leer a través de sus publicaciones, que pretenden llegar a el mayor número de personas posibles, pues continúan en búsqueda de veteranos sobrevivientes o familiares que puedan añadirse a la Asociación de Veteranos constituida por las embajadas de México y Corea del Sur.

Si bien, ninguna investigación oficial sobre la guerra de Corea se había enfocado en la participación de México, y ni siquiera figuraba en la lista de países que hubiesen apoyado esta guerra, si existen primeras fuentes realizadas por los veteranos, tal es el caso de José Villareal, uno de los Mexicoamericanos veteranos. Desde 1979, José Villareal escribió sus vivencias en un manuscrito titulado ‘‘memorias de un mexicano en Corea’’. Habiendo nacido en Los Ángeles, Estados Unidos, Villareal tuvo la obligación de alistarse al servicio militar estadounidense, mediante el cual fue enviado a Corea sin tener la oportunidad de despedirse de sus padres, quienes vivían en México.

Desesperanzado y aturdido, Villareal llegó a Corea del Sur con la seguridad que moriría en el campo de batalla, y aunque se sintió acompañado por soldados coreanos que agradecían su apoyo, su futuro en un contexto bélico era incierto. Casi como un milagro, Villareal sobrevivió y volvió a casa decidido a contar las memorias recopiladas después de 18 meses en el campo de batalla.

La Guerra de Corea es uno de los eventos bélicos más recientes y violentos del siglo XX, y del cual podemos seguir encontrando veteranos y sobrevivientes dispuestos a contar sus experiencias. Ahora, gracias al trabajo de las embajadas de México y Corea del Sur, podemos también conocer las memorias de los mexicanos que, aunque fueron borrados de la historia durante varios años, hoy demuestran que México y Corea tienen una relación más estrecha de la que podríamos imaginar.

Referencias:

Figueroa, Bruno. 2021. Mexican Korean War veterans no longer ‘orphans of history. The Korean Times, https://www.koreatimes.co.kr/www/nation/2021/06/176_310485.html

Figueroa, Bruno y Barcena, Martha. 2020. Mexicans: Forgotten soldiers of 1950-53 Korean War. The Korean Times, https://www.koreatimes.co.kr/www/nation/2020/06/176_291257.html

Figueroa, Bruno. 2020. Recuperando la memoria histórica: los soldados mexicanos de la guerra de Corea. La Jornada, https://www.jornada.com.mx/2020/06/25/opinion/018a2pol

Contreras, Alejandra. 2020. ‘‘Estaba seguro de que me iban a matar’’: mexicano recuerda vivencias en Guerra de Corea; tras hecho, volvió a EU y luego regresó a México. El Universal, https://www.eluniversal.com.mx/mundo/estaba-seguro-de-que-me-iban-matar-mexicano-recuerda-paso-en-guerra-de-corea

YONHAP News Agency. 2020. Un veterano mexicano de la Guerra de Corea comparte sus recuerdos y expresa su cariño hacia Corea del Sur. https://sp.yna.co.kr/view/ASP20200713000900883

Israel y Palestina: una falla en la búsqueda por la paz internacional

El conflicto israelí-palestino no puede, ni debe, explicarse partiendo de un único factor de conflicto, pues incluye varios elementos políticos, económicos, legales, religiosos y de propiedad de tierras que no han podido ser resueltos, aun a pesar de las muchas rondas de negociación entre las partes, en las cuales se disputan los temas de: Jerusalén, refugiados palestinos, las colonias judías y la creación de un Estado palestino. Todos estos puntos, son claves en la búsqueda por la paz regional, pero también son básicos para entender la dificultad de una resolución para ambas comunidades.  

Iniciando por la cuestión de Jerusalén, las acciones y medidas israelís sobre la zona, como la anexión unilateral, la ocupación de las tierras palestinas, construcción de colonias judías y la declaración de la capital judía en Jerusalén, han sido reclamadas como ilegales por la ONU y rechazadas por gran parte de la comunidad internacional. La cuestión y el peso de Jerusalén en las negociaciones se debe a que alberga lugares históricos de tres religiones universales. Por sí misma, la ciudad ha sido objeto de conquistas por parte de judíos, persas, romanos, bizantinos, cruzados, árabes musulmanes, turcos otomanos, británicos, jordanos y, nuevamente, judíos. Resultando ser un territorio clave y complicado para su repartición o establecimiento de un acuerdo[1].

En 1947 bajo la Resolución 181 de la ONU se estableció que la ciudad de Jerusalén debía de mantener un régimen especial que consistiría en una administración de las Naciones Unidas, y un corpus separatum entre Palestina e Israel, situación que se modificó en la Resolución 194 de 1948, donde se establecía que se le debía otorgar un tratamiento especial bajo el control efectivo de las Naciones Unidas[2]. Aun así, durante las negociaciones, Israel propuso establecer una capital palestina que se situara en barrios periféricos del este y norte de la ciudad, pero que no conformaban un terreno contiguo y tenían que atravesar zonas judías. Pero ninguna de las partes aceptaba ser aquel que entregara lugares sagrados a sus contrapartes. Palestina propuso su autonomía sobre barrios musulmanes y cristianos de Jerusalén a cambio del reconocimiento de la ciudad vieja como la capital de Israel, las negociaciones fueron rechazadas.

En tanto a las negociaciones con los refugiados palestinos, Israel se negó a aceptar cualquier tipo de culpabilidad sobre el desplazamiento y fuga de los palestinos. Palestina expresó que la solución sobre esta disyuntiva debe tener en cuenta que no se exige en regreso de todos los refugiados, pero que tal como lo establece la resolución 194 de la ONU, los refugiados deberían tener permitido volver a sus hogares y dar una compensación a aquellos que decidieran no volver. Con el crecimiento de los refugiados palestinos y las venidas de sus nuevas generaciones, Israel considera imposible esta negociación, pues sostiene que el problema lo causaron los palestinos por sí mismos[3].

La cuestión de las colonias judías, por su parte, yace en que la tierra ya no tiene una función estratégica para ellos, sino que carga un valor religioso. Israel no está dispuesto a abandonar la mayoría de las colonias, pues las consideran necesarias por ser espacios estratégicos y de desenvolvimiento para habitantes de Israel, y aunque se retiraron de zonas como Gaza en 2005 al recibir un generoso apoyo económico de Estados Unidos, se reinstalaron colonias judías que son ahora reconocidas como dominios ilegales.

Hasta ahora, las negociaciones por la paz entre ambas comunidades han fallado de manera impresionante desde 1948, aunque su registro histórico viene desde mucho antes. Al concluir la Primera Guerra Mundial en 1918, Francia e Inglaterra repartieron los territorios conquistados al imperio Otomano, se crearon las fronteras de Siria, Líbano e Irak, mientras que una zona se queda sin designación, aunque bajo el mandato británico de Palestina que duró hasta 1948, cuando ONU acordó la repartición de territorios entre las dos mayores comunidades asentadas. Creando dos Estados de extensiones territoriales dispares, uno judío y el otro árabe intentando crear una coexistencia pacífica, fallando en el intento.

La primera guerra israelí-palestina en 1948 fue iniciada por los países árabes vecinos al recién fundado Israel y resultó en la primera victoria judía, pues conquistaron y aumentaron su territorio hasta cubrir el 78% del territorio, y dando acceso a las próximas anexiones de los territorios de Cisjordania, Gaza, Jerusalén oriental, y la Península del Sinaí, entre otros territorios. Israel demostró una potencia militar sobre la región, y más adelante confiscó tierras palestinas, se apropió del agua y combatió la resistencia palestina[4].

Para 1967 la ONU estableció el principio de paz por tierra o intercambio de territorios, en la Resolución 242, a la vez que alentaba a Israel a retirarse de las zonas invadidas de manera paulatina y llamaba al reconocimiento, independencia política e integridad territorial de cada Estado[5]. No obstante, la segunda revuelta palestina estalló en 1987 y recibió una respuesta violenta por parte de Israel, lo que llevó al Consejo Nacional Palestino a reconocer (basándose en la Resolución 242 de la ONU) y aceptar la existencia del Estado de Israel y su soberanía sobre el 78% del territorio.

En octubre de 1991, se celebró la Conferencia de Paz de Madrid, a la que asistieron delegados de Siria, el Líbano, Jordania, Israel y Palestina, y que se conformó por una serie de debates formales y negociaciones bilaterales, así como encuentros multilaterales.[6] Las negociaciones concluyeron en los Acuerdos de Oslo de 1993, que abrieron camino a la creación del autogobierno de la autoridad Palestina y al tratado de paz entre Israel y Jordania en 1994. Asimismo, se otorgaba un plazo de 5 años para una resolución permanente al conflicto[7], y se volvía a alentar a Israel a desocupar los territorios ocupados y reconocer la independencia palestina.

Pero la violencia resurgía una y otra vez, los conflictos religiosos aumentaron cuando Israel no se retiró de la mayoría de los territorios y comenzaba a crear infraestructura de uso exclusivo judío. Palestina pedía aceptar la Resolución 242 como punto de partida para las negociaciones, pero su petición no fue aceptada[8], lo que llevó a la creación de la Autoridad Nacional Palestina en 1995 e Israel comienza a evacuar a su ejército de ciudades después del asesinato del primer ministro israelí Yitzhak Rabin.

Desde entonces y hasta ahora, el Ejército de Israel, las milicias palestinas y los varios grupos que se han creado en cada una de las partes del conflicto, continúan en enfrentamientos armados. Las búsquedas por la paz, los intentos de mediaciones internacionales y las repetidas llamadas de la ONU por un cese al fuego han fracasado de manera rotunda. En 2021 el conflicto se agrandó, y ahora en 2023 vivimos un nivel de violencia superior a años anteriores, esto como consecuencia de los bombardeos Hamas y el contraataque israelí[9].

Por su parte Palestina exige la desocupación de las colonias judías que son reconocidos como asentamientos ilegales según lo establecido por el Tribunal Internacional de Justicia, ya que son una vulneración al párrafo VI del artículo 48 de la Cuarta Convención de Ginebra de 1949, sobre la protección de personas civiles en tiempos de guerra. Sin embargo, Israel continúa desocupando territorios diversos que no juegan un punto clave en las negociaciones como un acto de representación de buena voluntad, aunque se mantienen recios en lo que respecta a otros territorios como lo es Jerusalén[10].

En 2007 durante la Reunión de Annapolis se acordó una búsqueda por la paz con una fecha límite en 2008 con la creación de un Estado Palestino, que estableciera fronteras y especificaciones sobre Jerusalén, pero nuevamente las negociaciones se tumbaron al fracaso cuando Israel construyó viviendas en Jerusalén del Este, región que continuaba bajo su ocupación. Las negociaciones cesaron y no se reanudaron sino hasta 2013 aunque fueron rápidamente interrumpidas por los movimientos de resistencia palestinos FATAH y HAMAS, lo que postergó las negociaciones entre ambas partes y fueron transformadas en un ciclo de charlas predominadas por Israel y Estados Unidos, en las que sus resoluciones eran rechazadas por Palestina, especialmente el Acuerdo del Siglo presumido por el presidente estadounidense Donald Trump, que fue abiertamente rechazado por Palestina[11].

Finalmente, las negociaciones sobre la creación de un Estado Palestino rondan en el establecimiento de sus fronteras y soberanía. Palestina expresa que la legitimidad internacional significa una retirada de Israel a las fronteras establecidas desde 1967, pero Israel  sostiene que los palestinos no merecían la creación de un Estado, pues no eran capaces de estar a la altura del momento histórico, que debían ser moderados en sus peticiones y que no tenían la suficiente fortaleza para defenderse, por lo tanto deberían aceptar las propuestas de Israel y quedar dividido en cuatro partes cortadas por bloques de colonias israelíes y carreteras de uso exclusivo que impidieran un Estado contiguo y con fronteras controladas por terceros, cediendo menos del 22% del territorio disputado entre ambas partes. Asimismo, Estados Unidos e Israel concluyeron que el Estado Palestino debería ser desmilitarizado y con soberanía judía sobre el área, cuando Palestina se negó, se le acusó del fracaso de las negociaciones y el rechazó de una oferta generosa[12].

Las negociaciones por la búsqueda de la paz entre Israel y Palestina han caído en una negociación que no considera a todos los actores involucrados y que continúa desembarcando en guerras constantes con grandes saldos de muertes, desplazamientos y destrucción territorial. El papel de Estados Unidos en las negociaciones se ha mantenido favorable a la posición de Israel, no reconoce ni negocia con las representaciones palestinas, en su lugar, los señala como culpables del fracaso de las negociaciones, les acusa de terroristas e ignora la necesidad de un Estado palestino autónomo. Un Estado que va a existir de manera inevitable, por lo que es vital que las negociaciones se apresuren a determinar fronteras justas y equitativas, aceptables y reconocidas en las cuales ambas poblaciones puedan coexistir en su búsqueda por la paz. Sin embargo, sí las negociaciones continúan con una dinámica de hegemonía de una comunidad sobre otra, el problema es propenso a alcanzar mayores dimensiones, tal como lo hemos visto en estos últimos años.

Referencias

Bosemberg, L. El conflicto palestino-israelí: una propuesta para la negociación. 2009, Columbia Internacional, No.69, 142-161, ISSN 0121-5612.

El País. ‘‘¿Qué está pasado entre Palestina e Israel? Las claves para entender el conflicto’’. 2021, https://elpais.com/internacional/2021-05-17/que-esta-pasando-entre-palestina-e-israel-en-la-actualidad-las-claves-para-entender-el-conflicto-hoy.html

Embajada de Israel en España, ‘‘Historia: el proceso de paz’’, https://embassies.gov.il/madrid/AboutIsrael/history/Pages/HISTORIA-Proceso-paz.aspx

Enderlin, C. El sueño destrozado: una historia del fracaso del proceso de paz en Oriente Medio. 2002, París: Fayard.

Kapeliuk, A. 2000, ‘‘Cercano Oriente, entre la crisis y la paz’’, en: Palestina: territorio o guerra, ed. Le Monde Diplomatique, pp. 91-98, Bogotá.

Reich, B., 1995, Arab-Israeli conflict and conciliation: A documentary history. Westport: Greenwood Press.

Rouhana, N., y Ghanem, A., 1999. ‘‘The democratization of a traditional minority in an ethnic democracy: The Palestinians in Israel’’ En: The Israel/Palestine Question. Ed. Pappé, I, ed. Routledge: London and New York, 193-210, https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/5689998/mod_resource/content/1/isra_palestine%20question%20%5BIlan%20Pappe%CC%81%5D.pdf

Sanz, J.C., ‘‘El legado de 30 años de esperanza y frustraciones de la Conferencia de Paz de Madrid’’, El país, (2021), https://elpais.com/internacional/2021-10-30/el-legado-de-30-anos-de-esperanza-y-frustraciones-de-la-conferencia-de-paz-de-madrid.html#?prm=copy_link

Vélez, J.F. ‘‘Cronología de la búsqueda de la paz entre Palestina e Israel’’, Anadolu Agency, 2020, https://www.aa.com.tr/es/mundo/cronolog%C3%ADa-de-la-b%C3%BAsqueda-de-la-paz-entre-palestina-e-israel/1716786

[1] Bosemberg, L. El conflicto palestino-israelí: una propuesta para la negociación. 2009, Columbia Internacional, No.69, 142-161, ISSN 0121-5612.

[2] Reich, B., 1995, Arab-Israeli conflict and conciliation: A documentary history. Westport: Greenwood Press.

[3] Kapeliuk, A. 2000, ‘‘Cercano Oriente, entre la crisis y la paz’’, en: Palestina: territorio o guerra, ed. Le Monde Diplomatique, pp. 91-98, Bogotá.

[4] Rouhana, N., y Ghanem, A., 1999. ‘‘The democratization of a traditional minority in an ethnic democracy: The Palestinians in Israel’’ En: The Israel/Palestine Question. Ed. Pappé, I, ed. Routledge: London and New York, 193-210, https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/5689998/mod_resource/content/1/isra_palestine%20question%20%5BIlan%20Pappe%CC%81%5D.pdf

[5] Reich, B., 1995, Arab-Israeli conflict and conciliation: A documentary history. Westport: Greenwood Press.

[6]Embajada de Israel en España, ‘‘Historia: el proceso de paz’’, https://embassies.gov.il/madrid/AboutIsrael/history/Pages/HISTORIA-Proceso-paz.aspx

[7] Sanz, J.C., ‘‘El legado de 30 años de esperanza y frustraciones de la Conferencia de Paz de Madrid’’, El país, (2021), https://elpais.com/internacional/2021-10-30/el-legado-de-30-anos-de-esperanza-y-frustraciones-de-la-conferencia-de-paz-de-madrid.html#?prm=copy_link

[8] Bosemberg, L. El conflicto palestino-israelí: una propuesta para la negociación. 2009, Columbia Internacional, No.69, 142-161, ISSN 0121-5612.

[9] El País. ‘‘¿Qué está pasado entre Palestina e Israel? Las claves para entender el conflicto’’. 2021, https://elpais.com/internacional/2021-05-17/que-esta-pasando-entre-palestina-e-israel-en-la-actualidad-las-claves-para-entender-el-conflicto-hoy.html

[10] Bosemberg, L. El conflicto palestino-israelí: una propuesta para la negociación. 2009, Columbia Internacional, No.69, 142-161, ISSN 0121-5612.

[11] Vélez, J.F. ‘‘Cronología de la búsqueda de la paz entre Palestina e Israel’’, Anadolu Agency, 2020, https://www.aa.com.tr/es/mundo/cronolog%C3%ADa-de-la-b%C3%BAsqueda-de-la-paz-entre-palestina-e-israel/1716786

[12] Enderlin, C. El sueño destrozado: una historia del fracaso del proceso de paz en Oriente Medio. 2002, París: Fayard.

La creación de un orden internacional y sus más recientes alteraciones ¿en busca de una nueva hegemonía?

Marijose Llaca Cano y Julieta Flores González

La Segunda Guerra Mundial (SGM), y posteriormente la Guerra Fría, fueron los precedentes en el establecimiento del orden internacional actual. La creación de instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, sentaron un camino de cooperación y comunicación internacional que previniera conflictos armados a través del diálogo y la diplomacia. Tal vez fue la destrucción masiva de países a raíz de los intereses de unos cuantos, y de choques ideológicos entre las potencias lo que dio luz a la necesidad de un nuevo orden basado en comunicación y cooperación internacional y dio paso a la globalización, o bien, el establecimiento de los Estados Unidos como única hegemonía ante un mundo lastimado y una sociedad rota en un contexto postguerra.

El nuevo orden internacional nace con Estados Unidos como la hegemonía y crea, en compañía de 50 países, la Organización de las Naciones Unidas en 1945, sentando un prefijo de cooperación y comunicación para mantener la paz. Asimismo, comienza una nueva era de desarme y negociaciones por la paz que eviten las catástrofes humanas. Desde entonces y hasta ahora, el sistema internacional ha logrado configurarse en sus distintos niveles, y aunque ha logrado mantener a raya los conflictos armados, también nos deja claras muchas deficiencias a superar.

Actualmente nos enfrentamos a más de dos conflictos internacionales armados y no-armados. Israel y Palestina, Rusia y Ucrania, las crecientes tensiones entre China y Taiwán, la urgente búsqueda por la paz en Colombia y las transiciones políticas en países latinoamericanos parecieran ser un nuevo tablero de ajedrez para la comunidad internacional, en la que ya no existe un solo jugador, sino que ahora se ha abierto espacio para un segundo jugador que amenaza con saber mover sus fichas de manera más discreta y efectiva para derrotar al oponente en un par de movimientos.

Nuestro no tan nuevo jugador, inicia su acercamiento al contexto internacional en 2001 con su anexión a la Organización Mundial del Comercio, en 2010 logra desplazar a Japón como la segunda mayor economía del mundo, inicia una carrera no declarada de desarrollo militar con Estados Unidos, más recientemente anuncia una iniciativa que busca conectar su territorio con el resto del mundo mediante el desarrollo de infraestructuras y alianzas estratégicas en la creación de una red global de comercio, y más recientemente se embarca en una guerra comercial con su rival del otro lado del tablero. La lenta y no tan discreta estrategia china ha llamado la atención de la comunidad y ha puesto en duda la ya decadente hegemonía estadounidense en el orden internacional, especialmente en lo referente al esfuerzo internacional por la paz, la economía internacional y el desarrollo tecnológico.

Iniciemos con la estrategia de China en las búsquedas por la paz. En 2015 Xi Jin Ping, presidente de la República Popular China, declaró ante la Cumbre sobre las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas, que la paz es el deseo común y una noble meta de la humanidad. De esta manera, China se comprometió a perfeccionar el sistema de operaciones de mantenimiento de la paz con el uso de la diplomacia preventiva, la mediación política y el impulso de la gobernanza para la reconciliación étnica y la mejora de la vida del pueblo. Asimismo, formó una fuerza de mantenimiento de la paz de 8 mil elementos, envió personal de ingeniería, transportes y servicios médicos a las operaciones de mantenimiento de la paz vigentes, capacitó a 2 mil efectivos de diferentes países para las misiones de paz y proporcionó asistencia militar gratuita a la Unión Africana por un total de 100 millones de dólares, entre muchas otras acciones.

En un contexto más actual, China ha abogado por una posición pacífica en los conflictos internacionales. Ante la guerra de Ucrania, el asiático ha presentado una iniciativa de negociaciones por la paz que ha sido aceptada por ambas naciones, aunque rechazada por Estados Unidos, China se ha mantenido al margen del suministro de armas y ha insistido por la resolución de diferencias a través del diálogo. A diferencia de otras naciones en su búsqueda por la paz, China ha promovido el respeto a la soberanía de Ucrania y a la protección de los intereses de seguridad nacional de Rusia, a la vez que se opone al uso de sanciones unilaterales que se han promovido por Estados Unidos en contra de su enemigo histórico, Rusia.

En lo que respecta a las recientes tensiones entre Israel y Hamas y una escalada bélica regional por parte de Irán, China se ha mantenido en un perfil bajo desde el inicio del conflicto, ha dejado que Estados Unidos tome el protagonismo en los medios de comunicación, declaraciones internacionales y uso de la fuerza, y ha abogado de manera tranquila, pero urgente, por la solución del conflicto. Sí bien, aún no existe una solución, China ha ganado influencia en medio oriente, especialmente sobre Irán, y aunque sea invisible para muchos, China ha logrado retrasar laescala regional del conflicto a través del diálogo y la disuasión con la coalición del Eje de la Resistencia que alberga a Hamás, Hizbulá, la Yihad Islámica, milicias palestinas, iraquíes y yemeníes. De esta manera el asiático ha alentado de manera indirecta el adentramiento del ejército israelí en Gaza, ha abogado por la creación de un Estado palestino sin necesidad de una ruptura y ha ofrecido la búsqueda de una asociación estratégica que ayude a mantener la estabilidad y el equilibrio en la región a través de acuerdos económicos. Esto último, despliega el siguiente punto, el rol de china en la configuración de la economía internacional.

Durante la SGM se utilizó una estrategia de guerra económica que significó el debilitamiento de la economía del enemigo. Implicó el impedimento de envío de mercancías, reteniendo municiones, materias primas, alimentos y todo lo que sustentara a las fuerzas armadas del país enemigo guiando de manera directa al debilitamiento de la gobernanza de los países al fallar ante grupos vulnerables. Actualmente la amenaza económica ha cambiado su estrategia, desde su adentramiento en la economía internacional China ha lanzado varias iniciativas comerciales que pretenden beneficiar a todos los que le integren. Sin embargo, más allá de la creación de rutas económicas, el asiático ha sentado un sueño nacional a escala internacional, el famoso ‘‘Made in China 2025’’, que implica la innovación de manufacturas, servicios y desarrollo de nuevas tecnologías que lleven a China a emparejarse en el desarrollo tecnológico de otros países y liderar la innovación global, pero también al desplazamiento de los principales socios comerciales de países líderes y el fortalecimiento de su economía a través de la creación de dependencia de los países hacia la manufactura china y fortaleciendo el yuan ante el dólar como moneda internacional.

Entrelazado también con nuestro último punto, ‘‘Made in China 2025’’, plantea también un nuevo desafío en el sector tecnológico, pues el desarrollo de este sector abre una nueva carrera con Estados Unidos, especialmente en el desarrollo de la inteligencia artificial. Estados Unidos es quien, por ahora, lidera el sector de la inteligencia artificial y continua con grandes avances, aunque con poca ventaja sobre China. En este sentido, el gigante asiático reconoce que debe impulsar la innovación y materializarla en patentes de manera que sean esenciales para los nuevos estándares tecnológicos, a la vez que ha lanzado la iniciativa ‘‘China Standards 2035’’, que pretende establecer los estándares para las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el 5G y el internet de las cosas. De esta manera, China lograría incrementar su rol en los estándares tecnológicos globales, moldear el futuro del desarrollo tecnológico y ser una base de referencia para las soluciones técnicas.

La SGM fue la primera demostración de un cambio en el orden internacional, la Guerra Fría fue el proceso de selección de una nueva hegemonía que ha logrado mantenerse a flote más tiempo de lo esperado. Pero el panorama internacional actual exige un fortalecimiento o un cambio de poder global, se han abandonado las viejas prácticas y se ha emprendido la búsqueda por nuevas soluciones a las complejidades humanas contemporáneas. El desarrollo armamentista, sigue siendo importante, pero un nuevo orden sienta su enfoque en el desarrollo tecnológico, las búsquedas por la paz llaman a un nuevo líder que sea capaz de promover el diálogo, y la economía internacional busca una nueva dirección que le salve de estancarse. El contexto histórico ha cambiado, las estrategias y los puntos clave que guíen el cambio, no tanto.

Sera la consolidación de la hegemonía china o bien, el fortalecimiento del poder estadounidense los que definan el futuro internacional, el alza de nuevas potencias, la guerra tecnológica entre su desarrollo y la desinformación, las tensiones políticas y las negociaciones por la paz internacional quedarán en distintas posiciones de prioridad según el líder de esta nueva era, y aunque nada esta escrito en piedra, una cosa es segura, China no saldrá del tablero, pero tampoco logrará un jaque mate sin mayor pelea.