OCTAVIO ANGUIANO

  • Politólogo por la Universidad de Guanajuato, maestrando Política y Gestión Pública por la Universidad Iberoamericana.

 

  • Servidor público del Poder Legislativo del Estado de Guanajuato y Colaborador activo del Instituto Estatal de la Juventud de Guanajuato.

 

  • Opinador, observador de los tribunos del pueblo y _l’ Ami du peuple_

CONTRADICHO “OPINIÓN DE TODOS, RAZÓN DE NADIE”

La opinión pública es el termómetro de la sociedad, y aunque regularmente se piense en las encuestas de opinión como sinónimo, no es verdad, ya que el estudio demoscópico -tan popular hoy- es simplemente un instrumento de medición: una técnica. Más aún, pienso que la opinión pública es tan antigua como la capacidad deorganización de las sociedades, tan sencillo que siempre haexistido la circulación de voces sobre los asuntos que nos conciernen a todos.

Para Sartori (1997), la opinión publica es del pueblo, en cuanto sujeto principal; y de la res publica, es decir, de naturaleza pública o que atiende asuntos de interés colectivo.Además, es doxa, no episteme; dicho en otras palabras: no es un saber, es un parecer subjetivo común. Así nuestro punto de partida.

¿Por qué opinión pública y no vox populi?  

Existen expresiones semejantes, como: sentir general, voz común, espíritu público, voz sagrada del pueblo, clamor unánime de la nación (González-Ripoll, L, 2015), que al final de cuentas se resume en el clásica Vox populi, vox Dei, en otros términos,la voz del pueblo es la voz de Dios. No es opinión, es la voz del pueblo y el pueblo no se equivoca.

Sin embargo, Benito Jerónimo Feijoo (1726) quien fue un crítico de quienes pensaban que la voz del pueblo erainfalible, sentenció que “aquella mal entendida máxima que dios se explica en la voz del pueblo”, no es sino la autorización de la plebe para tiranizar el buen juicio o, dicho en otras palabras, que los ignorantes, no por ser muchos, dejan de ser ignorantes. De ahí que pensara que “el valor de las opiniones se ha de computar por el peso, no por el número de almas. Problablemente de ahí que sea opinión y no voz. ¿Criticable? sí, pero la otra cara de la moneda también es interesante.

¿Intérpretes de la opinión pública?

Vuelvo a Sartori cuando afirma que la opinión pública se expresa fundamentalmente en la presa o periódicos -digamos espacios de opinión- por lo que se puede hacer ladiferencia de la opinión autónoma (del pueblo) respecto a laopinión heterónoma (hetero-dirigida). La lógica es simple, y es que parece una cascada, según Karl Deusch, donde la opinión formulada por las élites circula en los medios de comunicación masiva a través de sus “líderes de opinión” que terminan moldeando e influyendo sobre el criterio de la mayoría, palabras más palabras menos. Este proceso nosindica -con ojos juiciosos- que la formación de la opinión pública está ligada siempre a una hegemonía, o bien, si se quiere ver desde el multicitado intelectual orgánico, recordando en ambos a Gramsci.

¿A que voy con todo esto?, preguntará mi lector. Voy al grano.

La opinión pública y nuestra polarización actual

Desde la naturaleza de la opinión pública, pasando porsus interlocutores principales, hasta las novedades de nuestra época actual; la circulación de las voces de una comunidad política siempre cobra especial importancia en el devenir de nuestras sociedades y más cuando considerando el pulso social hoy díaexiste una latente división, que observo cada vez más preocupante. Los extremos se encañonan y la opinión pública es otro campo de batalla que no hay que descuidar. Casos de sobra existen.

Miedo hay que tenerle a la “sagrada voz del pueblo” cuando desde la ignorancia sentencia personas erigiéndose tribunal de la verdad absoluta. Como el caso de Alfredo Dreyfus, pues no todos contaremos con un Émile Zola que grite a favor nuestro un J’accuse…! para denunciar las injusticias de la tiranía de la voz de pueblo.

Miedo hay que tenerle a los opinólogos, pseudo intelectuales, verdugos del pueblo, que desde el púlpito de sus verdades absolutas acusan de mencheviques, girondinos, enemigos del pueblo, traidores al pueblo, moderados, tibios, etc. Tal cual acusara Jean-Paul Marat en L’Ami du peuple, a quienes iban en contra de las brutalidades del Terror francés,cegados por la consigna y la causa, quienes finalmente perecían en la guillotina.

A todo esto, en esta caja llamada opinión pública,donde caben extremistas y moderados, líderes de opinión y la opinión del pueblo: las verdades a medias caen por su propio peso, y la verdad, considero, está a la mitad de ambos extremos.

Sin embargo, no le resto importancia a opinión pública, sea cual sea el formato, en esta ocasión yo me expreso desde esta columna de opinión, que es un espacio -más no el único-donde se expresan ideas, e independiente del motivo, expresar ideas también se entiende como una necesidad social.

Tenga a bien el lector encontrar en este espacio, donde expreso mi opinión personal, un lugar que puede estar sujeto a imprecisiones, contradicciones, incluso banalidades, y demás errores en los que un servidor pueda caer, pero consciente de los alcances de mi propia opinión y de que la opinión de todos es la razón de nadie.

Lista de referencias:

Sartori, G. (2012). Homo videns: la sociedad teledirigida. Taurus

González-Ripoll, L. (2015). De la “voz sagrada del pueblo” a la “opinión pública”: información, debate y “concordia” en Cuba (1808-1823). Dirāsāt Hispānicas. Revista Tunecina de Estudios Hispánicos, No.2, pp. 11-24.

Jerónimo Feijoo, B. (1726). Teatro crítico universal.