RODRIGO CID CABALEIRO

  • Mi nombre es Rodrigo Cid Cabaleiro.
  • Estudio Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham.
  • Estoy empezando a ejercer la docencia, amo más la literatura que el sábado a la tardecita.
  • Tengo 26 años, a veces roto y espero les guste el resto.

Metafísica de la presencia, crítica al estructuralismo y análisis de los autores Derrida y Deleuze

En La estructura, el signo y el juego en las ciencias humanas, Jacques Derrida pone muy en crítica la noción de estructura, pero más precisamente la noción de centro de esa estructura. El autor expresa que la noción de estructura siempre tuvo un centro, es decir, un origen, o como más adelante va a expresar, una “metafísica de la presencia” (P.4). Derrida enuncia que este principio con el que siempre contaron las estructuras, eran a su vez la garantía del sentido, ya que justamente el centro al ser origen también justifica o le da validez al resto de la estructura. El centro, explica el filósofo, “es el punto donde ya no es posible la sustitución de los contenidos”(P.2), e insiste que siendo este origen o presencia insustituible está dentro y fuera de la estructura, puesto que el fundamento de una estructura no puede estar justificado dentro de la misma estructura, siendo así perdería cierto valor.

El autor menciona el juego de la estructura que podríamos reformular como el juego de la sustitución, y básicamente es el reemplazo histórico y constante que se hace del fundamento de una estructura. Empero, Derrida considera una contradicción, puesto que la idea de origen justamente limita el juego de la estructura, porque si hay un fundamento origen de todo, ya no hay sustitución probable, y como él manifiesta que es imposible la totalización (en principio porque metodológicamente no se puede abarcar todo y además porque es infinito el juego), ya que él no considera que haya un centro inamovible, entonces la estructuralidad de la estructura prescinde de una presencia (origen, centro) pleno y ajeno al juego de la sustitución, esta termina siendo la concepción previa, que él postestructuralista refuta.

En estos términos, Derrida considera como un acontecimiento de ruptura, al momento en el que se empezó a considerar la estructuralidad de la estructura, es decir cuando se repensó el centro de las estructuras, y cómo el autor manifiesta “El sustituto no sustituye a nada que de alguna manera le haya preexistido” (P.3) y precisamente al no adherir ella a esta idea de centro último que justifique y dé garantía a todo, explica que el centro más que un ente termina siendo una función y aquí es donde el lenguaje entra en disputa, ya que parafraseando a Derrida, al no existir un centro insustituible y que solvente todo el significado de la estructura, el significado central de esta entonces termina en un sistema diferencias, ergo, explicando lo que es, a través de todo lo que no es.

De esta manera, el descentramiento de la estructura, aparece en la literatura al dejar de buscar el significado de los textos en sus autores, o más crítico aún, en la biografía de los autores. Aquí es donde se pone en conflicto el signo, ya que al ser diferente el significado del significante, el signo solo tiene sentido en su adjunto, es decir, en su inherencia, pero como explicó el autor, al poder ser totalmente ajeno el significante al significado, el signo solo puede obtener sentido en un sistema de oposiciones. Como explica el autor en la página 10 del texto, al mencionar el trabajo de Lévi-Strauss “lo que se muestra más seductor en esta búsqueda crítica de un nuevo estatuto del discurso es el abandono declarado de toda referencia a un centro, a un sujeto, a una referencia privilegiada”, por ende, se aísla (se intenta) la explicación filológica a los textos, donde la última palabra es la del autor, para pensar desde el giro lingüístico, en donde ya dejó de haber un último fundamento y las interpretaciones son tantas como intérpretes puede haber (o más). Derrida no omite la realidad, pero dice que no se puede aludir a la realidad, sino a través del lenguaje, por lo tanto, no se puede salir de una cadena de significantes. Y al buscar cualquier definición en el diccionario, este solo responde a través de una serie infinita de otros significantes.

El texto “Rizoma” de Gilles Deleuze y Félix Guattari sigue esta misma línea que las ideas de Derrida, puesto que en su introducción dicotomiza el concepto de “Libro-raíz”, al cual corresponde la interpretación tradicional de libro, ya que este es el sistema en el que el significado es atribuido al sujeto creador, y allí es donde se desliga la cultura que atraviesa al texto, predominando únicamente al sujeto que lo creó, aquí la semejanza está en el pensamiento de centro como fundamento, que insisto, en este caso sería el autor dicho centro. Por otro lado, está la idea de Rizoma en donde el libro es un agenciamiento, entendido éste como una articulación interdisciplinaria, y en donde el libro existe gracias al mundo que lo rodea. La metáfora del Rizoma puede entenderse como un tallo horizontal del que se desprenden una multiplicidad de otras ramas que no tienen orden jerárquico entre sí. Los autores a lo largo de la introducción desarrollan las características o principios de los rizomas como tales, explicando que contrario a la concepción de libro-raíz, el rizoma conecta cualquier punto de sí con cualquier otro punto de sí, no existiendo como se mencionó principio ni fin dentro del rizoma y ubicándose este en el medio. Los autores hacen mucho énfasis en la característica múltiple del Rizoma, en donde “Una multiplicidad no tiene sujeto ni objeto”(P.14) sino que lo que hay en un rizoma, son dimensiones, líneas sin jerarquía. Pudiendo así, romperse en cualquier parte el rizoma y continuarse en cualquiera de sus líneas, careciendo la necesidad de un orden estructural para poder proseguir. Por último, los autores destacan la propiedad cartográfica del rizoma, debido a que, un rizoma no intenta imitar el mundo, sino delinearlo o hacer un boceto de esa realidad, pero no copiando sus estructuras. Es así que el lenguaje en el modelo de raíz es mimético, representa la realidad imitando, siendo la reproducción su objetivo, en cambio, el modelo rizoma no es calco, es mapa, ya que es consciente que el significante no es inherente al significado, pero sí lo logra conectar en un sistema general de signos. Este mapa, explican los autores, es abierto y sensible de recibir constantemente modificaciones, porque justamente es lenguaje de un mundo en constante transmutación. De alguna forma, al igual que el mapa, el rizoma y el lenguaje, nunca están terminados, sino, por el contrario, lo único permanente es el cambio.

Bibliografía

Deleuze, Gilles y Guattari, Félix, Mil mesetas, Barcelona, Pretextos, 2002.

Derrida, Jacques. “La estructura, el signo y el jugo en el discurso de las ciencias humanas”. La  escritura y la diferencia, Barcelona: Antrophos, 1989.

Qué sos Argentina

Qué sos Argentina

violentada por los que imploran orden

y sé que tienen miedo

de que sepamos los nombres

de la anónima elite que causa el desorden.

 

Sos una magia inestable

y ya que algunos provocan la segunda cualidad

los quiero ver cuando salga el pueblo a la calle

de donde se van a agarrar.

 

Qué sos Argentina

qué fuiste y qué vas a ser

muchas de estas preguntas

terminan en un imponente: Que va ser.

 

Los que más te explotan

más te oprobian

como dijo Capusotto

“se creen dueños de un país que odian”.

 

Los opulentos nunca perdieron

aunque a veces ganaron menos

y esto tanto los indignó

que desaparecieron a 30000 compañeros.