ANDREA PÉREZ

  • ⁠Escritora enamorada de la justicia.
  • Licenciada en Psicología, enfocada a la educación media superior.
  • Mis hobbies incluyen leer, escribir cuentos, ver películas de terror y jugar con mis perros.

2025

Hace unos días, empezó un conflicto de intereses en el lugar en que trabajo, pero eso ha sido una constante en los 6 años que llevo trabajando a nivel profesional.

Recién saliendo de la carrera, mi padre, Psicólogo durante más de 30 años me ofreció dejarme su plaza, la estupidez de mi juventud me llevó a negarme, porque “no quiero entrar por palanca, quiero que me contraten por lo que valgo”, claramente el tiempo me enseñó que eso era simplemente un error que produjo mi ego, ya que, si bien, entrar por “palanca” no es el ideal, es bastante común en el mundo real.

En cada trabajo en el que he estado, me encuentro con personas que llegaron de ese modo, mentiría si dijese que no me causan cierto recelo, ya que, al final me da algo de envidia su situación.

El conflicto inicial del que hablaba, se refiere precisamente a este tema, el nepotismo, es decir, que la relación de amistad, familiar o de pareja, influye para que una persona obtenga un puesto o consiga subir rápidamente del mismo.

Con esto, no quiero decir que toda persona que llega a un puesto con apoyo de un tercero se desempeñe mal, sin embargo, hoy día me veo forzada a trabajar con un “doctor” cuyo mayor logro es tener felices a las jefas con halagos y accediendo a peticiones que se desvían totalmente del puesto original.

Esto me llevó a preguntarme ¿Será ese el camino correcto? ¿Es un error creer en la meritocracia? concluyo que “no” a lo primero, “si” a lo segundo. Sigo pensando que no es el camino correcto, menos aún en el área de educación, ya que es una profesión que requiere demasiado amor al arte para soportar todo lo que implica y si es un error creer en la meritocracia, la realidad es que en el mundo actual, muy pocas personas crecen a través de lo que logran, porque estamos invadidos de empresas que buscan reducir costos haciendo lo que sea necesario para lograrlo.

Ahora bien, siendo consciente de la realidad, no soy alguien que se resigne fácilmente, ya que, un gran problema del nepotismo es que si entraste solo por tener relación de cualquier tipo con la persona que te llevó a donde estás, a menos que demuestres capacidades acorde al lugar en el que estás, tu puesto se vuelve un endeble castillo de naipes, comienzas a temer de todo y de todos y bueno ¿Qué hace el ser humano cuando le teme a algo? tratar de destruirlo.

Reitero que mi problema no es con aquellos que  base de esfuerzo continuo se ganan el pan de cada día, es con aquellos que, en afán de proteger su castillo de naipes, buscan desprestigiar a quien se atraviese en su camino, es eso lo que desata el espíritu bélico, ese que incita a rebelarse contra las ideas anticuadas, los modos de trabajo que se ha demostrado que no funcionan y en general, el sistema de complacencia con falta de criterio.

Planteemos la siguiente situación: Un equipo de trabajo, organizó una plataforma que eficienta sus entregas mensuales, pero llega un recomendado, que es amigo de un jefe y este, propone crear una nueva plataforma que solo esté en control del jefe y de él, que la crearía, en primera instancia, resulta conveniente para los jefes tener control de la plataforma de trabajo, sin embargo, empezar la plataforma de cero, es retroceder y retrabajar lo ya elaborado y en funcionamiento.

Una persona que solo busca proteger su castillo contestaría “Si el jefe dice que se haga, él es la cabeza de la organización y toma la decisión”.

Una persona más neutral propondría trasladar el poder de la plataforma creada al jefe, así no habría problemas por el control de la misma y se evitaría volver a hacer algo ya elaborado.

Pregunto entonces ¿hasta dónde llega el criterio de quien tiene que proteger su puesto? o mejor aún ¿estarían dispuestos a abandonar su criterio para proteger un puesto?

Claro está que hay otras formas, hablaba del demérito del trabajo ajeno, abarca un área diferente, pero aquí haría referencia a la frase “pisar a quien sea necesario para subir”. Quizá siga teniendo un ego mal trabajado a pesar de tener teóricamente el lóbulo frontal totalmente desarrollado, sin embargo, acorde al sistema de valores que me rige, esa acción es de las más bajas que puede realizar un ser humano, ya que no solo demuestra la falta de empatía o simple respeto, sino que, muestra la falta de capacidad, que impulsa a quitar los “obstáculos” del camino.

Para terminar, evitando extender más de mi veneno, declaro que prefiero morir de pie, que vivir de rodillas o, en ámbito laboral, prefiero cambiar de trabajo mil veces, que resignarme a ser un peón de la lucha de ego de superiores con complejo de Dios y compañeros dispuestos a perder la dignidad por unos cuantos pesos.

Pregunta abierta: ¿En algún momento te han insultado durante una discusión?

Seguramente la respuesta es: si.

Hace poco, tuve la oportunidad de acompañar a unos jóvenes durante su asesoría de Lógica para presentar el examen de esa materia, digo oportunidad, porque el Maestro Mario (saludos, esperando que lea el artículo y me corrija si en algo me equivoco), hizo una exposición de cada una de las falacias y dio ejemplos bastante vividos, los que me llevaron a meditar respecto a los debates y discusiones que he tenido, entonces les comparto algunos pensamientos.

Primero que nada, el término ad hominem, se refiere “al hombre”, es decir, cuando se usan este tipo de falacias, es con la finalidad de dañar a la persona o referirse directamente a la persona, por ello mi título, no voy a abordar todas, pero sí algunas.

Empezaré explicando qué “falacia”, se refiere a un argumento que parece válido, pero es falso o engañoso, dicho esto, el primero que abordaré es el “hombre de paja”, que según lo que recuerdo de la explicación, se refiere a distraer la atención hacia otra persona, por ejemplo: un grupo que salió en conjunto, dejando fuera a una “amiga”, la manera de usar el hombre de paja sería diciendo “tu mejor amiga (también miembro del grupo) tenía que invitarte”, la atención se desvía hacia una sola persona, cuando en realidad fue una situación que involucra al grupo, el daño fue efectuado por todos los involucrados, pero es más fácil “sacrificar” a alguno, para no tener que lidiar todos con la situación.

Después tenemos “la pista falsa”, si lo anterior era desviar la atención hacia otra persona, esta consiste en desviar la atención hacia otra situación, dijera la expresión “sí, robaron, pero los otros robaron más”, desviar la atención es en realidad bastante sencillo, desde Psicología se le llama ensombrecimiento de estímulos, si tenemos dos situaciones, pero una es más impactante que la otra, la atención se desviará a la que tenga más impacto, por ejemplo: una pareja quedó de salir, el joven llega tarde, pero con el pantalón rasgado, la atención de la pareja se dirigiría hacia la zona dañada, al preguntarle, le explica que iba de camino, pero alguien lo chocó y cayó de rodillas, el hecho de llegar tarde pasa a segundo término y lo principal sería la herida que recibió, podría ser o no ser cierto, pero la atención ya fue desviada, dejó una pista falsa.

Pasando a algo más relacionado al título, viene la falacia ad baculum, es decir “con garrote”, que en español sería agredir. En esta falacia, se agrede a la persona con la finalidad de “tener la razón” o “ganar una discusión”, el ejemplo más claro que me viene a la cabeza, son dos amigas arreglándose para una fiesta, la amiga 1, está celosa de la belleza de la amiga 2, entonces cuando amiga 2 le pregunta cómo se ve en cada atuendo que se prueba, amiga 1 usa argumentos ad baculum“uy no, con eso te ves gordísima”, “¿Si has visto tu tono de piel?”, “con eso pareces algo que no quiero ni decir”, de manera inocente, uno podría pensar que son comentarios con la finalidad de evitar que la amiga 2 se vea mal, pero, teniendo en cuenta que en el contexto, amiga 1 está celosa, entonces todo se vuelve una falacia ad baculum, agrede el autoestima para conseguir una finalidad, generar inseguridad.

Ahora la falacia ad misericordiam, es decir “minusvalorando”, muchas veces, tratamos de entender o justificar acciones de otros, “ser misericordiosos”, sin embargo, esto también es agredir al otro, porque se está minusvalorando su capacidad física, intelectual, de comprensión o de discernimiento, hace poco veía en una red social que decían “si, comete errores y es necio y a veces de verdad la riega, pero es porque es hombre” con este argumento, se explica que todos esos errores son provocados únicamente por su condición de género, lo interesante de esta falacia es que tiene doble uso, se puede usar para agredir al otro o para autojustificarse, debo confesar, que frecuentemente la uso con mis alumnos para que me ayuden con cosas que no me gusta hacer “¿Quién me ayuda a escribir?, es que mi letra es feísima”, “¿Me ayudan con las tarimas? pesan mucho y no puedo”, situaciones que por supuesto que podía hacer, pero minusvalorando mis capacidades, me ahorraba el hacerlas, útil, pero quizá poco apropiado.

Finalmente, la falacia tuo quoque, una de las más complejas, pero también de las más usadas, consiste en menospreciar al otro, refiriéndose a su persona directamente, normalmente con la comparativa “mira quién habla”, sería mentira decir que la mayoría de las personas evitamos usarlo, porque la realidad es que es parte de la vida cotidiana, se usa en el trabajo, en la pareja y con la familia, pregunta incómoda ¿Cuándo fue la última vez que comparaste la misma acción realizada por tí y por otra persona, magnificando la acción de otro?, les daré un ejemplo, imagina que tu pareja y tu son activos en redes sociales, suben memes, vídeos y estados, pero un día, tienen una pelea, subes algunos estados refiriendo a la situación y “lo cruel” que fue tu pareja, aunado, tu pareja sube estados refiriendo sentirse “solo” o “sola” y que nadie en el mundo tiene empatía con su persona, podrías decir “lo que subió mi pareja fue más drástico” o “da a entender que no cumplo como compañero/a”, sin embargo, ambos están realizando la misma acción, pero nos autoengañamos, comparando lo que el otro hizo: “si, yo subí estados, pero con qué cara me lo dices si los tuyos estaban más feos”, se voltea la atención y entonces aplica la función de la falacia “ganar” la discusión o bien, tener más puntos que el otro.

La naturaleza humana nos hace competitivos, deseosos de obtener reconocimiento y empatía, sin embargo, también nos lleva a cometer actos poco morales, desde los más sencillos, hasta los más complejos, incluso desde la verbalización, eso quizá nos hace más injustos, pero tener conciencia de ello nos vuelve más humanos.

Para cerrar, invito a quién lea el artículo a preguntarse: Conociendo esto ¿Cuál fue la última falacia que usaste? ¿Funcionó?

Durante muchos años he escuchado una y otra vez la frase “No hagas cosas buenas que parezcan malas”, la dice mi mamá, mi papá, la decía mi abuelita y así, en cada lugar la he escuchado una y otra vez, con esto en su mayoría, se refieren a acciones que pueden confundirse con su lado negativo, sin embargo, el mundo está pintado de una gama increíble de grises, lo que me lleva a preguntar ¿Hasta dónde se considera glo bueno malo?

¿Es una percepción? Porque la subjetividad es tan amplia que algo que para mí es imperdonable, para otro se vuelve común, lo que para otro es una traición a su sistema de valores, para mí puede ser simplemente una acción.

Ahora bien, teniendo esto en cuenta, retomo mí título, a veces, el hacer lo correcto, simplemente está mal, porque afecta a una persona o un grupo o porque genera incomodidad de alguna de las partes involucradas, pregunto entonces ¿realmente está mal?

Pongamos el siguiente ejemplo, una persona se acerca, aceptando haber hecho algo malo hace dos años, se siente arrepentida y no ha vuelto a caer en esta acción, lo correcto moralmente, sería llevar este conocimiento a otra instancia, legal si es pertinente, sin embargo, otra persona también podría decir que es correcto conservar el secreto, porque en caso de liberarlo, llevaría a la persona a recibir consecuencias ¿No ha sido suficiente castigo el cargar con ello?

Dentro de la sociedad, hay un silencio implícito, no dices algo cuando afecta a tu familia, a tus amigos, a tu pareja, cualquiera podría identificar la frase “los trapos sucios se lavan en casa”, pero esto aísla, lastima y genera situaciones aún peores, pongamos otro ejemplo, una chica tuvo un recuerdo bloqueado por años, en este recuerdo, un familiar abusó de ella, al recuperarlo, tiene la duda moral y personal ¿Debería hablarlo? El primer pensamiento es el conflicto familiar que esto podría generar, el segundo es la necesidad personal de recibir justicia y apoyo ¿Qué es lo correcto? Una persona apegada a las leyes diría “hablar”, una persona demasiado apegada a la familia diría “callar y perdonar, después de todo, ya ni lo recordaba”. Si bien este caso suena bastante drástico, son situaciones que llegan a ocurrir y el juicio humano es tan complejo que lleva a ambas vertientes, hacer lo correcto suena fácil cuando la situación es ajena a la persona, el conflicto proviene de la personalización del mismo.

Ahora, lo incorrecto a veces parece lo más correcto, ¿Con quién es más fácil conectar? con un héroe lleno de ideales poco razonables, con una calidad moral impecable y en su mayoría inalcanzable o con un villano, cuyas emociones son completamente humanas, cometiendo errores y tropezando en el camino. Para mí la respuesta es obvia, para otros quizá es la contraria y ambas son correctas, basándonos en la capacidad de discernimiento humana.

Sin afán de ofender y con el propósito de incitar la reflexión ¿Actúas siempre de la manera correcta?, podría caer en el narcisismo y la egolatría decir que sí, podría caer en la autoflagelación decir que no, tomando ambas como extremos de la línea, la respuesta que propongo es “Depende”, depende de lo que cada uno considere correcto desde su más íntimo ser y depende de la respuesta que el otro espere.

Finalmente, actuar de manera “correcta” trae consecuencias, a uno mismo, a otro o incluso a terceros que nada tenían que ver con la situación inicial, el criterio es tan amplio, que sería difícil expresar lo correcto, solo podemos seguir actuando por instinto, reflexión y con miedo de caer en la trampa de “lo correcto”.

Hoy es primero de enero, siempre me ha parecido curioso como pensamos que iniciando un nuevo año, cambia algo, sin embargo, seguimos con las mismas enfermedades, mismas deudas, mismas preocupaciones y mismos problemas que a finales del año anterior.

Hace no mucho, hablaba con alumnos del colegio en el que trabajo, sus preocupaciones, mis preocupaciones, las de sus papás, cada una parecía diferente entre sí, pero al analizarlas, son curiosamente parecidas, niñas preocupándose porque su crush no les hace caso, yo porque el peso de los años me cae encima y no me he casado, sus papás porque están considerando el divorcio ¿será una secuencia? No tengo idea, pero la cercanía entre los sentimientos de cada uno, es curiosa.

Hace poco, leía el artículo de una compañera, en el que tocaba el tema de cómo nos dejamos absorber por la presión social de lo que somos y lo que deberíamos ser, es cierto, todo momento de la vida es una presión constante por alcanzar un ideal, pero ¿Lo alcanzamos en algún momento?

La palabra ideal proviene del latín, cuyo significado es “imágen, idea, forma o apariencia”, por lo que, desde su origen, el ideal es algo irreal, algo que se imagina, desea y anhela, pero tras haber llegado a varios de mis ideales, no parecen serlo en realidad, muchas personas idealizan una relación “perfecta”, se habla de que se tiene que ir construyendo, dudo tenerla y creo que tampoco me gustaría, al pensar en una pareja ideal, uno podría pensar en alguien que cumpla las expectativas propias y egoístas, para mí, mi ideal actual son los cambios que me va mostrando cada día mi pareja.

Hace unos días, decidí hacer algo que rompía con mis límites, probar algo nuevo que me aterraba, enfrentar una fobia, juegos mecánicos, para muchos, podría parecer algo tonto y sin importancia, para mi fue sentir la subida y bajada de presión, un breve desmayo y la posibilidad de un paro cardiaco, si, así de exagerado, pero tras haber afrontado eso y aún decidida a no volver a hacerlo, me siento ligeramente decepcionada de no haber visto mi vida pasar frente a mis ojos, ni pensar en la mitad de las personas que he conocido, fue decepcionante para mi el haber sentido que moría y no vivir lo que todos dicen que se afronta en ese momento, pero de nuevo, eso era un ideal.

Escribo esto pensando en los ideales que me he planteado los últimos 10 años, me gustaría estar en diferentes lugares, ganar más dinero, ser más reconocida y poder sentir que hay personas orgullosas de mí, pero ¿Tan difícil es aceptar que ya estoy ahí?

No sé qué me espera este año o quizá sí, quizá solo necesito, al igual que muchas personas, reconocer mis logros, pocos o muchos y abrazar mi realidad, soltando los ideales que opacan todo lo que brilla a mi alrededor.

Cierro este pequeño texto, con un pensamiento final: las cosas son lo que son, hasta que haces algo diferente, no te gusta algo, cambialo, te gusta algo, preservarlo, pero no te detengas, porque detenerse es solo huir de lo que podrías hacer, es evadir lo que te asusta y al final, también es tomar una decisión, la de no hacer nada y dejarte ir a donde la vida te lleve.

2024

Cada artículo que he escrito se basa en problemas sociales, algunos “menores”, otros “mayores”, pero el tema que quise tocar hoy es algo que me duele profundamente.

Desde hace un tiempo me he estado topando con noticias, foros y grupos en los que adolescentes de entre 14 y 18 años buscan sustancias ilícitas para diferentes fines, entre ellos; bajar de peso, “entretenerse” y “olvidar sus problemas”, este dolor no hace más que crecer al mirar a la realidad y notar que más allá de una noticia amarillista, es una cruel y cruda realidad.

Enfrentar esto me hizo preguntarme ¿Qué estamos haciendo realmente por proteger a los jóvenes? Se crean campañas, comerciales, grupos y de todo, orientado a ayudarlos, pero desde donde lo veo, lo que más necesitan es acompañamiento, realidad, metas y aspiraciones.

Recientemente, mientras hablaba con una alumna, salió a tema un compañero suyo con un historial non grato, en el que precisamente, se le vio involucrado con el consumo de drogas, dentro del diálogo, abiertamente me preguntó “Pero las consume ¿o las vende?”, al preguntarle ¿Qué diferencia hay entre una y otra?, su respuesta tajante fue “si me puede mantener o lo tengo que mantener”, su respuesta me dejó helada. Entiendo que por la zona, ese tipo de pensamientos es no sólo común sino prácticamente la norma, pero en adolescentes que apenas cruzaron la línea de la pubertad, me pareció sumamente triste.

Ahora bien ¿Por qué sólo me enfoco en las chicas? No voy a negar que yo también poseo prejuicios y machismos interiorizados, santa no soy, entonces, dentro de mi pensamiento, el consumo era algo mayoritariamente de los varones, sin embargo, la realidad me viene a abofetear, mostrándome que de hecho es todo lo contrario.

Toda esta preocupación acrecienta al saber que sus motivos son tan vacíos como el estilo de vida que llevan, fuman crack para bajar de peso, porque tiene efectos rápidos, pero no son capaces de medir el riesgo, es más, no es de su interés, fuman marihuana o consumen poppers porque “los relaja”, pero después no saben qué hacer con el síndrome de abstinencia o con “el bajón”, inhalan cocaína para “concentrarse”, sin notar en sí mismos que sus ojos se hunden, las mejillas se llenan de líneas de expresión y acné y sus movimientos faciales son cada vez más torpes y desorganizados.

Como profesional quiero salvarlos, a todos, pero me topo con el muro de la realidad, si el entorno no lo permite, la familia no colabora y las instituciones no actúan en consecuencia, estos jóvenes no sólo perderán su tiempo, su nivel académico y sus
posibilidades, sino la vida.

El desahogo de este artículo pretende ser un parteaguas en las acciones que se tomarán, ya se dio el primer paso, que fue reconocer en la población un desastre organizacional y cultural, queda seguir avanzando y salvar a los jóvenes que caen como moscas en la trampa de las arañas de adicción, solo me queda pedir a los padres no ignorar las señales, a otros maestros mirar a sus alumnos, no solo verlos y a la vida, darme la fuerza para apoyar en este camino a los que están aprendiendo a caminar y tropezando en un barranco.

Cierro mi artículo con la siguiente frase, que expone lo que viven los jóvenes y que también vivimos todos en general.

“Lo que para la araña es un día normal, es un desastre para la mosca.”

Hace más de 20 años, Bauman escribió su libro sobre la modernidad líquida, un estado social que se basa en un estado fluido y volátil, es decir, un estado social en el que constantemente buscamos la entropía, el caos de cambiar de una cosa a otra, enfatizando, que las relaciones pasan de ser algo que se cuida y protege, a algo que constantemente está cambiando, cambiamos de amigos, cambiamos de trabajos, cambiamos de pareja, cambiamos aquello que ya no nos gusta o funciona, pero ¿Es verdad eso?

En primera instancia, esta reflexión surgió de la observación que he estado haciendo a los alumnos los últimos meses, las acciones y decisiones que toman, una pareja en especial llamó mi atención, ya que, a pesar de tener 16 y 17 años respectivamente, actúan como una pareja casada de más de 40 años, pelean, se enojan, se gritan y vuelven a la normalidad. Si bien, en primera instancia, siguen el círculo vicioso que caracteriza a las relaciones violentas, destaca que son perfectamente consciente de ello, pero han generado en tan poco tiempo un apego enorme el uno al otro, que les hace mantenerse en esa relación, es decir, no están fluyendo bajo el estándar de cambiar algo cuando ya no funciona, no le dan liquidez a su relación.

Fue entonces que me puse a meditar sobre los referentes que tienen los jóvenes en la animación, si bien hay animaciones que siguen los clichés sociales y la idealización del amor romántico (que también es un punto peligroso que estaremos mencionando), hay otras que enseñan tanto lecciones valiosas, como hay otras que otorgan una perspectiva cruda y real que se puede llevar al análisis.

Steven Universe Future, capítulo “Juntos por siempre”, marzo de 2020, empecemos con este capítulo, para aquellos que vieron Steven Universe y su versión Future, todo es muy claro, para quienes no, básicamente la serie trata sobre un niño siendo criado por unas extraterrestres con formas semihumanas (las gemas de cristal), él es el heredero de una raza que buscaba conquistar planetas (si, parecido a Dragon Ball) y su mamá tuvo que abandonar su forma física para que él pudiera nacer, toda la primera serie aborda a este mundo, sus personajes, las luchas personales y la autosuperación, una serie muy dulce que trata sobre afrontar los problemas, perdonar y avanzar.

La segunda parte, nos habla del lado humano de Steven (ahora un adolescente de 16 años), sus traumas debido a ser forzado a madurar para compensar a cuidadores que no tenían las competencias necesarias para criar a una persona y el afrontar peleas a tan corta edad. El capítulo mencionado, abarca a un Steven preocupado porque su “amiga” Connie (ella si es humana), está decidiendo el rumbo que quiere darle a su vida, mientras él no sabe lo que debe hacer ahora, puesto que ya cumplió la misión más grande, generar paz entre la tierra y el planeta de las gemas, entonces ¿Qué se supone que haga ahora de su vida?, al observar a otras gemas, nota que todas hacen aquello para lo que tienen talento y las más felices bajo su perspectiva, son Rubí y Zafiro, dos gemas diferentes que al fusionarse crean a Garnet, una gema más grande que puede ver versiones del futuro, para Steven, al ser Garnet, son perfectas, entonces recuerda que él también puede fusionarse con Connie, creando un nuevo ente llamado Stevonnie, llegando a la conclusión de que podrían seguir los planes de Connie, pero con ellos fusionados en Stevonnie, así nunca tendrían que separarse, con esto en mente, genera una cita romántica e invita a Connie, le canta una canción (porque algo destacable de la serie es que casi cada capítulo tiene una escena musical) sobre no ser perfecto, pero desear ser perfecto con ella y le propone matrimonio.

Connie se niega porque son adolescentes y tiene que retirarse porque lleva un horario apretado, dejándonos en escena a un Steven avergonzado, frustrado y decepcionado, que posteriormente es abordado por Garnet que le explica una frase que a mi parecer es fundamental “Tu pareja es tu compañera no tu pieza faltante”, en ningún momento minimiza los sentimientos de Steven, pero tampoco aprueba su decisión, simplemente invita a la reflexión respecto a lo que se espera realmente de una pareja y lo que debemos esperar nosotros mismos en una pareja, acorde al tema, es una manera bastante gráfica y amena de dar a entender hasta dónde es sano el apego con la pareja y la importancia de la individualidad dentro de la misma, es decir, encontramos en este referente, que no necesitamos darle liquidez a la relación, sino sanar a partir de nosotros mismos para llevar a una relación funcional y saludable.

Punto negativo, al final de la serie, se muestra que Connie efectivamente es pareja de Steven y se apega a su horario mientras él busca su identidad viajando por el país, dando la idea de que es posible llevar una relación saludable, aunque se ha mostrado que no era el momento ideal para ello, pero bueno, si las costillas de cerdo fueran perfectas, no existirían los perros calientes (la serie no es perfecta, la perfección no existe).

Pasemos a otro ejemplo, South Park, año 2016, temporada 20, a partir del capítulo 3, para los que en algún momento de su vida han visto South Park, puede parecer contradictorio tomar ejemplos de la serie que es una parodia de absolutamente todo, sin embargo, todo lo que abarca la relación de Cartman y Heidy, es interesante de analizar respecto al tema del cual hablamos, primero un poco de contexto:

Cartman es la peor persona en su universo, racista, machista, narcisista y todos los ista que puedan pensar, por lo que, en el mencionado capítulo, se le culpa de haber realizado una acción que le arruinó la diversión a todos los niños de su edad (tienen 8 años, pero lenguaje de cualquier adolescente), entre sus amigos, lo llevan a una cabaña en el bosque y destruyen sus aparatos tecnológicos, dejándolo “totalmente incomunicado”, dando a entender que si no existes en redes, no existes en realidad, entonces Cartman comienza a vagar y en su camino se encuentra con Heidy, una chica dulce, vegana, amable y preocupada por el medio ambiente y la sociedad, en este capítulo se vuelven amigos y eventualmente, pareja, ahora, analicemos un poco.

Al inicio de su relación, Cartman cumple los caprichos y deseos de Heidy, camisetas en pareja, citas a donde ella quiere y “cambia” momentáneamente su personalidad a alguien más tranquilo, hasta que, avanzada un poco su relación, empieza a tener conductas agresivas, culpando de esto a la grasa en los alimentos que consume, especialmente pollo frito, Heidy trata de convencerlo de llevar una dieta vegana y podemos ver que invierte la situación, metiendo a Heidy en el mundo del consumo de comida rápida, tienen una discusión algo elevada, un “amigo” de Cartman convence a Heidy de romper y vemos el primer punto importante con respecto a este análisis, las amigas de Heidy se burlan de ella por haber estado con Cartman.

En una sociedad líquida, constantemente se escuchan frases como “amiga date cuenta” y ante el rompimiento, la frase “la amiga se dio cuenta”, sin embargo, se deja de lado la revictimización que esta burla (porque si, es una burla a fin de cuentas), genera a la persona, recordemos que revictimizar significa volver a hacer víctima a la víctima, lo cual va desde hacerle creer que aquello que vivió es su culpa, hasta decir que merece aquel evento de violencia vivido, teniendo esto en cuenta, ¿Qué pasa cuando se revictimiza a alguien que salió de una relación violenta como hizo Heidy?

Se abre la puerta para que esa persona dentro de su apego y las ideas de amor romántico (esparcidas principalmente por la compañía del ratón), piense que quizá, la única persona que puede entenderla, apoyarla y quererla, es aquella con la que estaba, en este caso Cartman, es entonces que Heidy, abnegada en que “no todo era malo” y “ustedes no lo conocen como yo” vuelve al círculo de violencia en la pareja, porque si, le genera dolor, pero también, pequeños momentos de felicidad que compensan ese dolor.

Es entonces que Heidy cambia, se vuelve una versión femenina de Cartman y participa activamente en el ciclo de violencia, hasta que lleva el quiebre en su relación, tras ser dejada de lado por sus amigas y notar cambios terribles en sí misma, decide decirle todo lo que siente a Cartman (apuntando con una pistola para darle mayor énfasis a sus argumentos), lo decepcionada que está de él, pero sobretodo de ella misma, por dejarse convertir en aquello que no era, él trata de manipularla amenazando con quitarse la vida y en un último acto de madurez, ella le dice que esa decisión no depende de ella, dejándolo solo.

¿Qué podemos tomar de esto? Aparte de la importancia de no perder la propia esencia al estar en pareja, resalta la realidad plasmada en la ficción, Heidy y Cartman no se diferencian mucho del ciclo de violencia que mencioné en los alumnos que observaba recientemente, ¿Cuál es la diferencia? en la serie, Heidy es escrita por adultos, que le dieron una epifanía y le otorgaron la fuerza para romper finalmente el ciclo de violencia que vivía y fomentaba, los adolescentes no han llegado a ese punto de reflexión, además, a Heidy se le exime de las consecuencias sociales del quiebre, nadie vuelve a tocar el punto y se deja a la deriva su vida posterior a ello, los adolescentes si tendrían que hacer frente a la realidad, día a día, volviendo a que un poco de dolor es tolerable, si hay pequeños momentos de felicidad.

Abordando estas dos parejas, la real y la ficticia, tenemos la respuesta a la sociedad líquida, la liquidez funciona, cuando no hay consecuencias que afrontar, puedo romper corazones a diestra y siniestra, porque no me va a pasar nada, además protejo el mío al no tener una relación formal, es decir, continúa la fluidez en la sociedad, hasta que nos topamos con que, a pesar de no tener una relación formal, se generan sentimientos reales, lo que nos lleva al último ejemplo en la animación.

Pasemos a una animación sumamente reciente y popular entre los jóvenes (al menos aquellos pertenecientes al sur de la Ciudad de México): Helluva Boss, capítulos “The full moon” y “Apology tour”, mayo y junio de 2024.

Para tener contexto de la serie, en este universo Vivienne Medrano (Vivziepop) comparte mediante youtube las desventuras de una empresa de demonios dedicada a realizar trabajo mercenarios en el mundo humano, a petición de los habitantes del infierno, el personaje principal y fundador de la empresa Blitzo (la “o” es muda) tiene un trato con Stolas, un príncipe del infierno que le presta su grimorio (su libro de hechizos pues) para que pueda viajar entre el infierno y la tierra, a cambio de tener un intercambio sexual cada luna llena.

Las cosas se complican, debido a dos factores, en primer lugar, Blitzo tiene filofobia (fobia a enamorarse), porque teme salir herido o no ser suficiente para su pareja y en segundo lugar, Stolas nunca ha tenido una relación real, lo casaron por un acuerdo entre su padre y los padres de su exesposa, incluso su primer amigo en la infancia (Blitzo por cierto) fue contratado por su padre, no porque quisiera ser amigo suyo.

Tenemos entonces a dos ¿personas? seres, inmaduros emocionalmente, con miedos e inseguridades, por su lado Stolas que no se siente atractivo porque nadie (ni su padre) lo ha querido y Blitzo que se siente inferior a todos, aún más a un príncipe como Stolas, por lo que asume que solo lo quiere usar para su beneficio y posteriormente dejarlo como basura.

Teniendo este contexto, nos topamos con que Stolas desea darle la libertad a Blitzo de estar o no estar con él, pero por su deseo, no por un acuerdo o intercambio de ganancias, lo que genera confusión en el otro y miedo a ser abandonado.

Nos topamos nuevamente con un ciclo de violencia, en este caso meramente emocional, ya que ambos tratan de protegerse confrontando al otro con sus errores y defectos, Blitzo no puede tomar en serio la declaración de Stolas porque hasta ahora solo lo ha tratado como juguete sexual y Stolas no puede creer que Blitzo se sienta inferior a él, porque siente que lo trata como un igual, aunque siempre se marcó la diferencia en su clase social.

¿Qué tiene que ver todo esto con el tema? Siguiendo la base de la sociedad líquida a Blitzo le debería resultar fácil dejar a Stolas y buscar otra pareja sexual, ya que obtuvo lo que necesitaba de él, sin embargo, se generó un apego entre ambos, una complicidad y sentimientos que interfieren en esto, ya que previamente (como se vio en Apology tour) no había tenido problema en saltar de una pareja a otra, pero en esta ocasión no era así, quizá por el tiempo de convivencia o por la libertad de no tener una etiqueta, pero finalmente, hay un apego que le impide actuar como siempre, dejar fluir esa relación.

En el caso de Stolas, volvemos a la revictimización social “amigo date cuenta”, en el segundo capítulo mencionado se le invita a la fiesta de ex’s de Blitzo, llamándolo “el más reciente” e incluso cantando una canción en la que le preguntan “¿le importabas?” a lo que contesta que no, tenemos un Stolas herido por su “ex pareja” y por la sociedad, que si bien, no lo culpa (culpan a Blitzo), le dan a entender que era de esperarse, lo que le sumerge en un estado de tristeza respecto al duelo por la pérdida de su relación con Blitzo.

Para concluir, en estos ejemplos vemos el reflejo de una sociedad que se aleja de la liquidez, pero tiene la necesidad de un desarrollo emocional con facilitadores sociales, es decir, necesitamos burlarnos menos y apoyar más, escuchar sin juzgar y otorgar salidas más allá de terminar una relación, empezando por la salud emocional del individuo para culminar en una salud emocional en la pareja, ¿Bauman estaba completamente equivocado? claro que no, la liquidez en la sociedad existe, pero el amor romántico, que nos genera ideas fantasiosas sobre amores eternos y perfectos, nubla nuestra vista sobre la realidad de las cosas, nos mantiene en ciclos de violencia en la pareja y nos lleva a justificar todo aquello que no debería justificarse, sin embargo, ver y analizar el contenido que se consumen y consumen especialmente los jóvenes, puede ayudar a entender, resignificar y generas nuevas y mejores maneras de apoyar a la salud emocional de nuestra sociedad, culmino este texto con una frase que significa mucho para mi y que trato de compartir constantemente con los jóvenes con los que tengo contacto:

“No deseo ser perfecto, no puedo serlo, solo quiero ser real y evolucionar”

Después de un tiempo sin escribir y con muchas vivencias experimentadas recientemente, considero importante hablar de algunos tópicos, coloco en primer lugar la prepotencia, porque ha sido frecuente, dentro de mi labor, escuchar una y otra y otra vez frases como: “el que paga manda”, “Por algo les pago”, “¿Si sabes quién es mi papá?” y “¿Tú qué piensas señorita?”.

Algunas resultan más ofensivas que las otras y debo admitir que en algún momento he usado una o varias de las mismas, sin embargo, no quita el hecho de que estas frases surgen como una manera de colocarse en un puesto moral, social o económico, más alto que la persona a la que se le está diciendo.

Acorde con Bonino (2010)*, estos micromachismos de crisis, buscan perpetuar un status quo, es decir, lograr que se mantenga la imposición social del hombre como la persona que genera el dinero y decide sobre el mismo, el cabecilla de familia y simplemente, el mandamás.

Recientemente, atendí una situación de un chico que golpeaba en los glúteos a sus compañeras, obviamente se llamó a los padres, nunca logramos que el hombre reconociera el mal que generaba su hijo y lo defendió a capa y espada, a mi de “señorita” no me bajó, aunque fui parte de las autoridades que les hicieron el llamado, porque también acudió la mamá, una mujer tan sobajada, que en ningún momento alzó la mirada y cuyos breves argumentos sirvieron únicamente para ser la burla del señor.

La prepotencia se ha mostrado para mí, como algo inherente al nivel económico, a mayor nivel económico, mayor prepotencia. Me gustaría decir que este tipo de acciones solo la llevan a cabo los varones, sin embargo, también lo he observado en mujeres, que curiosamente muestran una postura igual a la de los hombres que actúan de esta manera, tratando de intimidar y sobajar.

¿Qué tiene que ver esto con el mansplaining? En primer lugar, esta palabra, quizá difícil de pronunciar, se refiere a los hombres que tratan de explicar un tema a una mujer, aún si ella es la experta en el tema del que se está hablando, es un trend en tik tok y una triste realidad, ¿A qué viene en este momento? En la historia que contaba del papá prepotente, esto también se presentó, trató de hablarme de psicología, de pedagogía y culminó preguntando “¿Qué no la escuela es para eso? para que aprendan a comportarse”.

Después de respirar lo más profundo que me permitieron los pulmones y buscar apoyo en la directora sentada a mi lado, expliqué la diferencia entre la educación académica y la moral, el hombre no salió feliz y yo tampoco, pero esto me lleva a hacer un exhorto a los padres y madres de familia para que eduquen a sus hijos, buscando erradicar las malas crianzas que llevan a adultos sin integridad, prepotentes y con una expectativa de la realidad completamente alterada.

Desearía decir que todo esto se limita a los varones, pero en realidad este problema nos afecta a todos, chicas matándose de hambre para cumplir ideales irreales, agrediendo físicamente a los chicos porque “no pueden tocarlas”, agrediéndose entre ellas y chicos anhelando medir mucho más para tener una valía a nivel social, grupos enteros viviendo violencia en la pareja o ejerciéndola sin siquiera notarlo.

Poco a poco, se están sacando campañas, grupos de apoyo y diferentes conferencias y talleres orientados a sensibilizar y erradicar estos temas, ¿Funcionan? Aún no lo sé. pero al menos están empezando a identificar las cosas que ningún ser humano debe aceptar, falta ayudar a evitar la normalización y aprender a autogestionarse, todo a pequeños grandes pasos.

Desconozco lo que le espera a nuestros jóvenes, deseo logremos un futuro mejor para ellos.

*Bonino L. (2010)). Micromachismos -el poder masculino en la pareja “moderna”-, recuperado de: https://vocesdehombres.wordpress.com/wp-content/uploads/2008/07/micromachismos-el-poder-masculino-en-la-pareja-moderna.pdf

¿Sabían que el 2 de mayo es el día mundial contra el bullying?

La verdad yo recién me voy enterando, sin embargo, me parece una buena oportunidad para abordar el tema.

¿Qué podríamos considerar bullying? algunos autores consideran que son las agresiones físicas, verbales y emocionales entre pares, pero no se limita a eso, bullying podría considerarse incluso si es de un maestro a un alumno, de un alumno a un maestro, entre primos, entre hermanos, entonces ¿Cuál es el límite?

La frase “me hacen bullying” actualmente es demasiado usada y tan extensa que es difícil definirla y delimitarla, quizá no es necesario reducirla, sino afrontarla.

Es común molestarse entre sí para personas que conviven o se tienen mucha confianza, pero ¿Cuándo se cruza el límite? ¿Cuándo alguno se queja?

¿Qué pasa entonces con aquellos cuyo límite sobrepasa lo físico? ¿Se considera bullying hasta que alguno llora?

Mencionaba previamente que las personas consideran que a muchos “les falta maldad”, yo especificaba que más bien les falta “humanidad” sigo en la misma línea.

Desconozco si a la mayoría, pero al menos en mi caso, me llegaron a decir que si dejaba que me molestaran o me pegaran, en mi casa me iban a pegar el doble por dejada, eso claramente no me evitó ser molestada, al contrario, me acorraló en un mar de soledad entre me molestan en la escuela y no puedo hablar en casa.

Podría no parecer la gran cosa “pero creciste bien” me han dicho, pero es difícil evitar pensar el qué habría pasado de haber tenido apoyo.

Actualmente están de moda los multiversos, me pregunto si en otro universo hay una versión de mi que fue cambiada de escuela, o alguna a la que la directora defendió, incluso alguna que realmente pudo resolverlo con diálogo en lugar de terminar de cabeza en la basura, es un consuelo vacío.

Retomando la actualidad, la falta de respeto es algo del día a día, al trabajar en escuelas, estoy en contacto constante con el mundo actual de los jóvenes, recuerdo haber estado en secundaria y solo llamar “wey” a mi mejor amiga, ahora, desconozco el nombre de muchos alumnos porque todos son “wey”, los he escuchado insultarse, a sus mamás, a sus hermanas y por supuesto, los insultos machistas son un tema que abordaremos más adelante, pero el punto aquí es ¿Aún existe el respeto?

No lo creo, actualmente molestarse es la norma y la tranquilidad y amabilidad lo extraño, lo ajeno y despreciado. Igualmente podría no ser solo un problema actual, el bullying, las burlas y las humillaciones han existido desde que existe el ser humano, solo que ahora lo etiquetamos y cuál filósofos griegos hundidos en pobreza, solo meditamos al respecto.

Antes hablaba de la cultura de la agresión “entre más perras mejor”, entonces me pregunto ¿Qué tipo de jauría somos? en todos los ámbitos es fácil por no decir obligatorio, encontrar a personas pesadas, que se imponen mediante la agresividad pasiva o la agresividad totalmente agresiva.

¿A dónde nos llevará eso? Recién hablaba con un jóven y me decía que “la prepa es una jungla”, yo le contesté que la vida misma lo es, de cierto modo nos regimos por la ley del más fuerte, sea económica, física o socialmente.

Al hablar con este joven, me dijo que admitía nunca haber peleado, aún así sus compañeros le temían porque es más alto que el promedio, reconoció haber amenazado a uno o dos, llegamos a la conclusión de que era un caballero con armadura de aluminio.

Puede que los demás nunca descubran que este joven solo miente respecto a sus capacidades físicas, podríamos llevarnos una sorpresa y descubrir que de hecho tiene una habilidad natural para la pelea, pero ¿es necesario?

¿En qué momento involucionamos tanto como para necesitar ser fuertes para sobrevivir?

Quizá solo creímos haber evolucionado, después de todo, los gobiernos se siguen basando en el miedo, los fuertes dominan ante los débiles y tener más que otros es el único anhelo que rige a las personas.

Me recuerda a la película de “El hoyo”, especialmente con la frase “no hables con los de abajo, porque están abajo y no hables con los de arriba, porque no te escucharán porque tú estás abajo”, ¿Necesitará otra caída la sociedad?

¿O simplemente necesitamos conciencia social? Dejar de creer que el de abajo está peor y necesita ayuda y el de arriba no nos va a ayudar porque estamos abajo.

¿Cuándo podríamos considerar que estamos arriba? Probablemente solo me lo pregunto porque nunca he estado ahí, sería iluso esperar que todos estemos al mismo nivel, ya que siempre tendremos diferenciadores.

Pero me sigue pareciendo lógico esperar humanidad en las personas, aún si lleva demasiado tiempo conseguirla.

Las cosas van cambiando con los años, desde la manera en que nos comunicamos, el cómo escuchamos música, cómo aprendemos, de dónde obtenemos información, hasta el cómo vivimos la adolescencia.

Llevo unos años trabajando en el sector escolar, escuelas de paga, públicas, de pueblos y de la ciudad y algo que invariablemente se mantiene, es la depresión adolescente.

Podrían pensar (porque también lo he hecho) que los adolescentes hoy día no tienen de qué preocuparse, tienen el conocimiento del mundo prácticamente en la mano, los padres en la actualidad tienen una preocupación genuina por el cuidado de la salud (en algunos casos) y las escuelas ya no son centros de disciplina y aprendizaje, se han vuelto lugares de apoyo para los alumnos, entonces ¿Qué podría preocuparles?

No reniego de mi edad, soy una Millenial en toda regla, con bajo salario, preocupación excesiva por el futuro y expectativas de vida que lucho por cumplir, sin embargo, reconozco que las nuevas generaciones, entiéndase por chicos de 14 a 19 años, están sufriendo algo parecido y a la vez diferente a lo que sufrimos generaciones anteriores.

La nueva generación tiene todo, padres que se esfuerzan por darles educación, condiciones de vida favorables, acceso a servicios de salud mental, acceso al deporte y a la recreación. Aún así, están solos.

Me gusta comparar esas vidas tan “perfectas” con el libro “Un mundo feliz”, tenemos adolescentes que parecieran tenerlo todo, porque tienen lo que generaciones anteriores carecimos, a la vez, tenemos nuevas generaciones que se identifican con todo y con nada, que pueden hacer mil cosas y ni una sola les llena, tenemos a jóvenes con “buena salud mental” que en realidad no tienen ni oportunidad de decir que se sienten mal porque “tienen todo para estar bien”.

Recientemente, hablaba con una señorita, me dijo que las clases la aburrían, estar con su novio era una felicidad momentánea, pero estaba consciente de que no durarán toda la vida, sus padres le ofrecen ir al psicólogo, pero puede ir y simplemente negar que algo esté pasando, entonces sus padres volverían tranquilos al trabajo y ella pasaría cada tarde, después de la escuela, durmiendo.

Posterior a la envidia inicial que sentí por tener una vida tan tranquila, me dí cuenta que vive como un hamster, no tiene motivaciones, no tiene ambiciones y solo sigue una línea de puntos trazada por una generación anterior, va a estudiar, porque piensa que tiene que hacerlo, va a conseguir un trabajo, porque piensa que tiene que hacerlo, seguirá mintiendo a su psicólogo, porque piensa que tiene que hacerlo, me pregunto entonces ¿En qué momento va a vivir realmente?

Mencionaba el libro de “Un mundo feliz” porque pareciera que parte de la nueva generación está llegando a eso, un mundo que no les preocupa realmente, porque no lo conocen, consumo de drogas para sentir algo momentáneo y emoción por explorar lo desconocido. Podría compararlo a los punks surgidos debido al hartazgo de la vida conservadora y pacífica, sin embargo, les falta motivación.

Tenemos a una generación pegada al celular, al grado de no hablar con su “crush” más que por mensaje, debido a que es más fácil enfrentar una realidad virtual que vivir la verdadera, ¿Qué pasará con nuestros jóvenes?

Honestamente, no tengo idea, viven una depresión digital, en la que sus vidas solo son imágenes, frases, música y bromas vacías que carecen de personalidad, porque es más fácil copiarla que desarrollarla, es más fácil odiar que desarrollar una pasión.

Tenemos a los jóvenes que tienen todo, pero no tienen nada, que podrían hacer todo, pero terminan sin hacer nada, simplemente viviendo el día a día como plantas, esperando ser regados y que el caprichoso destino los lleve a donde deberán estar.

No generalizo, claro, pero de 83 alumnos, al menos 46 he visto de esa manera, más de la mitad.

¿Quitarles el celular solucionaría el problema? Lo dudo, a lo mucho les causaría síndrome de abstinencia.

¿Darles charlas motivacionales? Para nada, sus oídos parecen pegados a los audífonos, así no les entusiasme la música que escuchan.

¿Plantear nuevas metas de vida? No tendrían sentido a menos que surjan de ellos mismos.

Nos enfrentamos a una generación que no necesita nada, nada más que realidad, escuchar a sus padres, a sus maestros, a alguien que genuinamente se interese en quiénes son y qué quieren, solo así podremos darles lo que realmente necesitan a la generación que parece tenerlo todo.

Al estar vagando en redes sociales, llamó mi atención una constante en las publicaciones, chicos “en modo guerra” y chicas “más perras que bonitas”, en un inicio pensé que era de esas tendencias semanales o mensuales, como ponerse cosas raras en la cabeza, sin embargo, fue notorio el hecho de que esto lleva demasiado tiempo, la primer expresión no la había escuchado previamente, pero la segunda, la escuchaba desde que yo misma estaba estudiando.

Es difícil no verlo como un problema social, porque si bien, son frases que pueden “ayudar” a darle seguridad a todo tipo de jóvenes, no es más que fomentar una cultura de agresividad y menosprecio, podría verse desde la perspectiva de género, como una perpetuación de la hegemonía masculina, que en cristiano, se refiere a lo que se espera de hombres, mujeres y su interacción entre ellos y con su congéneres, ahora con términos y etiquetas cada vez más complejos y con un uso cotidiano del inglés.

Recién me aparecieron publicaciones explicando a las “pick me girls” y a los “simp” sin embargo, a mi quizá pobre entendimiento del mundo actual, no son ni más ni menos que chicos y chicas que siguen perpetuando estereotipos, chicas que quieren ser diferentes porque ser parte de un grupo es malo y chicos que quieren demostrar ser “el único que vale la pena”, refiriendo finalmente a lo mismo.

Es curioso que estas acciones, orientadas a mostrarse como alguien único, o de “mayor valor que otros” sea nada más y menos que la necesidad humana de querer ser especial, como menciona Alba Ferreté (2022), ya que hay muchos motivos para tener esta necesidad, principalmente en las nuevas generaciones que se rigen por las redes sociales y cuyo único medio para obtener estímulo es ser conocido y reconocido.

Volviendo a la idea original, es hasta risible, el hecho de que las nuevas generaciones sigan perpetuando las diferencias de género que se marcaron desde hace décadas, mostrando a hombres que exigen tener parejas menos superficiales, pero buscan parejas que cumplan con sus expectativas superficiales, a su vez, perpetuando la idea de que ellos “deben conquistar” y cuando no lo logran, son “soldados caídos”.

Deseando que todo esto solo sean bromas, pero encontrando que son tristemente la realidad de muchos, se siguen perpetuando roles establecidos y planteados en categorías (Bonino, L. (2002). Masculinidad hegemónica e identidad masculina. Dossiers Feministes. 6, 8-35.) que resaltan la rudeza, dureza y el dominio como características deseables en un hombre, a pesar de ser precisamente estas características las que vuelven difícil establecer relaciones con personas del género opuesto y entre miembros del mismo.

Podríamos hablar de hegemonía masculina como un problema social por horas, planteando los peligros que supone para mantener relaciones sanas, los problemas emocionales que genera en los hombres, al verse obligados a cumplir con el rol impuesto o incluso los problemas que enfrentan quienes no cumplen con estas características, ya sea porque pertenecen al colectivo LGBT, muestran características establecidas como “femeninas” o simplemente son seres individuales con gustos e intereses variados, pero que desde esta perspectiva son vistos como “los otros”, sin embargo, más allá de buscar criticar a un género, es una crítica a la perspectiva actual del mundo: “Sé cruel, sé fuerte, aplasta y no te dejes aplastar”.

Para muchos podría sonar exagerado, sin embargo, basta con dar una vuelta a las tendencias musicales, a creadores de contenido y a publicaciones variadas (en formato vídeo o memes) para notar esto.

Es tendencia en redes sociales como Tiktok, exhibir a ex parejas, ex amigos y cualquier tipo de ex, narrando historias en las que el protagonista una de dos, fue víctima de una persona sin escrúpulos que abusó de ella y por ello merece el odio de los seguidores o “realizó una venganza”, normalmente demasiado planeada para exponer o humillar al otro, recibiendo apoyo por parte de los seguidos porque “se lo merecía”.

No hablo desde una moralidad superior, porque definitivamente no la poseo, me encanta el chisme y por ello es que hablo de este tipo de cosas, sin embargo, me mantengo en mi postura de pensar que actualmente hace falta más bondad.

Hace falta aclarar que con bondad, no me refiero a dejarse hacer de todos y aceptar lo malo de todo el mundo, me refiero a fomentar una cultura real de apoyo y tolerancia, actualmente, muchas personas ya no necesitan entrar a un clóset, pueden hablar de cualquier tipo de preferencias que tengan, ahora, esperemos se tenga una tolerancia y apertura para aceptar preferencias no sólo en lo sexo-afectivo, sino en lo individual-social, alejarse de la idea de aplastar o ser aplastado y generar una cultura de apoyo.

Sigue siendo una utopía, que no se refiere a que todos sean felices, sino, a dejar de ser tan crueles entre todos, es difícil y quizá suene imposible, sin embargo, veo en las futuras generaciones, no solo la facilidad para perpetuar estereotipos y roles de género impuestos desde la época de sus tatarabuelos, sino también, a una generación, que con conocimiento y apoyo, podrá poco a poco combatir la hegemonía masculina, que dificulta cada vez más, ser hombre o mujer, en una sociedad machista como la mexicana y la de culturas que se expanden cada vez más por el mundo (japonesa, coreana, americana, etc.).

Cierro este espacio y la breve reflexion, invitando a todos a salir “del modo guerra” y entrar en un modo de supervivencia, en el que acepten situaciones vivida como aprendizaje de lo que deben o no deben hacer, para superarse como personas, por sí mismos y no por demostrar algo a otros y a dejar de ser “más perras que bonitas” y comenzar a ser más humanas y preparadas, aceptar errores, buscar la igualdad en lugar de la superioridad entre pares y crear espacios seguros para quien los requiera, sea hombre, mujer, no binario o simplemente, humano, sin caer en categorías, etiquetas y buscando dar voz a todo el que requiera hablar.

Todos queremos ser escuchados, solo falta quien nos quiera oír.

Como alguien que empezó a trabajar alrededor del 2019, nunca pensé hablar de esto tan rápido, siempre había creído que este tipo de problemas pertenecía a mujeres y hombres de alrededor de 40 años, con dos o tres maestrías y al menos unos 15 años de experiencia, esto quizá solo tiene sentido leyendo el título, así que permítanme explicar a qué me refiero.

La sobrecualificación es descrita de acuerdo a la RAE como “una persona cuyo conocimiento o experiencia excede los requeridos para un puesto o trabajo”, con esto en mente, se refuerza la idea que tenía sobre a qué tipo de personas se referían, sin embargo, no todo es lo que parece.

Puedo imaginar a personas de mi generación negando esto, diciendo que en realidad hay buenas oportunidades actualmente, la mayoría de ellos están cumpliendo 3, 4 o incluso 5 años en su trabajo, empezaron con puestos bajos y han ido subiendo o incluso fueron colocados en puestos altos por tener “conectes”, ahora pregunto ¿Cuántos realmente han tenido que buscar trabajo últimamente?

No me dejarán mentir, quienes han buscado desde hace un año y en la actualidad, se han y nos hemos enfrentado al comentario de “Me gusta mucho tu perfil, pero considero que para este puesto estás sobrecualificado” o caso contrario “Tienes mucha experiencia, pero queremos a alguien con más estudios” incluso “Tu nivel de estudios nos impresiona, pero necesitamos a alguien con experiencia real”.

He visto a maestrantes aceptar trabajos como prefectos en escuelas, ganando a lo sumo 7000 pesos mexicanos, que en dólares serían 419 al mes, lo convertiría a más tipos de moneda, pero con esto se pueden dar una idea. Por otro lado, he visto personas con secundaria, ganando los mismos 7000 o hasta 2000 pesos más, muchos dirán “Depende del trabajo” o “Es porque no saben buscar”, sin embargo, ha sido una constante que he observado.

Las generaciones anteriores se ponen un poco más rudas, he escuchado comentarios de boomers y de la generación X, acerca de que los millennials y la generación Z queremos todo regalado, que no sabemos esforzarnos y saliendo de la carrera queremos ganar millones, pero lograr un puesto alto, conlleva esfuerzo, aceptar iniciar desde abajo y decirle que si a todo.

Les pregunto ¿Es cierto que debemos aceptar y decir que si a todo? Mi primer trabajo, en el 2019 era un turno de 10 horas, tenía media hora de comida y ganaba 1000 pesos mexicanos a la semana, es decir 4000 al mes, podría decir que estaba bien, porque con ello adquirí experiencia, se atravesó la pandemia y comencé a trabajar desde casa, entonces no gastaba en pasajes y hay personas que sobreviven ganando esos mismos 4000, claro con uno, dos o hasta 3 trabajos extra, desconozco de dónde obtienen tantas horas al día, pero sé de buena fuente que muchos casi no duermen.

En ese entonces, en cada oferta de trabajo veía que solicitaban mínimo titulo y cedula, mínimo uno o dos años de experiencia, mínimo inglés básico y mínimo, conocimiento básico de excel, hasta aquí todo me parecía lógico, en la mayoría me rechazaban por falta de experiencia, por estar en proceso de obtener el título o ambos, comparándolo con la actualidad, el requerimiento cambió, ahora piden pasantes, en muchos casos incluso estudiantes de los últimos semestres, ahora ofrecen de 3000 a 4000 o “Apoyo para comidas y transporte” o sea, piden mano de obra barata, pero con conocimiento de licenciatura.

Para trabajos que son completamente honrados, pero requieren más conocimiento práctico que teórico piden justamente eso, experiencia, porque con ella han adquirido las habilidades necesarias para llevarlo a cabo, entonces el mundo laboral parece dividirse en dos:

Por un lado, los licenciados que tienen que iniciar con sueldos bajísimos, trabajos de medio tiempo o aceptando condiciones menos que deplorables. Y por el otro, los trabajadores que iniciaron en el mundo laboral muy jóvenes, por diferentes factores claro, pero que cuentan únicamente con certificado de secundaria y/o preparatoria, han adquirido mayor experiencia, llevan más tiempo trabajando y pueden aspirar a mejores puestos, pero únicamente en el sector en el que adquirieron la experiencia.

Parece equilibrado, sin embargo, sigue siendo irreal, podrían pensar que me estoy contradiciendo, pero les hago la invitación a ver en las diferentes plataformas de empleo y encontrarán que en cada uno,  se está sobrecualificado a pesar de llevar poco tiempo trabajando, o puedes ser de inmediato descalificado como postulante, porque tu grado de estudios es muy bajo, muy alto, la carrera tiene demasiados egresados, es desconocida, la escuela tiene renombre, entonces deberías buscar algo mejor o es completamente desconocida, entonces probablemente sea falsa.

Parece ser entonces que si tienes carrera, debes buscar algo bueno, pero no demasiado, si tienes experiencia, debes adquirir más, pero no te van a aceptar en puestos “bajos” porque ya tienes experiencia, ni en puestos “altos” porque te falta experiencia, soñar con trabajos cuyo pago roce los 20000 es ahora impensable, a menos que tengas conocidos, claro, pero a la antigua, a la manera que lo hicieron los boomers, ya no es posible.

¿Qué queda por hacer ahora? Con pensamiento pesimista, diría que nada, aguantar trabajos donde “se nos ha aceptado”, a pesar de que se sobreexplota a los trabajadores hasta que uno de los dos se canse del otro, probablemente primero el trabajador o, con pensamiento positivo, esperar mejores oportunidades y exigir un salario digno acorde a tu nivel educativo y experiencia, así tardes más tiempo, pero ¿Quién se preocupa por los gastos? Solo el que los tiene.

Finalmente con un pensamiento realista y ligeramente negativo, trabajar duro, aceptar trabajos solo si te es funcional acorde a lo que quieres, obtener la mayor experiencia posible, conocer gente, ahorrar lo más que se pueda, desde el kinder de preferencia y emprender, tener siempre un sustento extra que te ayude con los gastos que implica hacerse un espacio en el mundo laboral.

Ningún trabajo es más o menos valioso, ¿Por qué entonces nos valúan conforme al salario que ganamos y el tipo de trabajo que realizamos?

Cerrando con esta pregunta, añado, el sector educativo y de salud, merecen una mayor paga, salvan vidas y dan oportunidad a los próximos adultos de tener mejores condiciones, espero pronto nos armemos de valor para exigir con fuerza lo que los trabajadores en México y en muchos países, merecen, un salario digno, que las empresas dejen de buscar cómo evadir otorgar prestaciones de ley y más adelante hablaremos del nepotismo, problema que también atañe a todo trabajador.

Sin más, les deseo éxito y estabilidad laboral.